martes, 4 de noviembre de 2014

Recrudece tensión en Jerusalén luego de que cerraran acceso a templo

Vista de la Cúpula de la Roca en la explanada de las mezquitas desde el Monte de los OlivosVista de la Cúpula de la Roca en la explanada de las mezquitas desde el Monte de los Olivos
La creciente tensión en Jerusalén alcanzó este jueves un nuevo momento de explosividad, cuando Israel decidió cerrar por unas horas la Explanada de las Mezquitas prohibiendo el acceso al templo musulmán de Al Aqsa y el Domo de la Roca, en respuesta al atentado perpetrado la noche del miércoles, en el que Muataz Hijazi, un palestino de 32 años, baleó al rabino y activista ultraortodoxo Yehuda Glick, quien sufrió heridas graves y aún permanece hospitalizado.
Hijazi, perteneciente a la Jihad Islámica y quien ya había estado en prisión por actos de violencia, murió luego de que la policía lo buscara hasta el barrio de Silwan y se presentara un intercambio de disparos.
“Esta es una declaración de guerra peligrosa al pueblo palestino y sus lugares sagrados, y a la nación árabe e islámica”, dijo Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente palestino, Mahmud Abbas, en referencia a la cierre de la Explanada.
Rudeina agregó que el Gobierno israelí “es responsable por la escalada, cuya cúspide fue la clausura de Al Aqsa, un acto peligroso y un flagrante desafío que conducirá a más tensión e instabilidad y creará una atmósfera negativa y peligrosa”.
El cierre del Monte del Templo, como también es conocida la Explanada, no fue sólo para musulmanes sino también para judíos, por lo delicado de la situación. "Cabe recordar que no musulmanes, incluyendo judíos, pueden visitar el Monte, pero los judíos no tienen permiso de orar en él, a fin de no romper el delicado equilibrio del así llamado “status quo” religioso en el lugar. Esto a pesar de que para los judíos el Monte del Templo es su sitio más sagrado, debido a que allí se hallaron en la antigüedad los dos Templos de su credo.
Estas limitaciones a los judíos llevaron en los últimos años a que diversos grupos se organicen para presionar al Gobierno a cambiar el “status quo” para que se permita orar en el Monte, a lo que el gobierno no ha accedido para no hacer estallar la situación. Dadas esas presiones políticas, los palestinos alegan que “Al Aqsa está en peligro”, aunque la agenda de dichos grupos es poder orar en el lugar, no destruir las mezquitas.
Por otra parte, Israel rechaza la narrativa palestina, que desmiente toda vinculación histórica entre el pueblo judío y Jerusalén y que inclusive alega que los templos judíos no existieron en la realidad.
El monte fue reabierto y se podrán llevar a cabo las plegarias musulmanas de los viernes.
Por su parte, en una sesión especial del gabinete de seguridad convocada a raíz del atentado a Glick, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, exhortó a actuar “con contención”, aclarando que “ninguna parte debe tomar la ley en sus manos”.
De fondo, se teme que radicales de extrema derecha, que en los últimos meses protagonizaron distintos ataques casuales a árabes en Jerusalén, cometan actos de provocación.
“He ordenado que lleguen refuerzos importantes a Jerusalén, para que se pueda preservar la seguridad y el status quo en los lugares sagrados”, declaró Netanyahu.
“Puede que esta lucha sea prolongada y aquí, como en otras, debemos ante todo bajar las llamas. Nadie debe actuar por su cuenta y hay que actuar con determinación y responsabilidad”.
JANA BERIS
Corresponsal de EL TIEMPO
JERUSALÉN

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