jueves, 30 de septiembre de 2010

SIMJA TORAH

Simjat Torá

Celebración y Significado

La famosa y alegre Simjá Torá se celebra todos los años en el octavo día de Sucot en las comunidades de la diáspora y en el séptimo día de Sucot en Eretz Israel. En la Tierra Santa que hay sólo siete días de Sucot se celebra el día de Sheminí Atzeret. En cambio, en el exilio todas las comunidades acostumbran a celebrar con cánticos y bailes alusivos a la Torá el octavo día de Sucot que viene a ser el segundo día del segundo lom Tob (día festivo).
Esta hermosa festividad fue denominada Sheminí Atzeret del mismo modo que Jag Hashabuot (fiesta de las semanas o Pentecostés) fue llamado Jag Atzeret (fiesta de la reunión), o sea que tienen un punto en común ambas festividades. Veamos... la fiesta de Shabuot cae siempre cincuenta días luego de la celebración de la festividad de Pesaj (pascuas). Nuestros sabios determinaron: "Sheminí Atzeret para Sucot (fiesta de las cabañas) como Atzeret para Pesaj". Analicemos: Pesaj es la fiesta de la libertad. El pueblo fue redimido de su esclavitud y además tuvo el mérito de ver todo tipo de milagros y maravillas como la apertura del mar, la salvación de las manos de los egipcios, la obtención de todas las riquezas, etc. Esta nación creyó en D's y en Moisés su redentor, como la afirma el versículo:
"Y creyeron en D's y en Moisés su siervo"
Shemot 14 vers 31 Luego de cincuenta días, el tiempo que más o menos les demoró a nuestros ancestros incorporarse o auto inculcarse el temor a D's y la aceptación de sus mandamientos divinos, llegaron a un punto en el cual pactaron con el Altísimo un pacto de Torá con voces, truenos, relámpagos, luces y estruendos con el objeto de que tengamos siempre presente su divinidad sobre nuestro rostro:
Valdría decir que el pueblo de Israel alcanzó este nivel de ser merecedores de recibir la Torá luego de cincuenta días de elevación espiritual, Con respecto a Jag Hasucot (la fiesta de las cabañas), el pueblo elegido consigue o alcanza esta elevación espiritual, o esa liberación del Ietzer Hará (mal instinto), en un corto plazo. O sea que logra alcanzar el mismo objetivo pero con la ventaja de hacerlo en menos tiempo por causa de que ya vienen mucho más purificados y liberados de todos los pecados que fueron expiados en lom Kipur (día del perdón). Por ende, se acelera automáticamente el proceso de acercamiento al Boré Olam, toda la comunidad se apega más a D's y a su creencia amén de sentirse mucho más limpia y pura de faltas, justamente ahí es cuando el Altísimo nos ordena la mitzvá de la Sucá, la cual simboliza el hecho de: "Sal de tu casa confortable y fija y siéntate en una casa provisoria".
La idea es conseguir un nivel de apegamiento a Hashem por medio del "desapego" de todo lo material y mundano. Una vez que se logra este propósito, el pueblo de Israel vive un despertar de alegría y júbilo hacía su Creador, pactando con Él un pacto de alegría y felicidad por su Torá, nuestra Torá, la que no nos abandonará durante el resto de todo el año y que nos comprometemos a estudiarla y practicarla.
Este compromiso o pacto es igual al que nuestros antepasados pactaron con Hashem y Moshé Rabenu en el monte del Sinai a diferencia de que allí existieron voces, estruendos y relámpagos, en cambio aquí en Simját Torá hay alegría, voces y cánticos alusivos a nuestra santa Torá.
Esta es la razón por la cual se llaman con el mismo nombre: Atzeret (Pentecostés) y Sheminí Atzeret, ya que así como el primer Atzeret tuvo un pacto con la Torá, así también este Atzeret tiene un pacto con la Torá puesto que en este día se celebra el final de la lectura de todo el Pentateuco (n"o).
Sin embargo, se lo finaliza pero de inmediato se comienza nuevamente con la lectura de "Bereshit" (Génesis), lo que valdría decir que le decimos al Creador: "Mira, te cumplimos, la leímos toda, completita, y ahora otra vez vamos por más. Observa cuan grande es nuestro compromiso y obligación con tu Torá", por lo tanto ambos pactos de Atzeret tienen en común nuestro compromiso con la doctrina mosaica, sólo que se diferencian en el punto de que en Pesaj el pueblo se liberó de un sometimiento físico y luego alcanzó el pacto con Hashem, empero en lom Kipur nos liberamos de un padecimiento espiritual, de la carga insoportable de todos nuestros pecados, del hostigamiento de nuestras faltas y del pesar de nuestras incorrecciones, por consecuencia la alegría es grande y el acercamiento al Boré Olam es tangible.
El Midrash Tanjumá (Pinjas 15) sostiene que verdaderamente correspondía que la fiesta de Simjat Torá la celebráramos cincuenta días después del "jag" (fiesta de las cabañas), del mismo modo que se celebra "Shabuot" cincuenta días luego de "Pesar sino, "dijo Hakadosh Baruj Hú: ya que están aquí, que aprovechen y celebren la fiesta", aludiendo al hecho de que todo el pueblo cumplía con el precepto de subir en las fiestas hacía Ierushalaim. No obstante, se lo puede adecuar perfectamente a la razón que expusimos previamente la cual se refería al hecho de que la nación toda conseguía una elevación espiritual más un acercamiento al Altísimo tan destacado que verdaderamente hay que aprovecharlo antes de que se enfríen y se dejen llevar por la mediocridad, como lo refleja el Midrash: aprovechen ahora puesto que luego se viene el invierno, hay que arremangarse ahora antes de que sea tarde.
Esta es la razón por la cual debemos bailar y cantar fervorosamente puesto que este pacto que labramos con Hashem merece una buena celebración, y que mejor que festejarlo cuando nos encontramos vacíos y limpios de pecados y faltas, más el mérito de las nuevas mitzvot que acabamos de cumplir, como la Sucá, el Lulab, Bircat Halebaná, Teshubá, etc.
El día de Simjá Torá el Am Israel festeja, canta y baila ya que todos, desde los más pequeños hasta los más grandes, hombres y mujeres, somos considerados Baalé Teshubá (retornantes) que comenzamos luego de un borrón, una nueva cuenta, por ello no existe diferencias entre los grandes eruditos (Jajamim) y la gente común, todos bailan y todos cantan sin distinción. También se acostumbra en muchas comunidades a realizar un banquete el día de Simjá Torá. Cabe destacar que la costumbre de todas las comunidades es comenzar automáticamente con la lectura de Bereshit dejando asentado que nuestro amor por la Torá es continuo y eterno.
Sobre la costumbre de las siete vueltas tanto en la noche de Simjá Torá como por la mañana, se procede en todas las Kehilot Kedoshot (comunidades) de la siguiente manera: se toman todos los Sifré Torá del Hejal y se aprestan a efectuar las siete vueltas alrededor de la Tebá o Bimá junto a todo el Tzibur (público) entonando cánticos alegóricos a la Torá y al día de Simjá Torá.
Todos los presentes junto a los niños tratan de cargar algún Sefer Torá para bailar con él y alegrarse en este día tan especial. La razón de esta costumbre santa de ejecutar siete vueltas alrededor de la Tebá es principalmente por causa de que el numero siete tiene un valor poderosísimo y una energía vital según la Kabalá. Veamos: Shabbat es el séptimo día. Rosh Hashaná, Kipur y Sukot caen en el séptimo mes según la Torá, la fiesta de Sukot son siete días, los huéspedes o Ushpizim son siete, el lulab con sus especies son un total de siete (un lulav, un etrog, dos aravot y tres hadasim), también en recordatorio a las vueltas que se daban alrededor del Mizbeaj (altar) en los días de Sucot. De todos modos, los Ajaronim (últimos exégetas) escribieron diversas razones.
A pesar de que existen poskim que sostienen que se debe dar sólo tres vueltas alrededor de la Tebá, no obstante la costumbre general es hacer siete vueltas (ver Mishná Berurá Cap. 669 Inc. 11). En nombre de Rab "Hay Gaón" escribió el Mahari Colon: En este día tan sagrado se acostumbra bailar y cantar fervorosamente cuando se entonan los "Piutim" (cánticos) a la Torá. Nadie puede ni debe exceptuarse de bailar y festejar en este momento, inclusive los más ancianos. Por ello hay que hacerse de fuerzas y tratar de bailar, saltar y cantar con todo el entusiasmo por el honor a la Torá, del mismo modo que lo hacía el Rey David cuando fue divisado por Mijal la hija del Rey Saúl, quien lo observó con cierto desprecio considerando que bailaba, brincaba, pataleaba y se despatarraba como uno de los rekim (literalmente gente vacía sin cultura y modales). Ella creía que una persona honorable y distinguida no podía comportarse de tal modo, por ello se acercó hacia él y le disparó:
- "¿Qué significa este comportamiento tan despreciable como uno de los rekim?"
A lo que el Rey David le respondió cabalmente mientras proseguía con sus habilidades circenses:
- "No me interesa lo que digan aunque me avergüence más, no dejaré de bailar y festejar por el amor y honor de la Torá."
Justamente por ello hoy en día la persona no debe incurrir en el mismo error y pecado que cayó Mijal la hija del Rey Saúl, ya que nuestros sabios ponderaron enérgicamente la acción de David Hamelej de "Patalear y zapatear con todas las fuerzas delante d€ D's."
En nombre del Arizal Hakadosh enseñaron sus alumnos, y atestiguaron que el mismo Arí lo trasmitió que el nivel tan elevado y distinguido que él adquirió fue gracias a que en Simjá Torá bailaba y se alegraba con todas las fuerzas, "con alma y vida" por el regocijo de la Torá y la mitzvá.
Finaliza el Mishná Berurá diciendo que también el Gaón de Vilna Z"L bailaba delante de la Torá con todas las fuerzas.
El Rab losef Jaim Z"L en su obra "Ben lsh Jai" (P. Vezot Haberajá inc. 18) destacó: ¿Qué era lo que hacia el Rey David en ese baile tan famoso? Golpeaba sus manos una por encima de la otra intentando fortificar la influencia de la derecha por sobre la izquierda la cual representa al "jesed" y el "rajamim" por sobre la rigidez del "din" representado por la izquierda.
En otras palabras más sencillas y actuales, en todo este baile existen cuestiones místicas muy profundas para el común de la gente como nosotros que no alcanzamos a comprenderlas. Pero lo que sí es indiscutible es que es un día muy especial y hay que cantar y bailar con mucho énfasis y ánimo.
Otra de las razones por la que se gira alrededor de la Tebá es para que por medio de estas siete vueltas nos recuerden a nuestros siete pastores, o más conocidos como los siete Ushpizín que nos visitaron durante los siete días de Sucot, de los cuales anhelamos que por su Tefilá (peticiones) se atraviesen los siete cielos.
Y con la ayuda del Todopoderoso tengamos un año lleno de bienestar, paz y prosperidad. Amén.

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