lunes, 13 de febrero de 2012

Kuwait acude a las urnas bajo la sombra de la Primavera Árabe


ESCRITO POR PLÀCIDGARCIA-PLANAS | KUWAIT ENVIADO ESPECIAL DE LA VANGUARDIA.CATALUNYA. ESPAÑA 0 COMENTARIOS
¿El objetivo final es más democracia o sólo un reparto más equitativo de los Porsche?

Hay primaveras con plazas que revientan. Hay primaveras a golpes de misil. Y las hay que exigen prescindir por un día de zapatos manufacturados en Milán.

Hace unos meses, un tuitero kuwaití recomendó a sus amigos "no ponerse zapatos de Prada para protestar, calzar algo más práctico". Y así, en plan práctico, los manifestantes acabaron en noviembre por asaltar el Parlamento –rompieron un par de sillas– y el emir acabó por convocar elecciones anticipadas: Kuwait acude hoy a las urnas después de tres meses de vértigo y con un cierto halo de primavera árabe. La primavera kuwaití, en todo caso, está perfumada de crudo: muchos manifestantes van en Porsche. "No se trata de dinero, no se trata de petróleo, se trata de democracia real", dicen.

Kuwait es un emirato con mucho Porsche y poco ángel. No tiene charme. No tiene el Ferrari World, el Louvre o el Guggenheim de Abu Dabi. Ni ha levantado rascacielos de un kilómetro de altura ni pistas de esquí como Dubái. No ha inventado Al Yazira ni estampado su nombre en la camiseta del Barça como Qatar. Pero tiene algo que las demás monarquías Shell no poseen: unos niveles de libertad política y expresión muy poco habituales en Oriente Medio y en el Golfo en concreto.

Kuwait no es Dubái, donde el emir se levanta una mañana, imagina un archipiélago-urbanización en forma de palmera y lo manda construir. En Kuwait se vota y se elige un Parlamento que, con todas sus limitaciones, equilibra muchas cosas. Aquí, la oposición puede criticar a la familia real, insultarla incluso.

En Kuwait no hay partidos políticos, los candidatos son independientes. Se agrupan por sensibilidades: islamistas, liberales e independientes más o menos opositores, con una voluntad democrática más o menos intensa.

La campaña pasa por dos lugares con mucho té: las jaimas electorales, iluminadas con lámparas de araña, y las acogedoras dewaniyasde discusión. Y el pulso político pasa por la legalización de los partidos políticos, que el Gobierno sea elegido por el Parlamento –ahora lo elige el emir– y acabar con la corrupción, grande como las refinerías.

"La revolución no se nutre tanto de la injusticia como de la percepción de injusticia", afirma en una mullida dewaniyael profesor Ahmad al Bustan.

"Hay que ir muy poco a poco. No olvide que dos de cada tres habitantes de Kuwait no son kuwaitíes", dice en su envelatla candidata SaluaAbdulah al Yasar, una de las cuatro primeras mujeres elegidas diputadas en toda la historia del emirato de Kuwait.

Más duro es Abdulrahman al Anyari, uno de los líderes opositores, que defiende el asalto al Parlamento –"no hay que exagerarlo"– y reclama una nueva Constitución, porque "la situación política de Kuwait es caótica".

En ningún programa de ningún candidato hay una sola línea sobre política exterior. Pero los demás oleoductos coronados del Golfo –donde las elecciones son un puro divertimento, casi para jugar, o son un puro sueño– observan a Kuwait con mucha atención. "No podemos cambiar la geografía –dice Al Anyari–. Este país está donde está y tiene el tamaño que tiene, el mismo que Kentucky".

Preso del estrecho de Ormuz y de sus propios estrechos, Kuwait seguirá en zona de turbulencias: en seis años han tenido cuatro elecciones y ocho gobiernos, con repartos de billetes entre la población cuando empezó lo de Tahrir. Al no haber partidos políticos, al ser todos los diputados independientes, es difícil saber quién ganará. Lo único claro es que el próximo Parlamento estará tan o más dividido que el anterior. Y que seguirá el pulso entre la oposición y los inmovilistas, con divisiones añadidas de suníes y chiíes, y entre tribus que, cabreadas unas con otras, se queman de vez en cuando las jaimas electorales. Ayer por la noche, cientos de manifestantes se enfrentaron con agentes de la seguridad tras irrumpir en el edificio de un canal de televisión donde se celebraba un debate entre dos candidatos.

¿Se trata de llegar a la democracia real con la que sueña el tuitero de los zapatos Prada o sólo de un reparto más equitativo de los Porsche?

http://www.lavanguardia.com/internacional/20120202/54248256640/kuwait-urnas-primavera-arabe.html-Noti Olei

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