viernes, 25 de marzo de 2011

Israel y sus nombres‏



de Aarón Meted. Cuentista y dramaturo hebreo. Autor de múltiples obras.

El paradigma sionista, de ser un pueblo libre y renovado en su tierra, se vio reflejado en los nombres de sus ciudadanos. Parafraseando el dicho talmúdico, “Cada generación y sus intérpretes”, podríamos acotar, cada generación y sus nombres que interpretan valores y modelos de vida.

En la década del 20, junto a a los clásicos, Abraham, Moshe, David, Sara, surgieron otros nombres como Uri (mi luz), Shai (regalo), Tikva (esperanza), Gueula (salvación), expresando los anhelos de los primeros que llegaron a Sión para construir y contruírse en ella.



El movimiento kibutziano, fuertemente identificado con El Libro de los Libros y con el destino del pueblo que protagonizó dicha obra, llamó a sus hijos con nombres bíblicos ajenos a la tradición establecida, como Abishai, Mijal, Yael, Hagar, Merav, Abner, Ioav. Nuevos nombres para “nuevos” hombres.


El amor a la tierra se hizo presente a través del mundo de la flora: Ilan (árbol), Ilana, Oren

(pino), Orna, Tomer, Tamar (palmera), Vered (rosa) Dikla (palmera), Erez (cedro), y otros relacionados con la fauna: Ofer (cervatillo), Ofra, Arie (león), Laví, entre otros.



Los años setenta marcaron un gran cambio. No más nombres bíblicos especialmente, no más

nombres en recuerdo de los antepasados. Nombres nuevos, modernos, originales, nombres que se “hicieron” nombres, como Ron, Sharon, Noa, Ziva, Yuval, Zohar, Neta, Amir, Eitan, conviviendo con otros extranjeros: Sean, Tom, Shirley, Mae, y otros tantos.



Hombres portadores de nombres, que fueron cambiando y adaptándose a las distintas circunstancias, visiones e ideales de Medinat Israel.

Fuente: AMIA-

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