domingo, 17 de abril de 2011

UNA MUERTE EN GAZA

La ingenuidad política no es un crimen, al menos no en Occidente. Pero el italiano Vittorio Arrigoni, activista de 36 años de edad, pro-palestino, no estaba en Occidente cuando fue secuestrado por una rama de Al Qaeda y estrangulado con un cable de plástico. El estaba en la Franja de Gaza, donde furias terroristas no hacen excepciones con compañeros de viaje de occidentales.
Arrigoni, quien hacía envíos desde la Franja para un diario de izquierda italiano y un blog llamado "Radio Guerrilla", era miembro del Movimiento de Solidaridad Internacional (ISM), un grupo que está en el negocio de transportar a simpatizantes occidentales a los territorios palestinos para denunciar a Israel. Su muerte llegó como una "sorpresa total" para la líder de ISM Huweida Arraf, quien añadió que ella "no creía que hubiera siquiera un 1% de probabilidades que lo mataran". Sus secuestradores claramente pensaban en forma diferente, diciendo en un videoclip que "El rehén italiano entró en nuestra tierra sólo para difundir corrupción."
Hamas, que controla la Franja, se apresuró a denunciar el asesinato de Arrigoni, insistiendo en que "no refleja los valores, la moral y costumbres" de la población de Gaza, según el portavoz Ehab al-Ghussein. Eso es rico viniendo de un grupo que ha producido decenas de atentados suicidas y disparado miles de cohetes no guiados a objetivos civiles israelíes. La semana pasada, el ala paramilitar de Hamas asumió la responsabilidad por el disparo de un misil antitanque guiado a un autobús escolar israelí amarillo. Un adolescente resultó gravemente herido; fue sólo buena suerte que el autobús estuviera cerca del final de su ruta y haya bajado a la mayoría de sus jóvenes pasajeros.
Arrigoni no estaba en Gaza para protestar contra tales desmanes, un acto que habría exigido algo más que la rígida corrección política que pasa como valor en los círculos radicales. Sin embargo, su asesinato sigue siendo una atrocidad de todos modos, así como una lección, tal vez, de los peligros de confundir a matones terroristas con luchadores por la libertad.

Fuente: The Wall Stret Journal- Esta nota fue traducida por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba

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