¿PUEDE UNA INNOVACIÓN ISRAELÍ PONER FIN AL HAMBRE DEL MUNDO?
Entre un tercio y la mitad de los alimentos cultivados hoy nunca llegan al mercado. Buena parte de la producción se “pierde” por deterioro y enfermedad, debido, en buena parte, al transporte, almacenamiento y otros temas de logística. Como resultado, cientos de millones de personas tienen hambre, pero no tendrían que tenerlo, gracias a un invento israelí de Pimi Agro. Aplicando una fórmula basada en peróxido hidrógeno- “con pocos aditivos claves”, dijo Nimrod Ben-Yehuda, CTO y co-fundador de Pimi- las frutas y vegetales permanecen frescos y viables, hasta 10 semanas, recortando las pérdidas, de manera significativa, debido a la putrefacción y el deterioro durante el proceso de transporte.
Esos fueron persuasivos para, nada menos, que Wal-Mart y SunPacific- uno de los mayores retailers de América, y el otro, el mayor expendedor de cítricos- para realizar pruebas de campo a gran escala de la tecnología de Pimi, para utilizarlas de manera diaria, dijo Ben-Yehuda. “Hablamos con Wal-Mart sobre cómo comercializar la producción tratada con nuestros productos. Esos no son necesariamente orgánicos, sino más saludables que los productos comunes; además de tener una vida útil mucho mayor, porque los agricultores puedan recortar, de manera significativa, el uso de fungicidas”.
Estas tecnologías podrían hacer gran mella en el hambre mundial. En los próximos meses, Pimi planea presentar esos inventos ante Naciones Unidas y otras instituciones internacionales. ”Para lugares como India, China y África, esta opción resulta grandiosa, en especial porque los sistemas de transporte en esas zonas son lentos y cuesta encontrar refrigeración”, dijo Ben Yehuda. “Se puede caminar de una punta a la otra de India, durante un periodo de 10 semanas, y los vegetales y frutas que llevas estarán, todo el tiempo, frescas”.
Suena como un reclamo fantástico y, una vez que Pimi pueda demostrar, a través de exhaustivos estudios científicos que la compañía realizó durante la última década- estudios que fueron suficientemente persuasivos, para las autoridades de agricultura y alimentos en todo el mundo, incluyendo EEUU, Reino Unido, Alemania, Australia, China y, muchos otros, se aprobarán los métodos, en su totalidad naturales y con cero químicos de preservación de alimentos.
Esos fueron persuasivos para, nada menos, que Wal-Mart y SunPacific- uno de los mayores retailers de América, y el otro, el mayor expendedor de cítricos- para realizar pruebas de campo a gran escala de la tecnología de Pimi, para utilizarlas de manera diaria, dijo Ben-Yehuda. “Hablamos con Wal-Mart sobre cómo comercializar la producción tratada con nuestros productos. Esos no son necesariamente orgánicos, sino más saludables que los productos comunes; además de tener una vida útil mucho mayor, porque los agricultores puedan recortar, de manera significativa, el uso de fungicidas”.
Los fungicidas no estuvieron bajo el radar de los consumidores tanto como los pesticidas, y en tanto que los mercados de producción orgánica enfatizan sobre el uso de pesticidas no-químicos y amigables al medio, muchos se basan en ingredientes naturales, conocidos para disuadir a los insectos en cultivos específicos, no mencionan a los fungicidas, aplicados para productos, previos y posteriores, a las cosechas para evitar que los hongos invadan la producción.
Hay una razón para ese silencio: se sabe que la mayoría de los fungicidas comerciales, incluso aquellos certificados como “orgánicos”, están basados en cobre bajo la forma del spray de sulfato de cobre y de cloro. Los fungicidas son esenciales para el negocio de los productos. Con gran parte de la producción mundial transportada en camiones y trenes- sin refrigeración en muchos lugares- las frutas y vegetales, con bastante probabilidad, sucumbirán al deterioro y a los hongos que prosperan en calurosas condiciones de almacenamiento.
De acuerdo con la Agencia de Protección del Medio en EEUU, esos fungicidas son seguros para consumo humano, en dosis limitadas. El cobre es un elemento esencial en el cuerpo humano, y el cloro se usa para desinfectar el agua para consumo humano pero ¿por qué usarlos?, pregunta Ben-Yehuda, ¿si hay una solución mejor, más natural y orgánica?
“Nuestra fórmula mata una amplia gama de enfermedades sin ninguno de esos aditivos”, dijo. “La Listeria, culpable en muchos casos del reciente envenenamiento de alimentos en restaurantes de comidas rápidas americanas, se mata a los 60 segundos de aplicación de nuestros productos. Como resultado, agricultores y mayoristas pueden recortar el uso de fungicidas”.
El secreto de Pimi Agro: Sus productos son fórmulas basadas en el 99.4% de Peróxido Hidrógeno Estabilizado (STHP) que se descompone en oxígeno y agua, sin dejar ningún residuo químico. Hay fórmulas específicas para cítricos, frutas (como duraznos y ciruelas), papas, cebollas y batatas. El truco, dijo BenYehuda, fue conseguir el otro 0.6 % de la fórmula que le llevó, junto con los investigadores en el Technion y en la Universidad Hebrea, 15 años.
La tecnología de Pimi tiene media docena de patentes en el mundo y fue testeada bajo rigurosas condiciones en EEUU y Europa más de 150 veces.
Son los ingredientes activos en los aditivos- todos naturales y amigables con el medio- dijo Ben-Yehuda, lo que hace las diferencias. “Aplicar solo peróxido hidrógeno a los productos podría promover el deterioro. Es nuestra fórmula fortalecida, que convierte el agua y el oxígeno en productos que pueden extender, en gran medida, su vida útil”.
En las pruebas, se encontró que las soluciones de Pimi eran 15 veces más efectivas que otros sistemas de preservación y de prevención de enfermedades, con 50 % más de cítricos y cebollas disponibles para comercializar, luego de siete meses de almacenamiento, sin dejar residuos químicos dañinos por parte de los sistemas de preservación hoy en uso- que son, de todos modos, menos efectivos que el sistema de Pimi.
Los aditivos, categorizados como ácidos comestibles, fueron declarados seguros y orgánicos por una cantidad de agencias internacionales, incluyendo EPA y agencias de seguridad alimenticia de la Unión Europea.
Además de reducir el residuo químico y evitar enfermedades, la solución Pimi permite a los agricultores usar métodos de cultivo más sustentables. Al extender la vida del producto, frutos y vegetales pueden transportarse, de maneras más eco-amigables ( por ejemplo en trenes en lugar de camiones que contribuyen a embotellamientos de tránsito e incrementan la polución del aire). Dado que hay menos pérdidas, los agricultores pueden cultivar menos, evitando el cultivo que esquilma y, en especial, la reducción del uso de fertilizantes (en lugar de su uso indiscriminado, otro principal problema de polución), y usando menos agua para riego, dijo Ben-Yehuda.
Aparte de Wal-Mart y SunPacific, Pimi comenzó a trabajar con otros grandes productores de alimentos, incluyendo Pepsico, FritoLay, BASF y otros. Varios productos ya están en el mercado y los clientes usan productos Pimi en Israel, EEUU, Alemania, Reino Unido, Canadá, Japón, y Rusia. La compañía planifica desarrollar productos para producción, incluyendo espárragos, hongos y pimientos, y sus fórmulas de desarrollo para carne, pollo y pescado.
A pesar que las perspectivas de negocio de Pimi parecen ser grandes, no se trata solo del beneficio para Ben Yehuda. “Consideramos esta tecnología como algo que, en verdad, e puede ayudar a aliviar el hambre en el mundo, y planificamos presentar un informe a Naciones Unidas, al Banco Mundial y a otros grupos internacionales, mostrando cómo el despliegue a gran escala de nuestros métodos puede ayudar a alimentar a mucha más gente”, dijo. “El mundo, en especial los países que están en vías de desarrollo- pierde la mitad de lo que cultiva por deterioro y enfermedades. Más producción significa más alimentos para alimentar a gente que padece de hambre, y nuestros métodos no requieren el despliegue de químicos peligrosos o reformulaciones, caras y cuestionables, a nivel genético de frutas y verduras. Con nuestros productos, consideramos que habrá suficiente para acabar con el hambre en el mundo”.
Por David Shamah
Cidipal
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