viernes, 20 de enero de 2012

PARASHA SEMANAL

Parasha Vaerá

BS"D

LA FE DEPENDE DE LA VOLUNTAD DE LA PERSONA

Cada plaga venía precedida de una advertencia. Antes de la plaga del granizo, Moshe Rabenu (Nuestro Rab) le dijo a Paró (el faraón): "El súbdito de Paró que tema a la Palabra de HaShem, que proteja a sus sirvientes y a sus animales (y los cobije bajo los techos,) en las casas" (Shemot IX 20). En esta advertencia, Moshe Rabenu se expreso claramente, y les dijo a todos los egipcios que el granizo podría ser fatal para quien se encuentre a la intemperie. Y hemos visto que solo "el que temió La Palabra de HaShem" hizo caso a la advertencia y se salvo. En cambio, "el que no presto atención a la palabra de HaShem, y dejó todas sus cosas al descubierto, las perdió quemadas por el granizo", como dice el Pasuk siguiente. Es importante destacar que la plaga del granizo no fue la primera, sino que el pueblo egipcio ya venía soportando seis anteriores, una tras otra, sin haberse podido salvar de ninguna, Antes de cada plaga, Moshe Rabenu advertía con tres semanas de anticipación, y cada plaga tenía una duración de siete días. Los egipcios vieron con sus propios ojos que todo lo que había dicho Moshe se cumplió hasta el más mínima detalle. Esta plaga, iba traer aparejada una enorme perdida económica, y para salvarse de ella no se requería un gran esfuerzo, sino simplemente esconderse y esconder sus pertenencias bajo techo. ¿Cómo es posible, entonces, que muchos de los egipcios "no temieron la Palabra de HaShem", coma atestigua el Pasuk, y ni siquiera se cobijaron, al menos por las dudas? Ante todo, debemos trazar una diferencia entre la necedad de Paro y la necedad del resto de su pueblo. La necedad de Paro puede ser comprensible, en vista de la situación en la que se encontraba: Seiscientas mil familias de esclavos hebreos estaban por escaparse de sus dominios. Aun cuando se vio obligado a dejarlos ir, después de la ultima plaga, envió espías para saber si los hebreos se habían arrepentido y querían regresar. La necedad de Paro obedecía a que todo su imperio se estaba desmoro¬nando. En cambia, la necedad del resto de los egipcios resulta incomprensi¬ble. Es sabido que estos vivían obsesionados por el dinero, y estaban dispuestos a entregar sus vidas por una simple moneda. ¿Cómo es posible que no tuvieran miedo de las palabras de Moshe, y estaban casi seguros de que el granizo no los iba a perjudicar en nada? Más aun: Cuando el Pasuk dice: "El que no temió a la Palabra de HaShem..." se refería a personas como Bil¬am, que era muy inteligente y hasta poseía dotes proféticas. ¿Cómo es posible que alguien así haya caído en una incredulidad tan ingenua, y no se preocupó por proteger sus bienes? De aquí vemos que el ateísmo no es la consecuencia de la falta de sabiduría o entendimiento de la persona, sino de la falta de voluntad. Cuando la persona no tiene voluntad de creer, obliga a su mente y a sus sentimientos a desdeñar todos los elementos de prueba para creer. En apariencia, esta persona no teme, pero la realidad es que su ateísmo cegó su mente, y no le permite ver el peligro al que se expone. Y así sucede con todo aquel que se encuentra inmerso en los pecados, Rajamana Litzlan (¡D” nos guarde!). La realidad nos muestra que las ideas heréticas no surgen del razona¬miento humano. Pues por un lado, el que dice no creer niega muchas cosas que son harto evidentes, y aunque las vea con sus propios ojos, se resiste a admitirlas. Sumado a esto, el pretendido ateo se apoya en teorías muy inciertas, y le confiere la calidad de dioses a elementos totalmente insignificantes de este mundo. ¡Y todo con tal de desmentir las palabras de la Tora Porque todos esos pensamientos están totalmente reñidos con la lógica, por qué lo hace? Porque anida dentro de él un espíritu de impureza, espíritu que recorre su cuerpo hasta llegar a la mente, y deformarla. Está escrito en el comentario de Tosafot de la Guemara - Masejet Aboda Zara 27: "A veces las fuerzas del mal hacen equivocar a la persona y la desvían del Camino Correcto..." Por eso, no nos debe sorprender que un hombre de una muy alta capacidad intelectual, y que se destaca en varios conocimientos, tenga ideas equivocadas respecto a la Fe en el Creador del Mundo. Cuando veamos algo así, debemos saber que se está cumpliendo la regla: "En el camino en que la persona quiere transitar, del Cielo lo conducen por él". 0 lo que es lo mismo: "Quien quiere impurificarse, encontrará la puerta abierta. Y quien quiere purifi¬carse, encontrará la Ayuda del Cielo".

(Bircat Peretz - Vaera)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.