jueves, 24 de marzo de 2011

LOS HOMBRES MEDIO-ORIENTALES DEL DINERO DE LAS UNIVERSIDADES BRITANICAS

By ROBIN SIMCOX

Cuando los manifestantes salieron a las calles de Libia el mes pasado, no podían haber imaginado que el próximo régimen en caer sería el de Sir Howard Davies de la Escuela de Economia de Londres (LSE).
En enero de 2010 la LSE aceptó £1.5 millones de la Fundación Internacional de Caridad y Desarrollo Gadhafi. En ese momento, la LSE anunció a la Fundación, la cual es controlada por el hijo de Moammar Gadhafi y ex estudiante del LSE, Saif, como "comprometida con la promoción de la sociedad civil y el desarrollo de la democracia." El mes pasado, Saif dijo que su turba criminal "lucharía hasta la última bala" para mantener el control del país.
A medida que el número de muertos en Libia aumentó, también lo hizo la presión sobre la LSE para devolver la donación. El Sr. Davies, director de la LSE, renunció en vergüenza y lamentó el impacto que la donación había traído a la reputación de la universidad. Un gobernador del LSE dijo que se sentía "cargado" de vergüenza y arrepentimiento. De pronto, las universidades, tomando grandes cantidades de dinero de dictadores asesinos fueron un problema.
Esto fue profundamente irónico, teniendo en cuenta las actitudes anteriores de las instituciones británicas respecto al tema. Hace dos años escribí un informe para el Centro para la Cohesión Social denominado "Un grado de influencia: La Financiación de Temas Estratégicamente Importantes en las Universidades del Reino Unido." Buceaba precisamente en este tema - cómo las mejores universidades de Gran Bretaña estaban siendo financiadas por las peores dictaduras del mundo. Los resultados fueron alarmantes: gobiernos tales como Arabia Saudita, Irán y China estaban comprando esencialmente control sobre el mundo académico británico.
Desde la década de 1970 hasta al menos 2010, brotaron fondos de los déspotas de Medio Oriente a grupos islámicos universitarios, siendo un distinguido receptor el nuevo, Centro Oxford para Estudios Islamicos de £75 millones. Después también haciendo grandes donaciones al Centro de Medio Oriente de Oxford, el gobierno saudita obtuvo plataformas indiscutidas allí para informar a los mejores y más brillantes de Gran Bretaña cuán de maravillas iba la vida de regreso a casa para aquellos ciudadanos que no eran torturados o asesinados.
Mientras tanto, la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres (SOAS), un benefactor frecuente del de Teherán, llevó a cabo un evento en 1999 en conjunto con el Instituto para Estudios Islámicos con sede en Londres, un agente del gobierno iraní. La Universidad de Durham también ha aceptado dinero de Irán, y en enero de 2010 celebró un evento que más tarde admitió fue "monopolizado por los oradores a favor del régimen", agregando que "el dinero iraní llega con ataduras, como hemos encontrado a nuestro pesar."
En 2008, al príncipe saudita Alwaleed bin Talal se le permitió nombrar a los miembros de los comités de gestión de las universidades de Cambridge y Edimburgo. Y el gobierno chino ha puesto en marcha numerosos centros educativos y culturales ("Institutos Confucio") en todo el Reino Unido y alegremente los presenta como parte de su "estrategia de propaganda en el exterior." El informe mostró que las líneas entre la academia y el arte de gobernar se habían roto esencialmente. Las donaciones fueron claramente utilizadas para alcanzar fines políticos.
A todas las universidades mencionadas en el informe se les dio una copia anticipada de los resultados, y no estuvieron enamoradas de lo que habia resultado. SOAS aceptó que "la identidad y la influencia de los donantes importantes a las instituciones académicas es una cuestión de interés público legítimo", pero al mismo tiempo llamó a sus abogados y amenazó conque "pueden seguir actuaciones judiciales." SOAS afirmó que a pesar de haber aceptado una donación de Irán y luego albergar un evento pro-gobierno iraní, el dinero "no tuvo un impacto negativo en la universidad." Cambridge, dijo que "es impensable que la Universidad eligiera poner su reputación en situación de riesgo a cambio de un regalo", mientras que Oxford estuvo indignada ante la sugerencia que "los donantes influencian o sesgan los métodos, resultados o posiciones políticas adoptadas en materia de investigación y enseñanza." LSE fue firme en que "sólo acepta fondos en el claro entendimiento que la institución se basa en los principios de la libertad de expresión." Digan eso a las familias de los manifestantes muertos de Libia. Las declaraciones de la universidad tienen aún menos credibilidad ahora que entonces.
La raíz del problema va más allá de esto. Dictadores como Gadhafi no pueden conseguir legitimidad de su propio pueblo, por lo que dependen de aduladoras instituciones occidentales en busca de un dinero fácil. Para empeorar esto, las universidades británicas rara vez publican sus acuerdos con los donantes, y están obligadas a proteger el anonimato de los donantes si se les solicita. Si los directores universitarios están tan determinados como parecen a tomar el dinero de los tiranos, los británicos al menos merecen una mayor transparencia sobre las ventajas y desventajas involucradas.
El gobierno británico está en falta también. El desarrollo de centros de estudios islámicos son parte de la estrategia antiterrorista del gobierno. Espera utilizarlos para enmarcar al Islam en lo que cree que es su verdadero y moderado contexto. Sin embargo, estos centros suelen estar respaldados por grandes cantidades de dinero fundamentalista, a menudo wahabita. Las ideologías que impulsan a tales gobiernos no acaban con el Islam radical, le dan combustible. Y ahora nuestras universidades son económicamente dependientes de aquellos gobiernos.
Por otra parte, el esquema de co-financiación de Gran Bretaña -en el que las donaciones privadas recaudadas por las universidades puede ser igualada libra por libra por el estado- ha incentivado a las universidades a venderse a los donantes. Como ahora es obvio, las autoridades universitarias no han sido lo suficientemente exigentes respecto a quien solicitan.
El Sr. Davies y la LSE fueron desafortunados en un sentido: Ellos fueron señalados, cuando en realidad el problema es endémico en el sistema universitario de Gran Bretaña. En un supuesto espíritu de "participación" y "la comprensión entre religiones," el dinero que los dictadores han robado a los que ellos subyugan se ha lanzado dentro de la academia británica. Los barones académicos que se han beneficiado durante años tienen merecida hace mucho tiempo su vergüenza actual.

El Sr. Simcox es investigador en el Centro para la Cohesión Social.
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.

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