miércoles, 27 de mayo de 2009

NI SIQUIERA LO PIENSEN!‏


By STEWART WEISS

Shavuot - como el fallecido, gran comediante Rodney Dangerfield podria haberlo caracterizado- es la fiesta que no tiene respeto. Esta desprovisto de simbolos vistosos, tales como el shofar o la janukia; es la mas corta de las fiestas, durando solo un dia (en Israel), y viene tras los talones de una serie de otros dias santos, tales como Pesaj, Iom HaShoah, Iom Hazicaron y Iom Ha'atzmaut. Como tal, parece algo perdido en el arrastre.
Pero Shavuot merece un mejor destino, ya que representa un momento de importancia cataclistica, un dia que cambio a la civilizacion de la manera mas profunda. La dacion- tanto como el recibimiento- de la Torah en Monte Sinai energizo a nuestro pueblo por siempre y trajo orden, justicia y civilidad al mundo en general.
La palabra codificada de ese gran momento de revelacion, la responsabilidad colectiva de la nacion judia para el ofrecimiento de la Torah por parte de Di-s es na'aseh v'nishma, nosotros haremos y despues escucharemos. Pero esa declaracion es tan desconcertante como poderosa. Porque aunque la fe es ciertamente un componente vital de nuestra religion, nuestro no cuestionamiento, casi creencia ciega en este mas amplio conjunto de leyes y comportamiento parece fuera del caracter del pueblo judio. Nosotros generalmente leemos la letra fina tan cuidadosamente, buceando dentro del significado y matiz de cada detalle antes de decidir finalmente saltar dentro. Entonces que paso en Sinai?
Quisiera responder a esta pregunta clasica con una historia de nuestra reciente historia, una que es tan relevante hoy- quizas incluso mas relevante- que cuando ocurrio. En 1978, la cumbre de Camp David con Egipto resulto en la devolucion de toda la Peninsula del Sinai. El presidente americano Jimmy Carter, delirante de alegria que Israel habia decidido dar dos tercios de su tierra masivamente a una nacion enemiga, decidio que el intentaria empujar el envoltorio. El dijo al Primer Ministro Menajem Begin que, antes de terminar la cumbre, el quisiera discutir el tema de Jerusalem, que el queria que Israel considerara ceder parte de ella, o internacionalizarla toda.

Begin rechazo de plano el pedido de Carter.
"Al menos pienselo por unos dias", dijo Carter.
"No!" dijo Begin desafiante.

"Que?!" respondio un incredulo Carter, "Ud ni siquiera va a pensar en ello? Por que no? Como puede ser tan obstinado?"

Begin respondio: "Yo pienso que es hora que le cuente acerca de Rabbi Amnon."

El entonces procedio a relatarle a Carter la historia de Rabbi Amnon de Mainz. Presionado incesantemente por el obispo de esa ciudad para convertirse al cristianismo, el finalmente pidio tres dias para pensarlo. En entonces estuvo tan sobrepasado por la culpa que rogo a Di-s por perdon. "Como pude siquiera contemplar tal acto de herejia?" se lamentaba.

Cuando el no volvio con el obispo, Rabbi Amnon fue cruelmente torturado, sus miembros amputados uno a uno. Aun asi el no cedio. Amputado y mutilado, el finalmente fue llevado a casa. Tres dias mas tarde, en Rosh Hashana, el pidio ser llevado a la sinagoga y ser colocado ante el Aron Kodesh. Entonces el pronuncio su famosa oracion que se ha convertido en la pieza central de la liturgia de la fiesta- Un'taneh Tokef, Quien vivira, y quien morira - y alli el expiro.

Cuando Begin termino la historia, el se volvio a Carter: "Hay ciertas cosas en la vida, Sr.Presidente, en las que los judios ni siquiera pueden pensar- y entregar Jerusalem en cualquier modo, forma o manera es una de ellas." Con esa declaracion enfatica, Begin volvio a casa.

Es cierto que, normalmente, nosotros sopesamos nuestras decisiones importantes con gran deliberacion y tomamos tiempo para considerar todos los pros y contras.

Pero sobre ciertos temas, nuestro puro instinto surge y no hay nada que discutir. Nosotros sabemos, muy profundamente, que hay un Di-s, incluso si no podemos probarlo; nosotros creemos que El nos dio la Torah y, por virtud de nuestras obligaciones mutuas unos con otros, es que nosotros tenemos una relacion especial con El. Y nosotros estamos absolutamente seguros, sin importar la opinion del mundo y el despotricar de nuestros vecinos, que Israel es nuestro hogar, y Jerusalem es nuestra eterna, no divisible capital.

Considerar siquiera rechazar estos fundamentos de fe, bueno, ni siquiera lo piensen.



El autor es director del Centro de Acercamiento Judio de Ra'anana.

Fuente: The Jerusalem Post

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