Dedico el artículo a definir qué es la islamofobia; y va por ustedes, cazadores de ideas libres
Opinión | 03/04/2011 - 00:55h
Por Pilar Rahola
Suma y sigue del artículo de ayer. La cuestión: la difamación permanente que sufre toda persona que alza la voz contra el islamismo, en sus diversas versiones radicales, en un intento de confundir el pensamiento crítico con el odio antimusulmán. Alain Filkenkraut llama a esta tendencia la quemadura de la nueva letra escarlata, la r de reaccionario. Esta vez esa quemadura se ha producido en el manifiesto a favor de Abdennur Prado que ha publicado Webislam.com, y donde se tacha de “racistas e islamófobos” a todos aquellos que fuimos críticos con su bonito artículo titulado Tendrán su 11-M. Lo diré por enésima vez: una cosa es Dios y otra los que usan su nombre para fanatizar y matar. Una cosa son los musulmanes, con su cultura y religión, y otra aquellos musulmanes que lo usan para construir una ideología totalitaria. Y hay que dar la mano a los primeros, pero denunciar a los segundos. Y, por supuesto, una cosa es el pensamiento crítico y otra la islamofobia.
Pero como estos martillos de herejes, en su intento de impedir el debate, lanzan este tipo de acusaciones contra cualquier voz disidente del pensamiento único multicultural, buenista y yupiyaya, dedico este artículo a definir qué es la islamofobia. Y va por ustedes, cazadores de ideas libres. Principales mandamientos de la islamofobia: Es islamofobia no denunciar el uso que se hace de la religión para alimentar ideas fanáticas que tienen como objetivo la destrucción de las libertades.
Es islamofobia callar ante la esclavitud de millones de mujeres, condenadas a leyes brutales que las segregan de la sociedad y las tratan como si fueran seres inferiores. Es islamofobia no denunciar el adoctrinamiento fanático de niños para convertirlos en bombas humanas. Es islamofobia negar que exista una derivada ideológica totalitaria que usa el nombre de Alá en vano, y ayuda a confundir a los ciudadanos cada vez que hay una acción radical. Es islamofobia no pedir la expulsión de los imanes fundamentalistas que contaminan el cerebro de centenares de personas, a las que enseñan a odiar la democracia. Es islamofobia usar la metáfora del 11-M, con la carga de dolor que contiene, para intentar hacer una crítica a los gobernantes. ¿O creen que este tipo de metáforas ayudan a la comprensión entre culturas? Y, por supuesto, es islamofobia otorgarse la representación de todo el islam, como si este no fuera plural, heterodoxo, rico en matices y, sin duda, imposible de meter en un solo cajón. Es islamofobia el buenismo, que en su intento de vender la idea que todo lo que se hace en nombre del islam es bueno, acaba alimentando el peor de los malismos. Y es islamofobia usar la acusación de islamofobia para negar el debate. Esa es la contradicción de toda esta historia: que ustedes, los que se otorgan la defensa inquebrantable del islam, acaban siendo sus peores enemigos.
Fuente: La Vanguardia- España
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