B¨H.
IOM KIPUR 5771
Comienzo del ayuno: 18:35 HS.
Finalización del ayuno: 19:26 HS.
En el Tratado de Berajot (34:2), Ribí Abahu dice: “En el lugar en que se paran los Baalé Teshubá, Grandes Tzadikim no pueden estar allí”.
Todo aquel individuo que se arrepiente de su pecado es superior al justo. Ya que dicha persona conoció la trasgresión y aun así, hoy puede sobreponerse a ella como diríamos en un castellano vulgar “estuvo del otro lado de vereda”.
Sin embargo existe una segunda opinión de Ribí Jía, que los justos completos tendrán una gran recompensa que solo D-os la conoce.
Este Tzadik que nunca se ha dejado llevar por lo material, su recompensa será meramente espiritual en el mundo venidero. Por eso mismo, el justo es llamado ‘cercano’ ya que es él quien siempre se mantiene cerca de D-os sin pecar.
El rey, el vino y la Teshuba:
Para entender un poco más este concepto, nos servirá la siguiente parábola:
Cierta vez había un Rey que tenía 3 botellas de vino añejo que había recibido como herencia de sus antepasados, las cuales eran muy cuidadas por él.
En una oportunidad el Rey necesitó viajar a otra ciudad y llamó a 3 personas de su confianza para que le guardasen en sus manos las botellas.
A cada uno de ellos le entregó una botella y les advirtió que no se atrevan a abrirlas de ninguna forma. Estas 3 personas, intrigadas por saber cuál era el motivo de no poder abrirlas, pensaron que seguramente este vino debía de ser muy importante y rico. Por eso, quisieron abrirlo y probarlo.
El primero abrió la botella de vino y lo probó. Al ser tan rico y gustoso, no pudo contener sus ganas y terminó por beberse todo el contenido.
El segundo quiso abrirlo, pero por el amor tan grande que tenía por el Rey, se contuvo y lo dejó intacto.
El tercero, trató de contenerse y no pudo: lo abrió, tomó un poco del contenido y a pesar de que deseaba continuar tomando, decidió que por el amor que le tenía a su amigo el Rey, dominaría a su instinto y procedería a cerrar la botella, dejándola con la mitad de su contenido original.
Cuando el Rey regresó de su viaje, llamo a sus 3 amigos y les pidió que le devolvieran sus botellas.
El que había tomado todo el contenido, fue penalizado con cárcel.
Al segundo, quien no sólo que no tomó una gota sino que tampoco abrió la botella, el Rey le obsequió 10.000 Euros.
Al tercero, quien había dejado la botella por la mitad, El Rey le regaló 50.000 Euros.
Preguntó enseguida el segundo hombre: “¿Dónde está la Justicia?, ¿Por qué se le dio más a el que a mí?
El Rey respondió: “Vos no has tomado del vino. Puede ser que si probabas, hubieses tomado todo el vino, ya que no hubieses podido resistir a la tentación de la gran calidad de la bebida. Pero tu amigo, que bebió parte del vino y probó de su delicioso sabor, con todo eso pudo resistir a la tentación de terminar todo el contenido. Eso me da la pauta de que lo hizo por amor hacia mi persona. Es por eso que merece un obsequio superior al tuyo”.
De esto, podemos deducir que aquel Tzadik que nunca transgredió, y desde pequeño fue educado y encaminado solamente a hacer las Mitzvot y no probó el gusto de las faltas, para él, las pruebas no fueron suficientemente fuertes. Sin embargo, aquel que ha cometido errores y se ha conducido según sus deseos e inclinaciones, y luego optó por modificar su conducta completamente, las pruebas que tendrá que superar de seguro que serán complicadas para él. Con todo eso, es más valorado, ya que no ha sufrido obligación alguna en modificar su proceder, sino que la decisión surgió puramente de su propia Neshamá.
El destino deIsrael es hacer Teshuba:
Cuando la persona se arrepiente y deja de lado todos sus atributos malos tiene que tener mucha fuerza de voluntad ya que el hombre los convirtió en un hábito y es muy difícil desgarrarse de ellos. Como está escrito en el versículo: “Abandone al malvado su camino, y el inicuo sus pensamientos” (Yeshayahu 55:7). No obstante, la persona que hizo Teshuba no debe verse con menor categoría que la gente justa por causa de los pecados que cometió en el pasado. No debe verse de esta manera porque D-os lo ve con amor y satisfacción, como si nunca hubiera pecado. Además su recompensa es muy grande dado a que ya ha conocido el sabor del pecado y sin embargo no lo hace y somete su inclinación al mal. Los sabios nos enseñan: “La posición que ocupan los que han hecho Teshuba no está al alcance de los totalmente justos” (TB Berajot 34b). Es decir, que el grado que ocupan es mayor que el de los justos, ya que consiguen dominar su instinto al mal.
La Torá nos ha asegurado que el destino de Israel es hacer Teshuba, al final de su exilio para que sea redimido de inmediato tal como está escrito: “Y acontecerá, cuando todas esas cosas te sobrevinieren, la bendición y la maldición que puse delante de ti, entonces recapacitarás… y retornarás al Eterno, tu D-os… y el Eterno, tu D-os, te hará retornar de tu cautiverio y se apiadará de ti, y te regresará y te reunirá de en medio de todos los pueblos” (Debarim 30:1-3).
(Fuente: Orjot Tzadikim).
El punto medio:
Ramba¨m (Halajot Deot 1-4):
El Ramba¨m explica: “El camino correcto consiste en la conducta intermedia que se presenta en toda cualidad que posee el ser humano, esta es la conducta equidistante de los dos extremos y no más cercana de uno que de otro.
De tal forma, encomendaron los sabios que nos precedieron que la persona dirija sus cualidades constantemente encaminándolas hacia el sendero intermedio, así será íntegro (en su cuerpo). ¿Cómo hará?
a) Que no sea irascible enfureciéndose fácilmente, ni tampoco como un muerto que no siente, sino equilibrado: que no se disguste sino por aquello que es propio disgustarse; así no se comportará con enojo en el futuro.
b) Del mismo modo, que no desee sino los placeres que el cuerpo necesita y que es imposible mantenerse sin ellos, como se ha dicho: "El justo come para satisfacerse" (Mishley 13:25)
c) Así, que no se agote trabajando sino para obtener lo necesario para subsistir, como se ha dicho: "Un poco es bueno para el justo" (Tehilim 37:16)
d) Que no escatime ni despilfarre dinero, sino que haga beneficencia según sus posibilidades, que preste adecuadamente (con documento y testigos) a quien lo necesite.
e) Que no sea desenfrenado y jugador y no triste y melancólico, sino alegre toda su vida con tranquilidad, con afable comportamiento.
Así el resto de las cualidades, esta senda se denomina "el camino de los sabios". (Toda persona que sus cualidades son intermedias y equilibradas se denomina "sabio")”.
A las puertas de la iglesia:
Nunca es demasiado tarde.
Esta es una historia auténtica (inédita):
"Yo vivía con mi familia en una colonia muy lejana del ambiente judío, hecho que a mis papás no les importaba. No iba a una escuela judía y estudiaba inglés porque mis padres consideraban que era lo más importante.
Ninguna fiesta judía celebrábamos, excepto, por supuesto, Yom Kipur y Rosh Hashaná, en que íbamos al Templo a platicar.
Después de secundaria estuve un año en un colegio judío porque mis padres consideraron que ya era tiempo de conocer paisanos, pero yo no me sentí a gusto y me cambié a un colegio no judío.
En esa época conocí a un muchacho goy, pero extrañamente, mis padres no me dejaban salir con goim, por lo que decidí engañarlos al cambiar el nombre y el apellido de mi amigo. Así salí con él durante 4 años. Sus padres sabían que yo era judía, pero a ellos no les importaba.
Pero todo termina por saberse y una noche, mi padre me estaba esperando despierto y yo ya no pude mentir. Él ya no quería que saliera más con mi novio, cosa que me extrañó porque nunca le había interesado el judaísmo, pero aún así me puso una alternativa: o terminaba con él o me iba de la casa. Por supuesto que seguí siendo su novia.
Mi madre sí aceptaba esa relación y me acompañó con unos rabinos para ver si nos podían casar. Uno dijo que no había manera y el otro dijo lo mismo pero nos trató muy mal. Así que fui con mi novio a ver un Padre y él sí lo aceptó; sólo necesitaba testigos y un juez. Fue muy sencillo, mis amigas judías aceptaron fungir como testigos. Todo estaba listo.
Cuando llegó el día y llegué a la Iglesia NO PUDE ENTRAR. No sé lo que me pasó. Ahora me doy cuenta que D´os me ayudó.
Mis padres, con buenas intenciones, me mandaron a un kibutz (que la verdad no es el mejor lugar por su filosofía de libertinaje), pero gracias a D´os, Él me salvó de todos los problemas.
En aquél momento no valoré la importancia y la trascendencia de no casarme con un goy, pero ahora que estoy casada con un yehudí y tengo hijos, todos inmersos en el mundo con Torá, me doy cuenta de todo lo que hubiera perdido, la riqueza inmensa que me pertenece como judía y de la que, primero D´os, no quisiera separarme."
La publicación de este artículo merece varias consideraciones.
No podemos exigir a nuestros hijos lo que no estamos dispuestos a dar. Por otro lado, el vivir como judíos tiene tantas dimensiones que no es suficiente casarse entre yehudim. Por supuesto es el primer paso, pero también debemos estudiar la hermosa herencia que tenemos al alcance de nuestras manos para realizar el milagro de vivir como una familia judía en la diáspora. Nuestra obligación es conocer en profundidad la belleza de la Torá y la conveniencia de vivir como judíos, especialmente, si queremos que nuestros hijos sigan en el judaísmo. Lamentablemente el caso de este artículo se repite constantemente. Únicamente de nosotros depende que estas historias cesen por completo, con la ayuda de D’ os.
Ketibá Vejatimá Tova!
Rab Isaac Ruben Yacar
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