miércoles, 12 de noviembre de 2014

Lo que no te contaron de Dalia Lemkus, el ángel que nos quitaron el lunes



Dalia Lamkus Z'L
Dalia Lamkus Z’L
Para este punto ya no nos debería sorprender como los medios de comunicación deciden enfocar sus noticias, y a pesar de todo, a pesar de las miles de ocasiones en las que hemos visto cómo los medios deciden contarnos una noticia, todavía nos sorprende cómo deciden enfocarse en todo lo contrario.
La noche del lunes por la noche, Dalia Lemkus, una joven de 26 años de Tekoa, fue apuñalada a muerte por un terrorista palestino mientras esperaba en una parada de autobús cerca de Alon Shvut, en Gush Etzion, a pocos metros de donde Eyal, Gilad y Naftali habrían sido secuestrados este mismo año.
Sin embargo, ninguno de los reporteros se molestó en averiguar nada sobre Dalia, en vez, prefirieron hablar sobre el terrorista, un palestino de Hebrón que ya había servido tiempo en una prisión israelí por lanzar bombas molotov. Así que nosotros les vamos a contar un poco sobre Dalia Lemkus.
Dalia tenía 26 años, sus padres emigraron de Suráfrica hace ya más de treinta años. Dalia estudió Terapia Ocupacional para poder conseguir un trabajo con el cual pudiera ayudar a gente enferma, con limitaciones o discapacitados a vivir una vida más completa. Los periodistas no te contarán como Dalia solía ir cada Shabat a la sinagoga a rezar, y antes de comenzar a rezar le sonreía a todas las personas en su fila. No te contarán como ella tenía que pedir aventón para poder llegar a su trabajo con niños en Kiryat Gat, o que era una voluntaria en Yad Sarah, una organización que presta equipos médicos, como sillas o muletas, a personas enfermas o lesionadas. No te contarán que a ella le gustaba ayudar a las novias a verse hermosas en su día de bodas ayudándoles a maquillarse.
Los periodistas tampoco te contarán que el padre de Dalia, Nachum, maneja la ambulancia en Tekoa. Día y noche lo llaman para que lleve a enfermos a Jerusalén, y que la madre de Dalia se encarga de cuidar con cariño a los ancianos del pueblo.
Tampoco nunca te contarán que cuando un vecino tenía que irse al hospital con un hijo enfermo, Dalia se quedaba cuidando de los otros niños toda la noche, e insistía que no le pagaran. Los artículos no te dirán que fue Dalia la que cocino la comida para el Bar Mitzvah de su hermano Haggai hace un mes; pescado frito, ensaladas y panqueques.
No te contarán lo que contó Uri Schechter, quien conoció a Dalia apenas unas horas antes de que muriera cuando ofreció darle un aventón desde cerca de Modiin hasta la parada de autobús donde fue asesinada. Schechter cuenta como Dalia le contó sobre su trabajo y el amor que tenía hacia niños chiquitos.
Seguramente tampoco te contarán que Dalia ya había sobrevivido un ataque terrorista en esa misma parada, en un artículo en febrero de 2006, Dalia describió su experiencia. “El 28 de febrero de 2006, estaba parada en el cruce de Gush Etzion, cuando de repente apareció un terrorista y empezó a apuñalar a la gente parada en la parada. Yo fui una de dos personas que fueron apuñaladas. Fue un milagro que no fui herida de gravedad. La otra víctima se está recuperando, con la ayuda de Dios,” escribió Dalia.
Familia y amigos de Dalia Lemkus en su funeral en Tekoa este martes. (Credito: Flash90)
Familia y amigos de Dalia Lemkus en su funeral en Tekoa este martes. (Credito: Flash90)
No nos contarán sobre esta amable, caritativa, y amorosa joven mujer que estaba en la plenitud de su vida adulta, que buscaba casarse y empezar una familia propia. Sin embargo, si te mostrarán la foto de un terrorista, y como el liderazgo palestino justifica estos ataques terroristas como si fueran algo de lo más normal. Dalia merece ser recordada por cómo vivió y no por cómo murió, cómo una persona amorosa que dio más de lo que recibía y que honestamente amaba su prójimo como a sí misma. Descansa en paz Dalia.

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