martes, 14 de septiembre de 2010

Oportunidades y desafíos del proceso de paz

El previo proceso de paz entre israelíes y palestinos -confeccionado en Noruega y formalmente publicitado al mundo en Estados Unidos a inicios de los años noventa- colapsó en Camp David en el año 2000, dando lugar a un período prolongado de violencia y sumiendo a ambos pueblos en un estado de enemistad peor que el status quo ante. Si el pasado ha de ser un parámetro para nuestro aprendizaje, surgen algunas lecciones ineludibles del último proceso de paz que los mediadores actuales no debieran obviar.
Primeramente, la educación para la paz ha de ser promovida oficialmente y sin equívocos. Dado que esto ya está asentado como política en Israel, será principalmente una responsabilidad palestina fundamental. La Administración Obama anunció recientemente un paquete de USD 250.000 para asistir a la Autoridad Palestina a lanzar una fuerte campaña mediática en pos de este objetivo y hemos de esperar que dé resultados positivos. En segundo término, el terrorismo deberá ser condenado enfáticamente. Puesto que los saboteadores de la paz tienden a orientar su frustración contra objetivos israelíes exclusivamente (en el pasado han sido explotadas pizzerías en Haifa y Tel-Aviv, mas no en Ramallah o Belén), corresponderá al liderazgo palestino expresarse claramente al respecto. Asimismo, será inviable para Israel sostener un proceso de paz en simultaneidad con atentados terroristas, como sucedió anteriormente, con lo cuál una contención de esta amenaza a la paz será crucial.
El mundo árabe tiene un papel importante que desempeñar. En Camp David faltó un respaldo que indujera a la flexibilidad del liderazgo palestino en cuestiones claves como Jerusalem y refugiados. Geopolíticamente, en tiempos recientes las naciones árabes han visto un declive pronunciado en su influencia regional ante el creciente posicionamiento de países musulmanes no-árabes como Turquía e Irán. Con una Turquía ambivalente y un Irán asertivo, los estados árabes pueden ver en el relanzado diálogo palestino-israelí una oportunidad para reafirmar su protagonismo a la vez que frenar las intervenciones non-sanctas de Teherán, que a través de sus milicias Hamas y Hizbullah tiene la posibilidad de estropear el proyecto de la paz.
Por Julián Schvindlerman

Analista político internacional

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