El Editorial
Cinismo militar
La oveja roja
Ayer, en el transcurso de su autoproclamada campaña electoral, el Presidente de la República insistió en negar que su gobierno sea antisemita y aprovechó la ocasión para lanzar un llamado a "todos sus compatriotas" (valga decir, a los grupos de fanáticos que lo apoyan) a "respetar a la comunidad judía porque también son venezolanos". Menuda sorpresa. Nadie, que se sepa, le ha negado a los miembros de esa querida comunidad su condición de ciudadanos con plenitud de derechos y, si se le niega, arde Troya. De manera que ningún gobernante puede aparecer otorgando lo que ya existe constitucional, histórica y espiritualmente desde hace muchísimos años.
Tampoco se les ha irrespetado en Venezuela, que siempre ha sido un país de puertas abiertas para todas la comunidades sean judías, musulmanas o cristianas. El único presidente venezolano en la historia del siglo XX y XXI que ha insultado pública, reiterada e internacionalmente a Israel ha sido Chávez. Sus improperios han sido alabados por los fundamentalistas islámicos, por los terroristas de Hamás en la Franja de Gaza y por ese insigne aliado, el mandatario de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, quien ha negado el Holocausto y lo define como una gran patraña. Ese angelito se dispone a patrocinar la muerte de una mujer lanzándole piedras durante varios días. ¡Qué horror! Con esos estrechos aliados terroristas e integristas, cómo puede el venezolano sensato y no fanático creerle a esta disfrazada oveja roja sus golpes de pecho, con los que pretende ahora negar todas sus fechorías contra la comunidad judía. Si alguien se ha encargado de poner en primer plano, para que se le disparen a mansalva todo tipo de insultos y denuestos contra los venezolanos de ascendencia y descendencia judía, ha sido el rojito comandante bolivariano.
Los venezolanos tenemos una larga tradición de cálida acogida a quienes llegan a nuestra patria y a través del trabajo duro, el comercio y las inversiones nos han ayudado a levantar un país que todavía está por hacer. A los militares ignorantes de la historia hay que recordarle que Venezuela fue uno de los primeros en votar en las Naciones Unidas por la creación del Estado de Israel.
Pero no fue un general de los que se toman varias botellas de whisky en una noche sino un abnegado civil, armado sólo de su palabra y su nobleza, el que firmó como canciller de la República ese compromiso: fue Andrés Eloy Blanco, del partido Acción Democrática, organización a la cual el mandatario nacional prometió en esta década "freír sus cabezas en aceite". ¡Qué muestra de humanismo revolucionario! Durante la Segunda Guerra Mundial, Venezuela se convirtió en unos de los países de acogida de los judíos que huían de Europa y a los que muchas naciones se negaron a aceptar que desembarcaran en sus puertos. No fue esa la actitud nuestra y aquí sí pudieron echar raíces. Y nadie los va a sacar. Promesa democrática.
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