lunes, 17 de septiembre de 2012

Terrorismo y Condición de Estado palestino

Por Alan M. Dershowitz-cidipal 11 de septiembre, 2012 http://gatestoneinstitute.org/3342/terrorism-palestinian-statehood Cuando la Autoridad Palestina sigue buscando el reconocimiento de las Naciones Unidas como un "estado", el mundo debería considerar las implicaciones. Si, ahora, la ONU reconoce a Palestina como Estado, sin requerir de sus líderes que negocien un acuerdo de paz con Israel, enviaría un claro mensaje a otros grupos que buscan reconocimiento y condición de Estado: el terrorismo ganará la simpatía del mundo y seguirá su camino. El terrorismo palestino tiene un pedigrí de décadas, anterior a la condición de nación de Israel. En 1929, Haj Amin al Husseini, el Gran Mufti de Jerusalén y líder oficial del pueblo palestino - ordenó a sus seguidores asesinar a cientos de ancianos judíos en Hebrón y otras ciudades y pueblos donde judíos habían vivido durante milenios. Durante la Segunda Guerra Mundial, Husseini se trasladó a Berlín donde se entrevistó con Adolf Hitler y Adolf Eichmann. En el juicio de Eichmann por crímenes de guerra (1961) se supo que Husseini impidió, en persona, que cerca de 1.000 niños judíos húngaros fueran enviados a países neutrales. En cambio, insistió en que fueran enviados a Auschwitz, donde fueron asesinados. En 1948, los palestinos se negaron a aceptar el compromiso de solución de dos estados propuesto por la ONU y, en cambio, se involucraron en la guerra genocida de los estados árabes, en la que murió el 1% de la población de Israel, incluyendo muchos civiles. En 1968, un palestino nacido en Jordania, Sirhan Sirhan, educado para odiar todo lo relacionado con los judíos o con Israel, asesinó al Senador por Nueva York y candidato presidencial Robert Kennedy. Cinco años más tarde, el jefe de la Organización para la Liberación de Palestina, Yasser Arafat, dispuso secuestrar a tres diplomáticos estadounidenses y ofreció cambiarlos por el asesino de Kennedy. Cuando EE.UU. se negó a liberar a Sirhan, Arafat ordenó, en persona, la tortura y asesinato de los estadounidenses. En 1972, Arafat ordenó el ataque terrorista en los Juegos Olímpicos, en el que varios atletas y entrenadores israelíes fueron asesinados. Siguieron décadas de secuestros de aviones, bombardeos de sinagogas y otras embestidas que atrajeron la atención del mundo. Estos ataques continúan. El más reciente fue el asesinato, esta semana, de soldados egipcios cerca de la frontera con Israel, al parecer llevado a cabo con la complicidad de los terroristas palestinos de Gaza. En lugar de condenar la omnipresente violencia, la ONU hizo todo lo posible para premiarla, incluyendo dedicar agencias especiales, completas, a los palestinos y a su causa. Al mismo tiempo, la ONU y la comunidad internacional dio la espalda a los tibetanos, kurdos y otros grupos, sin estados propios, que no utilizaron el terrorismo como su principal medio de lograr el reconocimiento y la condición de Estado. Los argumentos para la condición de Estado palestino son mucho más débiles, porque a los palestinos se les ofreció, en numerosas ocasiones, la condición de Estado ( 1938, 1948, 2001 y 2007). En cada oportunidad, el liderazgo palestino rechazó la oferta eligiendo, en cambio, la pistola y la bomba. A pesar de esta sórdida historia, la Asamblea General de la ONU - que incluye decenas de Estados que no reconocen a Israel - es probable que este otoño vote, por primera vez, a favor de la condición de Estado palestino. Estoy a favor de la creación de un Estado palestino, pero sólo si el liderazgo palestino lo negocia con Israel y rechaza el terrorismo. El gobierno de Israel ofreció iniciar negociaciones, prometiendo generosas propuestas sin ninguna condición previa. Los palestinos siguen rechazando esas ofertas de una solución negociada de dos estados - la Autoridad Palestina prefiere la acción unilateral a través de la ONU y Hamas prefiere el terrorismo. Estoy a favor de un Estado palestino, no tanto porque los palestinos se hayan ganado ese derecho a través de sus acciones y de su historia, sino porque Israel se beneficiará al poner fin a los asentamientos civiles en la Margen Occidental y permitir que, los palestinos, controlen su propio destino. Si los palestinos aceptaran la propuesta "tierra por paz", del tipo largamente ofrecido por Israel, el mundo vería que el conflicto fue siempre más sobre compromisos territoriales y la aceptación de Israel, que sobre derechos humanos. Otra razón importante para exigirles a los líderes palestinos negociar y comprometerse, como condición para la condición de Estado – cosa que los israelíes hicieron cuando aceptaron el Plan de Partición para Palestina de la ONU, 1947 - se debe a la experiencia con Gaza. Israel se retiró unilateralmente de Gaza en 2005 sin un acuerdo o convenio. Dejó atrás cultivos y otros equipamientos, con la esperanza que, los palestinos, utilizarían su nueva autonomía para construir una patria próspera que podría vivir, lado a lado, en paz con Israel. En cambio, Hamas aprovechó esta autonomía para llevar a cabo un violento golpe de estado, seguido por repetidos ataques con cohetes contra civiles israelíes. Existen todas las razones para temer que tal violencia destructiva se repetiría si a los palestinos se les otorgara la condición de estado sin negociar un acuerdo de paz con Israel. Si la ONU premiara esa pésima historia de violencia y terrorismo, alentaría a otros grupos a seguir el "camino palestino" hacia la condición de Estado. El resultado final sería más violencia y terrorismo en el mundo.