domingo, 25 de septiembre de 2011

Ben Ami: "Habrá presión sobre Israel para un proceso de paz serio"

El paso de Mahmud Abas de acudir a la ONU es muy arriesgado, ya que casi invita al veto norteamericano al Estado palestino. El líder palestino lo hace porque se le está acabando el tiempo político y espera que sea algo constituyente en la historia palestina: algo parecido a la resolución de la ONU sobre la partición de Palestina en 1947 para Israel", afirma Shlomo Ben Ami, historiador israelí y vicepresidente del Centro Internacional Toledo por la Paz. "Nadie sabe exactamente lo que ocurrirá, ni los palestinos tienen una hoja de ruta clara". El laborista Ben Ami fue ministro de Exteriores durante la cumbre de Camp David del 2000 y las negociaciones de Taba del 2001. "Abas dice que vendrán tiempos difíciles. EE.UU. intentará evitar el veto haciendo lobby en el Consejo de Seguridad, pero si al final opta por el veto será muy mal interpretado en el mundo árabe. Israel, con la ayuda de los palestinos, está arrastrando a su aliado norteamericano, arrinconándole frente a la totalidad del mundo árabe", afirma.

En Israel y Cisjordania hay alerta de seguridad. ¿Hay peligro de una tercera intifada?

Habrá bastante frustración en los territorios palestinos. Los palestinos se levantan por la mañana y aún ven soldados israelíes, puestos de control y asentamientos. Ahora de repente todo el planeta reconoce al Estado palestino y mañana no ocurre nada. Si no se retoman rápidamente las negociaciones puede producirse una explosión de violencia, aunque esa no sea la intención de los líderes palestinos. Estos se vieron obligados a ir a la ONU por dos razones. La primera es la convicción de que el paradigma de Oslo (negociaciones directas en un proceso gradual) está agotado y es ya hora de cambiar a través de la internacionalización del conflicto y del proceso de paz. La segunda es la estructura marcadamente nacionalista de la coalición de Netanyahu. Después de haber rechazado las propuestas de paz de Barak, los parámetros de Clinton y las propuestas de Olmert, Abas se preguntaba qué es lo que verdaderamente podía esperar de Netanyahu.

¿Va la UE a dividirse en el voto sobre Palestina en la ONU?

Creo que sí. Ya pasó con Kosovo. Alemania, Holanda, Italia y algunos países del este están de un lado y del otro, Francia, Gran Bretaña y España. De hecho, ni Francia ni Inglaterra parecen en la misma postura que España. Los europeos siguen buscando la fórmula que les una. Ojalá lo logren porque Europa tiene un peso muy especial en la cuestión palestina. No sería bueno que no pueda tener un papel: es el vecino más inmediato y tendría que ser capaz de reemplazar a EE.UU., que vive una crisis de debilidad en la región.

¿Qué va a cambiar si hay un veto norteamericano en el Consejo de Seguridad pero Palestina es reconocida como Estado no miembro, como el Vaticano?

Poco cambiará. La realidad del palestino de a pie no se va a alterar, pero la presión sobre Israel para acercarse a un proceso de paz serio va a ser imperativa porque la percepción internacional pasa a ser la de un Estado bajo ocupación. La comunidad internacional reconoce que sus fronteras son las de 1967 y que, por lo tanto, los asentamientos son una violación flagrante del derecho internacional. Será necesario un cambio de Gobierno en Israel.

¿Las revoluciones en el mundo árabe van hacia democracias, hacia gobiernos islamistas o quizás hacia ambos, según el modelo turco?

Las revoluciones árabes han sido una derrota de la opción yihadista de Al Qaeda. Se probó que la revolución democrática es el mejor camino para la libertad, no la violencia, como pensaban los islamistas de Al Qaeda y en el pasado también los Hermanos Musulmanes. Estas revoluciones serán tema para largos años, hasta que se sepa hacia dónde van. Va a ser el gran torneo del siglo XXI. Es un océano de estados y de naciones árabes, no son todas iguales. Como historiador sé que nunca una revolución terminó como empezó: los que la hacen raramente son los que la lideran después. ¿Será la generación Tahrir la que pondrá su sello final? Ojalá, pero no está muy claro. Las masas querían la revolución y el ejército dio un golpe de Estado contra Mubarak y aún controla el país. A ver hacia dónde va; espero que hacia una democracia real.

Hace poco Israel tenía relaciones estratégicas con Turquía y decenas de diplomáticos en Ammán y en El Cairo. Ahora se oyen tambores de guerra por primera vez en muchos años y reina gran tensión.

Parte de la explicación es la primavera árabe. Egipto sigue teniendo interés en la paz con Israel, tiene problemas domésticos colosales y una frontera problemática con Libia y otra con Sudán. Eso no quiere decir que no habrá relaciones tensas. La política exterior se hará respondiendo a la voz popular, que no tiene mucho amor por un Israel que controla los territorios palestinos. Habrá una paz tensa mientras no se resuelva el problema palestino. Y aun entonces lo que habrá será una tensa carrera por la hegemonía regional.

¿Y Turquía? Su líder, Erdogan, amenaza a Israel, a menudo con gran contundencia.

Turquía, alejada del sueño europeo, ve Oriente Medio como espacio natural para la expansión de su economía y sus aspiraciones estratégicas.El liderazgo de Egipto en el mundo árabe es incontestable, pese a las apariencias. El Cairo ve con sospecha las aspiraciones de Erdogan. Pero para Israel nada cambia. La alianza con Turquía, que nació a finales de los años cuarenta del siglo XX, se hizo sobre la base de que no había paz entre Israel y el mundo árabe. Fue una alianza para evitar la paz, porque Turquía estaba enfrentada al mundo árabe. Hoy es al revés: la paz con los árabes es la única manera de recuperar la alianza con Turquía.LA VANGUARDIA.COM

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