miércoles, 16 de marzo de 2011

Yemen no es un país creado por el colonialismo europeo, como fueron Jordania, Iraq o Kuwait

Xavier Batalla



El territorio que los romanos bautizaron con el evocador nombre de Arabia felix (Arabia feliz) también es escenario de una revuelta popular. El presidente de Yemen, Ali Abdulah Saleh, en el poder desde hace 32 años, ha prometido dejar el cargo a finales del 2013, cuando acaba su mandato, y ha ofrecido una nueva Constitución. Pero la oposición, que rechaza un gobierno de unidad, pide su renuncia. El país más pobre y poblado de la península Arábiga es una de las fichas del dominó árabe que más preocupa en Washington. Estos son algunos de los porqués.

¿Por qué Yemen es un caso distinto?
Yemen, como Omán, es una excepción en el mundo árabe. No es un país creado por el colonialismo europeo, como fueron Jordania, Iraq o Kuwait. Ni tampoco es de reciente construcción, como Arabia Saudí, Qatar o los Emiratos Árabes Unidos. Ni tiene petróleo o gas en abundancia. Tiene historia, aunque tortuosa. Desde la antigüedad ha estado fragmentado en pequeños reinos, más tarde en sultanatos, después entre los imperios otomano y británico y, finalmente, en la guerra fría, entre la República Árabe del Yemen en el norte y la República Democrática Popular del Yemen en el sur. Las dos repúblicas se unificaron el 22 de mayo de 1990, pero la historia yemení no llegó aquí a su final.

¿Por qué enfrentó a egipcios y saudíes?
El norte del Yemen alcanzó su independencia de iure tras la Primera Guerra Mundial y la derrota del imperio otomano. Entonces, en 1918, el imán zaidí fue nombrado rey. El sur, sin embargo, continuó bajo dominio de los británicos, establecidos en Adén desde 1839. La proclamación en 1962 de la República Árabe del Yemen en el norte dio pie a una guerra civil que enfrentó a republicanos, apoyados por el Egipto de Gamal Abdel Naser, y monárquicos, respaldados por Arabia Saudí, que terminó imponiéndose. Y la insurrección del sur contra los británicos desembocó en la independencia en 1967. Las repúblicas se enfrentaron en dos guerras antes de unificarse en 1990. Pero la monopolización de la política (los partidos están autorizados pero sin posibilidad de llegar al poder) por parte del presidente Ali Abdulah Saleh, de 68 años, sigue dividiendo la única república de la península.

¿Por qué la división de la república?
La revuelta popular contra el presidente Saleh, que ya se ha cobrado treinta vidas, se añade a dos conflictos que vienen de lejos. Los yemeníes se reparten entre el zaidismo, que es una rama del chiismo, y el shafiismo suní, que controla el norte pese a ser minoritario. En el norte continúa la rebelión de los chiíes. Los hutis luchan desde hace seis años y controlan amplias zonas, lo que provoca la alarma de Arabia Saudí, ya temerosa por la protesta chií en Bahréin, donde son mayoría. Los hutis, considerados herejes por los suníes, sostienen que las fuerzas saudíes cruzan periódicamente la frontera para intervenir en el norte del Yemen. Y en el sur, Saleh se las ve con Herak, un movimiento separatista.

¿Por qué Yemen es un granero radical?
Por la presencia de Al Qaeda. Yemen, con 24 millones de habitantes, cuyo 70% tiene menos de 30 años, no posee petróleo, pero es un granero de islamistas radicales y sede de la franquicia quizá más ambiciosa de Al Qaeda, Al Qaeda en la Península Arábiga, organización terrorista que ha protagonizado los mayores atentados contra intereses estadounidenses en los últimos dos años, incluidos el intento de detonar una bomba en un avión que se dirigía a Chicago y el atentado frustrado contra otro avión sobre Detroit en la Navidad del 2009. Yemen ha sido un destacado banderín de enganche para los islamistas que han luchado en Bosnia, Iraq, Somalia, Afganistán y Pakistán. Y los orígenes de Osama bin Laden proceden de la región yemení de Hadramaut, donde nació su abuelo. La mitad de los 173 detenidos que siguen en Guantánamo son yemeníes. Y la semana pasada, el Tribunal de la Seguridad del Estado condenó en rebeldía a quince años de cárcel a un miembro de Al Qaeda por planear el ataque suicida que en el 2007 mató a ocho turistas españoles y a dos yemeníes.

¿Por qué interviene Estados Unidos?
Saleh comenzó a hacer frente a Al Qaeda después del atentado de octubre del 2000 contra el destructor estadounidense USS Cole en el puerto de Adén. Desde entonces, la cooperación con Estados Unidos no ha hecho más que incrementarse. Actualmente, y merced a la intervención de las fuerzas estadounidenses, Al Qaeda no tiene presencia alguna en las grandes ciudades yemeníes pero, gracias a las conexiones tribales, es fuerte en el este y el norte del país.

¿Por qué el norte no teme a Bin Laden?
Porque los suníes del norte temen más a los chiíes. Los dirigentes suníes no ocultan que Al Qaeda, que pretende ser un campeón del rigorismo suní, es un aliado para frenar la rebelión de los chiíes, de los que se sospecha, como ocurre en Bahréin, que reciben ayuda de Irán. El recurso al enemigo exterior es una constante en las revueltas populares árabes que se suceden después del derrocamiento del dictador tunecino Zine el Abidine Ben Ali. Pero Saleh ha sido el más chocante. El egipcio Hosni Mubarak acusó de la revuelta a los Hermanos Musulmanes. El rey de Bahréin, Hamad bin al Jalifa, señaló a Irán. Gadafi echa la culpas a Al Qaeda. Pero Saleh afirmó textualmente en la Universidad de Saná: “Hay un centro de operaciones en Tel Aviv con el objetivo de desestabilizar el mundo árabe”. Y añadió: “Todo se gestiona desde la Casa Blanca”. Poco después pidió disculpas y rectificó.

¿Por qué es difícil cambiar de régimen?
La Administración Obama duplicó en el 2010 la ayuda antiterrorista (hasta 150 millones de dólares) y la ayuda humanitaria (42,5 millones) al Gobierno yemení, aunque son las fuerzas especiales estadounidenses las que llevan el peso de la guerra contra Al Qaeda. Esto hace que en Washington se considere difícil encontrar un aliado mejor que Saleh contra Al Qaeda. No todo, sin embargo, es transparente. Primero, porque, como han puesto de manifiesto los documentos del Departamento de Estado filtrados por Wikileaks, Saleh es un aliado controvertido: a menudo ha hecho suyas las acciones de los estadounidenses, pero cuando estas han provocado las críticas de la población entonces ha dicho que no tenía nada que ver. Y segundo, porque no está claro el destino de la ayuda. Según Transparency International, Yemen es uno de los países más corruptos, y la oposición a Saleh sostiene que la ayuda se la reparten el presidente, su hijo Ahmad Ali y sus sobrinos Yahya y Ammar. En definitiva, la Arabia infeliz.
Fuente: La Vanguardia- España

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