19/3/11
Francia es la metáfora del mundo. Por supuesto, es la cuna de grandes hitos de la civilización, con la Ilustración en el podio de las luces. Pero también es la campeona de la doble moral, y su historial de protestas en contra de dictaduras y guerras convive cómodamente con su también larga lista de guerras propias, tiranos amigos y el resto de miserias de la zona oscura. Gritaba contra la guerra de Iraq perpetrada por Bush, y años antes sus Mirages habían sido usados para bombardear a los kurdos de Irán, en la brutal guerra entre Irán e Iraq. Se presentaba como el hermano mayor de África, y alimentaba algunas de las guerras africanas más sangrantes. Y mientras se removían los muertos de la guerra de Argelia, daba lecciones al mundo sobre la emancipación de los pueblos. Su mano derecha nunca supo lo que hacía su mano izquierda, y así el cuerpo francés ha viajado feliz por la historia, bien equilibrado entre la belleza del bien y la grandeur del mal, entre la paz y la guerra, entre el amor del asfalto por la libertad y el amor de los despachos a los tiranos amigos. No hay en el mundo un país más entrenado en la doble moral, quizás con la única salvedad de Gran Bretaña. Pero estos dos países no son la excepción de nada, sino la confirmación de todo, y el todo es la inmoralidad que rige la moral de la política internacional. Y así volvemos una y otra vez a la noria de siempre: grandes retóricas contra los dictadores que ya no resultan útiles para nuestros intereses. Ahora Francia ha liderado la ofensiva militar contra Gadafi, y el gesto debería honrar la conciencia del mundo. ¿Seguro?
¿Se trata de una acción humanitaria, pensada para proteger la libertad y evitar la represión contra los ciudadanos? ¿O se trata de la convicción de que ese país tan importante para nuestros recursos necesita una estabilidad que hace falta acelerar? En Egipto y en Túnez el ejército ha garantizado la situación y ha dejado caer a los dictadores, pero en Libia no ha sido así, y ese retraso en estabilizar la zona es el que ha acelerado el corazón internacional. Ni derechos humanos, ni pueblo represaliado, ni dictador desbocado, puro y simple interés en no poner en riesgo el maná energético. ¿Quieren la última prueba? ¿Por qué nadie ha hecho una resolución contra las tropas saudíes que han entrado en Bahréin y han ayudado al dictador a reprimir a su pueblo? Porque los saudíes tienen bula en el catecismo del Mercado y los muertos no conmueven porque mueren, conmueven cuando sus verdugos ya no sirven como amigos. Podríamos continuar: Irán, China, tiranías del petroislam… Es igual, porque esto es una gran mentira. La política internacional no tiene corazón, sino vísceras, ergo no se alimenta de buenas intenciones, sino de intereses. Por eso el amigo Gadafi ya no es amigo. ¿Por qué es un malo muy malo? ¡Por favor! No es amigo porque ya no nos sirve
Fuente: La Vanguardia-España
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