domingo, 6 de marzo de 2011

UN LEGADO DE VIOLENCIA

By EFRAIM KARSH
02/28/2011 22:22

Tiempos turbulentos a menudo alimentan nostalgia por un pasado supuestamente idilico. Viendo los levantamientos barriendo el Medio Oriente como una expresion masiva de indignacion contra la opresion, el eminente historiador Bernard Lewis recordo cariñosamente el antiguo orden regional.
“El tipo de regimenes autoritarios e incluso dictatoriales que controlan la mayoria de los paises en el moderno Medio Oriente son una creacion moderna. Ellos son un resultado de la modernizacion", dijo al The Jerusalem Post. “Los regimenes pre-modernos eran mucho mas abiertos, mucho mas tolerantes. Ustedes pueden ver esto en una cantidad de descripciones contemporaneas. Y el recuerdo de eso esta aun vivo."
Yo dudo que generaciones pasadas de musulmanes hubieran compartido este punto de vista. En la larga historia del imperio islamico, la amplia brecha entre los engaños de grandeza y las fuerzas del localismo serian estrechados una y otra vez por la fuerza de las armas, haciendo de la violencia un elemento clave de la cultura politica islamica. No paso mucho tiempo de la muerte del profeta Mahoma antes que su sucesor, Abu Bakr, tuviera que reprimir una revuelta ampliamente extendida entre las tribus arabes. Veintitres años mas tarde, el jefe de la umma, el Califa Uthman ibn Affan, fue asesinado por rebeldes infelices; su sucesor, Ali ibn Abi Talib, fue confrontado por la mayoria de su reino con insurrecciones armadas, muy notablemente por el gobernador de Siria, Mu’awiya ibn Abi Sufian, quien continuo para establecer la dinastia Umayyad despues del asesinato de Ali.
Los sucesores de Mu’awiya se las arreglo para apegarse al poder principalmente apoyandose en la fuerza fisica para evitar o superar revueltas en los diversos rincones de su imperio. Lo mismo sucedio para los Abbasidas durante los largos siglos de su soberania.
ESTUDIOSOS OCCIDENTALES a menudo sostienen al Imperio Otomano como una excepcion a este patron anterior. De hecho, el califato trato relativamente gentilmente a sus vastas poblaciones subditas no musulmanas - dado que reconocian su inferioridad legal e institucional en el orden islamico de cosas. Cuando estos grupos se atrevieron a cuestionar su status subordinado - por no hablar de intentar romper el yugo otomano - ellos fueron ferozmente reprimidos.
En el siglo entre las conquistas de Napoleaon en el Medio Oriente y la Iª Guerra Mundial, los otomanos se embarcaron en una orgia de derramamiento de sangre en respuesta a las aspiraciones nacionalistas de sus subditos europeos.
La guerra griega de independencia de la decada de 1820, los levantamientos del Danubio de 1848, la explosion de los Balcanes de la decada de 1870 – todos fueron dolorosos recordatorios del costo de resistir al gobierno islamico. Las guerras de la decada de 1990 en Bosnia Herzegovina y Kosovo no son mas que extensiones de este legado "mucho mas abierto y mucho mas tolerante."
Tal violencia tampoco estuvo confinada a la Europa otomana. Las provincias afro-asiaticas de Turquia tambien fueron escenarios de disturbios.
El ejercito otomano o sus sustitutos trajo la fuerza para cargar contra los levantamientos wahabitas en la Mesopotamia y el Levante a principios del siglo XIX, contra la lucha civil en Libano en la decada de 1840 y contra una cantidad de rebeliones kurdas. En respuesta al despertar nacional de los armenios en la decada de 1890, Estambul asesino a decenas de miles - un sabor de los horrores que esperaban a los armenios durante la Iª Guerra Mundial.
La violencia y la opresion, entonces, no han sido importadas al Medio Oriente como un subproducto del imperialismo europeo; ellas fueron parte de la cultura politica mucho antes. Por si acaso, es la tortuosa relacion del Medio Oriente con la modernidad que ha dejado a la fuerza fisica como el principal instrumento del discurso politico.
A diferencia de la Cristiandad, el Islam estuvo indivisiblemente vinculado con el Imperio. No distinguia entre poderes temporal y religioso (los cuales estaban combinados en la persona de Mahoma, quien derivaba su autoridad directamente de Ala). Esto permitio al profeta y sus antiguos sucesores cubrir sus ambiciones politicas con un aura religiosa.
Las poblaciones sometidas del Imperio Otomano tampoco experimentaron la laicizacion y modernizacion que precedieron al desarrollo del nacionalismo en Europa Occidental a fines de la decada de 1700.
Entonces cuando el viejo imperio europeo colapso 150 años mas tarde, las naciones estado individuales pudieron infiltrarse en la brecha. Por contraste, cuando el Imperio Otomano cayo, sus componentes aun pensaban solo en los viejos terminos - por un lado, la intrincada red de lealtades al clan, la tribu, la aldea, ciudad, secta religiosa o minoria etnica local, y por el otro, la sumision al distante sultan/califa otomano como la cabeza temporal y religiosa de la comunidad mundial musulmana - un puesto que ahora estaba vacante.
EN ESTE VACIO ingresaron lideres politicos ambiciosos hablando la retorica del "nacionalismo arabe."
El problema con este estado de cosas fue que la diversidad y fragmentacion del mundo arabe parlante ha hecho a sus dispares sociedades mejor dispuestas al patriotismo local que a un orden laico unificado.
Pero entonces, en vez de permitir que esta disposicion evolucionara en el nacionalismo de dias modernos, los gobernantes arabes convencieron sistematicamente a sus pueblos de pensar que la existencia independiente de sus respectivos estados era una aberracion temporal.
El resultado fue un legado de violencia opresiva que ha acosado al Medio Oriente en el siglo XXI, mientras los gobernantes buscaron tender un puente entre la realidad del nacionalismo estatal y el espejismo de una "nacion arabe" unificada, y reforzar a sus regimenes contra los movimientos de base islamistas (sobre todo la Hermandad Musulmana) articulando el mensaje mas atractivo de un retorno a la ley religiosa (Shari'a) como una piedra que obstaculiza el establecimiento de una comunidad mundial de creyentes (umma).
Uno solo tiene que mencionar, entre muchos ejemplos, la masacre de Siria de 20000 activistas musulmanes a principios de la decada de 1980, o el brutal tratamiento de las comunidades chiitas y kurdas por parte de Irak hasta la guerra de 2003, o la campaña genocida en Darfur por parte del gobierno de Sudan.
Esta violencia de ninguna manera ha sido la propiedad unica de gente de la talla de Muammar Gaddafi, Saddam Hussein, Hafez Assad y el Ayatollah Khomeini. El afable y minuciosamente occidentalizado rey Hussein de Jordania no se achico para masacrar a miles de palestinos durante septiembre de 1970 (conocido como Septiembre Negro) cuando su trono estuvo bajo amenaza por parte de las guerrillas palestinas.
Ahora que la barrera del miedo ha sido quebrada, queda por verse que regimenes seran barridos del poder. Pero es dudoso que las sociedades de Medio Oriente sean capaces o esten dispuestas a trascender su legado imperial y abracen la democracia liberal estilo occidental que a las naciones europeas les ha tomado siglos lograr.

El autor es profesor de estudios de Medio Oriente y Mediterraneos en el Colegio del Rey en Londes, editor del Middle East Quarterly y autor de Imperialismo Islamico: Una Historia.
Fuente: The Jerusalem Post- Este articulo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba

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