lunes, 6 de septiembre de 2010

EN LA CONVERSACION DE PAZ DE MEDIO ORIENTE, UNA MESA INCLINADA

By Hussein Agha and Robert Malley
Thursday, September 2, 2010

Israelies y palestinos estaran sentados en la misma mesa el jueves, pero mucho mas los separa que el golfo entre sus posiciones esenciales. Escalofriantes asimetrias entre ambas partes podrian hacer peligrar seriamente las conversaciones.
El primer ministro israeli Binyamin Netanyahu es el jefe de un estado estable con la capacidad de cumplir sus compromisos. No obstante las celebraciones de supuesta construccion de instituciones, los palestinos no tienen una autoridad central firme. Su territorio esta dividido entre Cisjordania y Gaza. Por su cuenta, los palestinos encontrarian dificil implementar un acuerdo, por mucho que lo deseen. Israel controla todos los activos materiales; los palestinos como mucho pueden ofrecer declaraciones intangibles y promesas.
Netanyahu opera dentro de un consenso domestico. En tema tras tema -- la aceptacion de una solucion de dos estados; la insistencia sobre el reconocimiento palestino a Israel como un estado judio; el rechazo de un completo congelamiento de asentamientos incluyendo Jerusalem; el rechazo de precondiciones para negociaciones -- sus posturas resuenan en el pueblo israeli. Ni la derecha, desde la cual el viene, ni la izquierda, cuyas aspiraciones de paz el esta buscando, le niegan el mandato para negociar. Netanyahu esta encabezando en sus propios terminos las negociaciones que el ha exigido por 20 meses; el presidente palestino Mahmoud Abbas esta siendo arrastrado alli sin que ninguna de sus precondiciones haya sido cumplida.
El liderazgo palestino nunca ha sido mas vulnerable. La participacion en conversaciones directas fue opuesta por practicamente toda organizacion politica palestina al margen de Fatah, suyo apoyo fue letargico. La decision de Abbas de venir a Washington es vista escepticamente incluso por parte de aquellos que lo respaldan. El liderazgo de Netanyahu es apoyado incluso por aquellos que se oponen a el.
Los puntos de vista palestinos son muy conocidos. Hay poca no distincion entre sus posiciones publicas, de apertura y las finales. Pero nadie realmente conoce la posicion israeli. Netanyahu puede comenzar con posiciones maximalistas y luego ir descendiendo, exudando flexibilidad luego de lo que sera mostrado inevitablemente como obstinacion palestina. Los palestinos es probable que sea frustrados, y la atmosfera envenenada.
Los negociadores palestinos han malgastado incontables horas en las preguntas de status final desde los años 1990s. En el lado israeli sucede lo contrario. Desde Netanyahu hacia abajo, solo una figura importante ha obstaculizado seriamente los temas de status permanente, y no esta claro que rol puede jugar el Ministro de Defensa Ehud Barak. Esta disparidad debe favorecer a los palestinos; los experimentados triunfan sobre los novicios. Pero ellos tambien seran prisioneros de su perspectiva bien engendrada, mientras que los israelies seran libres de introducir nuevas ideas. Pero nuevamente, los palestinos enfrentaran la enloquecedora tarea de comenzar a los arañazos un proceso por el que ellos han pasado en multiples ocasiones.
Ni el creciente aislamiento de Israel ni su considerable confianza en la ayuda americana han hecho peligrar su capacidad de tomar elecciones autonomas, mientras que la capacidad de tomar decisiones del liderazgo palestino se ha marchitado. Las mas recientes decisiones palestinas han sido tomadas en conformidad con las exigencias internacionales, contra los deseos instintivos del liderazgo y en clara oposicion a las aspiraciones populares. A pesar de tal deferencia, los lideres palestinos no pueden contar con el apoyo internacional. Ellos se sienten traicionados por los aliados arabes y abandonados por Washington. En contraste, Israel ha desafiado a la administracion Obama sin hacer peligrar los vinculos cercanos con Washington. Los palestinos tendran que tomar en cuenta los puntos de vista de los estados arabes y musulmanes; Israel puede negociar por si misma, sin referencia a una parte externa.
Que sucede si las negociaciones fracasan? El status quo, aunque sub-optimo, no presenta ningun peligro inminente para Israel. Lo que los israelies quieren de un acuerdo es algo con lo que ellos han aprendido a vivir sin ello (el reconocimiento palestino) o proveerselo por si mismos (seguridad). La amenaza demografica que muchos invocan como una razon para actuar-- la posibilidad que los arabes pronto podrian superar en numero a los judios, forzando a Israel a elegir entre continuar siendo judio o democratico-- es exagerada. Israel ya se ha separado de Gaza. En el futuro podria entregar unilateralmente areas de Cisjordania, disminuyendo mas los proyectos de una eventual mayoria arabe. Debido a que los israelies tienen una alternativa satisfactoria, ellos carecen de un sentido de urgencia. Los palestinos, por contraste, tienen opciones limitadas y necesitan desesperadamente un acuerdo.
En cualquier caso, Abbas regresara a una sociedad fracturada, recalcitrante. Si el llega a un acuerdo, muchos preguntaran en nombre de quien el estuvo malvendiendo los derechos palestinos. Si las negociaciones fracasan, la mayoria lo acusara de haber sido engañado una vez mas. Si Netanyahu regresa con un acuerdo, el sera saludado como un lider historico. Su electorado caera largamente en linea; la izquierda no tendra mas opcion que saludar. Si las conversaciones colapsan, sus seguidores le agradeceran por posicionarse firme, mientras que sus criticos es probable que a su debido momento acusen a los palestinos. Abbas sera maldecido si el lo logra y maldecido si no lo logra. Netanyahu prosperara si el lo hace y sobrevivira si no lo hace. Uno pierde incluso si el gana; el otro gana incluso si pierde. No hay mas grande asimetria que esa.

Hussein Agha, un miembro asociado senior del St. Antony's College en la Universidad de Oxford, ha estado involucrado en asuntos israelies-palestinos por cuatro decadas. Robert Malley es director del programa de Medio Oriente en el Grupo de Crisis Internacional y fue asistente especial del presidente para asuntos arabes-israelies de 1998 a 2001.

Fuente: The Washington Post

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