La negación del debate es una de las características del debate español, sobre todo en algunos temas punzantes. Y si el tema es el islam, se practica la muerte del mensajero. Digan ustedes algo crítico sobre inmigración, y pedirán perdón por no ser racistas. Escriban un artículo crítico sobre islamismo, y alguien estará levantando el dedo acusador de la islamofobia. Y por supuesto existen ambas lacras, pero ni todos los críticos las practican ni todos los acusadores están libres de culpa. El caso de la islamofobia es de manual. Siempre que alzamos la voz contra musulmanes que defienden ideas intolerantes, el ejército de guardianes de la corrección política levanta su dedo inquisitorial y señala el estigma del mal. La cuestión no es debatir sobre la ideología que usa el nombre del islam para vender ideas totalitarias, sino negar que existe esa posibilidad. Veamos el ejemplo que motiva este artículo. Hace días Abdennur Prado hirió en lo más profundo a la sociedad española cuando, en un artículo delirante contra la intervención en Libia, escribió: “Tendrán su 11-M”. Después aseguró a Josep Cuní que ni el 11-S ni el 11-M era obra de islamistas y finalmente dijo que todo ello lo decía porque era un pacifista, un demócrata y no sé si una hermanita de la caridad. La polémica fue agria, no en vano la maldad de usar el recuerdo del 11-M es indefendible desde cualquier punto de vista.
Pero por si no queríamos caldo, la misma web que publicó el artículo presenta un manifiesto a favor de Abdennur que es paradigma de la trampa dialéctica. El título ya es un poema: “Contra la religión de la islamofobia: en defensa de Abdennur Prado y contra la persecución mediática de los musulmanes”. Y continúa: “periodismo de carnaza que difunde el odio irracional a los musulmanes”, “neorracismo”, “secta de la islamofobia”… Es decir, que el tal Abdennur es un libertador y el resto somos malvados intolerantes que comemos musulmanes para desayunar. Pues ¿saben qué? Estoy harta de estos inquisidores que se otorgan la representación de todo el islam, niegan el debate, se permiten ser incendiarios y después hacerse las víctimas. No nos vengan con patrañas. No representan a todos los musulmanes. Una cosa es Dios y otra el uso de Dios para defender ideologías totalitarias. Una cosa es el islam y otra su uso para contaminar cerebros y minimizar extremismos. ¿O no es islam cada víctima musulmana oprimida, esclavizada, denigrada en nombre de ideologías fanáticas y cuya tragedia algunos denunciamos con ahínco? Basta ya de mentiras. La islamofobia existe, pero quizás está dentro de ustedes, gentes que lo meten todo en el mismo saco y no entienden que para defender a los musulmanes hay que atacar frontalmente la ideología fundamentalista que intenta secuestrar su nombre, su tradición y su Dios. ¿Islamófobos? Aplíquense el cuento.
Fuente: La Vanguardia- España
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