martes, 5 de mayo de 2009

En Perspectiva: La casa en Rejov Graetz‏

By DANIEL GORDIS

Esta puede ser la semana para recoger una correspondencia que yo inadvertidamente tire. Todo comenzo con una nota de un amigo que vive en la calle Graetz en Jerusalem. "Si quieres puedes contestarle". Adjunta habia una nota de Munir K., quien habia escrito a mi amigo pidiendo informacion acerca de su casa anterior en la calle Graetz. El Dr. K, ahora un medico en EEUU, habia vivido en rejov (calle) Graetz en los años 30s y 40s, y estaba preguntando que habia sucedido con su casa.
Quien no podria entender facilmente su curiosidad, incluso su deseo? Yo tome una camara, saque algunas fotos del barrio y la casa en cuestion y se las envie por e-mail. Me presente, explicandole como habia llegado su e-mail hasta mi, respondi sus preguntas acerca del barrio hoy dia y le desee que estuviera bien. El me respondio casi inmediatamente, agradeciendome por la nota y las fotos. Pero entonces su tono cambio. "Me quede shoqueado y espantado", escribio, "de ver que el gobierno israeli concedio derechos de propiedad a otro individuo sobre mi casa de nacimiento sobre la cual tengo titulos de propiedad (mi padre me la lego) sin ninguna consideracion de quienes son los propietarios originales y legales."
Como muchos de nosotros, el tiene poderosos recuerdos de su casa de niñez, y yo inintencionadamente los habia desatado. "Yo siempre mantuve una imagen de una casa de un piso con baldosas rojas con un bello jardin como el que mi padre levanto y en el cual yo creci por los primeros diez años de mi vida. Esa imagen esta ahora destrozada en la vista del e-mail y las fotos que usted envio."
Fue uno de aquellos momentos el "camino al infierno esta pavimentado con buenas intenciones". Si hubiese estado yo en sus zapatos, habia pensado mientras tomaba las fotos que querria que alguien hiciera por mi lo que yo estaba haciendo por el. Pero la memoria es un territorio traicionero. Puede nutrirnos, dandonos un sentido de donde nosotros hemos venido, o puede osificarnos, arraigandonos en cierta forma en mundos que (sin embargo tragicamente) no existen mas y se han ido para siempre. Y la opcion entre aquellas dos posiciones hace toda la diferencia. Sesenta años habian pasado, pero la memoria del Dr. K permanecia afilada. "Yo naci el 28/8/37 en el Hospital del Gobierno donde el Dr. Gmelin era obstetra... La casa frente a esa ruta nuestra era propiedad de amigos de la familia, los Maloufs, quienes la alquilaron a refugiados judios alemanes, la familia Jafet... La casa inmediatamente al lado de la nuestra (hacia el Oeste) era propiedad del Dr, Itayyim, quien fue un quimico del gobierno. Ellos se quedaron en su casa hasta fines de los años 50. Los Itayyims y Maloufs terminaron en Libano."
La suya claramente no era una familia ordinaria. "Mi madre siempre preparaba un te formal a las cuatro en punto- nosotros aprendimos eso de los britanicos. Teniamos una mucama con cama, y mi padre era el arabe de mayor rango en el gobierno del Mandato Britanico. El era el director asistente de educacion para todas las escuelas arabes gubernamentales."
Uno puede entender su anhelo por ese mundo de honor y privilegio. Quien no ha leido fascinantes y conmovedores relatos de judios acerca de las vidas que ellos perdieron en los años 30s y los años 40s? Y si nosotros podemos llorar con esto, seguramente sentimos enorme pena por su mundo perdido, tambien. Pero aqui esta el problema. Incluso esta semana, empapada en el Dia del Recuerdo del Holocausto en la TV y los diarios, nosotros leimos y escuchamos los relatos de gente que perdio todo- no solo casas, sino familias- por los Nazis y por el veneno y odio asesino europeo. Hubo lagrimas. Recuerdos de sufrimiento indescriptible. Pero estas fueron mayormente memorias en las cuales la gente celebro lo que ellos han creado a partir de alli: familias reconstruidas, tradiciones perpetuadas, un estado que surgio de las cenizas. Y hay recuerdos que han aceptado, incluso con toda la angustia, lo que se ha ido. No aqui. El Dr.K terminaba su nota: "Yo tengo sentimientos muy fuertes acerca de Palestina y mi casa de Jerusalem... Mi yerno es judio, y yo he legado mi casa de Jerusalem a el y mi hija (su esposa). No hay alli una oracion judia que incluye esta declaracion: 'si te olvidare Jerusalem...' Que describe mis sentimientos... Estamos en contacto. Munir K."
No quede en contacto, lo confieso, aunque lo pense. No escribi porque no se como relacionarme con este tipo de recuerdo. Es el tipo de recuerdo que hace demandas que no pueden ser satisfechas y finalmente nos condenan al conflicto. Es una forma de recuerdo que hace inevitables mas perdidas del tipo que nosotros lloraremos en el Dia del Recuerdo. Lo que yo he querido decir fue que nosotros vivimos en un pais que, a pesar de sus muchas fallas, usa su abundancia de memoria principalmente para propulsarnos hacia adelante, para darnos un sentido de lo que tenemos que (re) construir, de lo que no puede ser recreado o devuelto pero que continua debiendo animarnos.
La de Dr. K. es una suave forma de un tipo muy diferente de memoria. Anhela restaurar el estado anterior de cosas. Su version americana de los refugiados libaneses con las llaves de sus anteriores casas en el bolsillo, o mucho peor, los enemigos exactamente frente a nuestra frontera que no descansaran hasta que sus antiguas tierras les sean restauradas. Esa memoria, nosotros hemos aprendido, no se acomoda a las nuevas realidades. Casi invariablemente lleva a la guerra.
En los proximos dos dias, sin embargo, voy a forzarme a contestarle. Sera un ejercicio util. Especialmente esta semana, nosotros podriamos usar recordatorios de cual poderosa, mecesaria pero tambien peligrosa puede ser la memoria. Le escribire y le explicare tan gentilmente como pueda, que una de las cosas que amo acerca de este pais no es solo que nosotros recordamos, sino como y por que.

El autor es Vice Presidente senior del Shalem Center en Jerusalem. Su libro mas reciente, Salvando a Israel: Como el Pueblo Judio Puede Ganar una Guerra que Puede Nunca Terminar, fue recien editado por Wiley.
www.danielgordis.org

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