viernes, 27 de enero de 2012

PARASHA SEMANAL

Horario (Bs As) Encendido Velas de Shabat 27/Ene/12 19:49 Hs. - Motzaei Shabat 28/Ene/12 20:45 Hs.
Parasha Bo


BS"D

PARA QUE NO QUEDEN DUDAS
DE QUE FUE UN MILAGRO

Existen ciertas personas que no quieren reconocer la veracidad de las palabras de la Torá y tratan de darle a las maravillas de HaShem, explicaciones de orden "natural". Argumentan que las plagas de Egipto ocurrieron de manera casual, sin tener en cuenta que la sola sucesión de una tras otra es, de por sí, un hecho sobrenatural.
En uno de los pasajes de esta Perasha hay una prueba evidente de que una plaga (y por consiguiente. todas las restantes) fue obra de un milagro irrepetible.
HaShem (por medio de Moshe) le advierte a Par-ó (el faraón) acerca de la plaga de la langosta con las siguientes palabras: "Y llenarán (las langostas) tu casa, y la casa de tus súbditos, y la casa de todo (el pueblo de) Egipto..." (Shemot X 6).
Si fuese una plaga común, la langosta aparecería primero en las casas de los pobladores de Egipto. Luego, en las casas de los súbditos directos del faraón, que viven en el centro de la ciudad. Y por último, en la casa (los recintos internos) del palacio de Par-ó, que es lo mas inaccesible. Sin embargo, no fue así, lo que confirma a las claras que es un milagro.
¿Y por qué ocurrió de esta manera? ¿Por qué la plaga afectó primero a Par-ó; luego a los súbditos, y finalmente al pueblo? Porque HaShem castiga de acuerdo a la gravedad del pecado cometido. Los hebreos fueron sometidos por los nativos egipcios, pero estos recibieron la provocación de los miembros del gobierno egipcio. Y fue esa la razón por la cual los súbditos fueron castigados antes que los habitantes comunes. Pero hubo alguien que encendió el odio hacia los Hijos de Israel, y contagio a todos los habitantes del imperio egipcio: Fue Par-ó, y por eso el recibió el castigo antes que nadie.


(Extraído de Kelì Yakar)



LOS HIJOS VIENEN AL MUNDO, POR EL AMOR


No hay nada más angustiante, para una pareja de marido y mujer, que la infertilidad. Aunque gocen de los placeres más grandes, no se sentirán felices mientras no hayan podido engendrar hijos. La máxima ilusión, para todo matrimonio, es que puedan dejar en este mundo una generación estable.
Para un hombre y una mujer que se ven privados de descendencia, sus vidas no son vidas, y todos sus días son faltos de motivación y esperanzas.
No obstante, esta clase de parejas pueden lograr tener hijos, aunque las leyes naturales y los diagnósticos médicos indiquen lo contrario. ¿Cómo? Mediante el amor y el cariño ferviente que se profesen uno al otro. Y lo más fuerte que existe para lograr esta Bendición de D­”, junto con mucha tefilà (rezos), es el amor de una mujer hacia su esposo. Esto lo aprendemos de lo que figura en el Midrash Shir Hashirirn Rabà I:
En la ciudad de Zidòn, Ilegò una pareja con Rabi Shimon Bar Yojay. Le dijeron al Rab que se querían divorciar porque ya llevaban muchos años de casados y no habían podido tener hijos. Si cada uno de ellos se casa por su cuenta, por otro lado, quizás logren dejar descenden­cia.
Rabi Shimon lo pensó un instante y les dijo:
- Esta bien, divórciense. Pero así como cuando se casaron lo hicieron con un banquete, también ahora, al separarse, lo celebraran con un banquete.
Ese día, fue un día de fiesta para ellos. Prepararon una sabrosa cena y trajeron vinos añejos. Ya muy tarde, cuando la bebida comenzó a surtir efecto sobre el marido, le dijo éste a la mujer:
- Bueno. Ya podemos dar por terminado todo esto. Toma lo que más quieras y llévatelo a Ia casa de tus padres... - dicho lo cual no tardó en quedarse dormido.
La mujer llamó a unos hombres para que la ayuden. Cargo el cuerpo de su marido y se lo llevó.
Cuando el hombre despertó, se encontró con la imagen de su esposa.
- Qué pasa? Dónde estoy...?
- En Ia casa de mis padres - le dijo Ia mujer.
- Y que hago yo aquí?
- Hice lo que me dijiste.
- Acaso yo te dije que me traigas a la casa de tus padres?
- Tú me dijiste que me lleve conmigo lo que más quiero. Y lo que más quiero en el mundo, eres tú…
Luego de lo sucedido, regresaron con Rabi Shimòn Bar Yojay, quien rezó por ellos. Después de un tiempo, la mujer quedo embarazada y tuvo un hijo.
Si Rabi Shimon hubiese rezado por ellos antes del "banquete", no existía tanta seguridad de que sus plegarias fueran escuchadas. Pero después del suceso, seguro que HaShem escucho sus ruegos. Porque Rabi Shimon argumento:
"¡Ribonò Shel Olam! (Amo del Universo) Tú creaste el mundo con benevolencia y amor. Y ahora, ¡mira cuánto amor siente esta mujer por su marido! ¡Ella siente por él un amor sincero, que no depende de nada! Tú, que tanto amas a Tus criaturas, amas a los que aman de esta manera..? ¡Ribonò Shel Olam! Si Tú no les concedes descendencia a estos amados, separarás lo que está tan fuertemente unido. Y si les das hijos, ¡reinará entre ellos un amor eterno...!”

(Idem Anterior 84)

(“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO;

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