jueves, 29 de septiembre de 2011

Un obstáculo para la paz

Un obstáculo para la paz
de Cidipal,
Cuando Israel firmó, con los palestinos, los acuerdos de Oslo lo hizo con grandes esperanzas de paz en su corazón. Además, los suscribió con el entendimiento que, ambas partes, los respetarían. Desafortunadamente, los palestinos están situados en el borde de la infracción de esos acuerdos, más específicamente el Acuerdo Interino sobre la Margen Occidental y la Franja de Gaza. En aquel histórico documento, ambas partes prometieron que no se haría nada que cambiara el status de la Margen Occidental y Gaza; y que ningún acto unilateral podría ser realizado para alterar la naturaleza básica de los territorios en disputa. Ahora, los palestinos están yendo a Naciones Unidas para obtener un Estado palestino sobre esos territorios en disputa. Ese acto unilateral no solo socavará los acuerdos, sino que asestará un severo golpe a las perspectivas de paz.
¿Cómo puede esperarse que, el pueblo israelí, confíe en cualquier acuerdo futuro con los palestinos- tratados que serán necesarios para la paz- cuando violan uno sus acuerdos básicos con Israel? ¿Cómo puede el pueblo israelí confiar en la comunidad internacional si presta su apoyo, a los palestinos, en este acto ilegítimo? Proceder de ese modo dañará uno de los principios más básicos de la ley internacional: respeto por los acuerdos.
Pero la mayor injuria al proceso de paz surgirá del efecto que, las acciones unilaterales, tendrán sobre los palestinos. Fue durante mucho tiempo un sueño ver un acuerdo impuesto sobre Israel. La historia del proceso de paz probó que, los palestinos, no tienen voluntad de hacer los compromisos que, ambas partes, deben asumir para que la paz sea alcanzada. El reconocimiento de un estado palestino en Naciones Unidas fortalecerá esa tendencia de los negociadores palestinos, alejando, aun mas, la paz verdadera.
El peligro no es solo político sino, también, físico. De acuerdo con los informes, los palestinos están planeando demostraciones, a gran escala y simultáneas, con su ofensiva en Naciones Unidas. Incluso si las manifestaciones fueran diseñadas como pacíficas, en esta región las concentraciones tienen el hábito de tornarse violentas. Lo último que alguien quiere es otra ronda de violencia en Medio Oriente.
Más aun, el interrogante debe surgir sobre qué clase de estado palestino va a ser declarado. De acuerdo con la ley internacional, hay cuatro condiciones para el establecimiento de un estado:
1- territorio definido,
2- población permanente,
3- capacidad de entablar relaciones con otros estados y
4- gobierno efectivo. Esta última precondición los palestinos no cumplen. La Autoridad Palestina no controla la Franja de Gaza y, su acuerdo de reconciliación con los gobernantes de Hamas, aun debe implementarse. Incluso si la reconciliación es lograda, queda la cuestión de la Margen Occidental, donde Israel controla por completo el 60 % del territorio y, parcialmente, gobierna el 40 % restante.
Y si los palestinos establecen su contienda interna (sin que Hamas cambie sus acciones y políticas) habrá consecuencias negativas para la naturaleza del futuro estado palestino. El reconocimiento internacional de un estado, que incluye a Hamas, significa el reconocimiento internacional de una organización terrorista. Este grupo, dedicado a la destrucción de Israel por los más violentos medios, rechaza reconocer las tres condiciones del Cuarteto (EEUU, Naciones Unidas, Unión Europea y Rusia) negando la existencia de Israel, continuando con el uso del terrorismo y repudiando los acuerdos firmados por Israel y la Autoridad Palestina. El reconocimiento de Hamas solo puede servir para legitimar el terrorismo y empujar, aun más lejos, la paz.
Podría ser que quienes piensan que ,apoyar esta prematura declaración de estado, están ayudando a los palestinos. Pero esa maniobra de Naciones Unidas no tiene sentido en el territorio. Nada hará para mejorar las vidas de los palestinos o resolver los temas claves, que deben ser decididos por las partes- en especial, Jerusalén, seguridad, fronteras, refugiados y agua. En cambio solo retrasará las negociaciones.
Si la comunidad internacional quiere ayudar a resolver el conflicto israelí-palestino, necesita decir a los palestinos que no hay atajos para la paz, ni soluciones instantáneas. Los palestinos deben dejar de buscar excusas para evitar las negociaciones y, en su lugar, regresar a la mesa de negociaciones. Nada puede resolverse sin conversaciones directas entre las partes y compromisos de ambos lados. La única resolución verdadera es la negociada. El único camino a la paz es el negociado.
La verdad sobre la Paz y la Acción Palestina en Naciones Unidas
La verdad siempre es un raro artículo en Medio Oriente. Puede ser escondida detrás de los que crean mentiras y mitos, distracciones y decepciones. Pero algunas verdaderas son tan obvias que no pueden ser ignoradas. Una realidad así existe respecto a las relaciones entre Israel y los palestinos: ningún acuerdo de paz será alcanzado ni cumplido alguna vez, a menos que sea obtenido a través de negociaciones entre ambas partes.
Las partes relevantes deben negociar para resolver las cuestiones destacadas. Ningún otro método puede asegurar que, las demandas de ambas partes, serán atendidas; que un acuerdo pueda ser alcanzado es, al menos, aceptable para ambas partes, incluso si no cumple todas sus aspiraciones. Sin embargo, los palestinos parecen determinados a socavar tal verdad en su búsqueda por el reconocimiento, por parte de Naciones Unidas, de su declaración unilateral de independencia.
No es sorprendente que los palestinos hayan elegido ir a Naciones Unidas. Cuando en 2009 una nueva administración tomó el poder en EEUU, el liderazgo palestino no mantuvo en secreto sus esperanzas que EEUU pudiera presionar a Israel para aceptar todos los reclamos palestinos. Cuando eso falló, eligieron una nueva estrategia; presionar a Israel a través de Naciones Unidas. Ambos planes tuvieron una cosa en común; evitar las negociaciones directas. Y, de hecho, los palestinos evitaron, durante dos años y medio, negociaciones serias con Israel.
La historia nos enseñó que ninguna tercer parte puede dictar los términos aceptables a las dos partes. La paz no puede ser impuesta. No obstante, al presentarse ante Naciones Unidas y solicitar un reconocimiento prematuro de un estado palestino, los palestinos están tratando de dictar sus exigencias maximalistas, salteando el proceso de negociación que es la única esperanza para una paz verdadera.
Apoyar las actuales maniobras palestinas en Naciones Unidas dará el mensaje directo a sus líderes, que las negociaciones no son importantes para la paz. Invalidará la necesidad del compromiso por parte del lado palestino, cuando esos compromisos son requeridos de ambas partes. De manera más desastrosa, dirá a los palestinos que pueden eludir el mismo proceso de paz.
Israel ya hizo muchas de las concesiones necesarias para la paz. El actual gobierno, continuando con el camino de los anteriores, adoptó el principio que, la solución al conflicto, será encontrada en dos estados para dos pueblos, viviendo uno junto al otro en paz y seguridad.
Contrario a la creencia popular, la actual disputa en Naciones Unidas no es sobre el establecimiento de un Estado palestino, sino más bien sobre los medios para alcanzarlos. ¿Debería ser por medio de un decreto de Naciones Unidas, o a través de encontrar un terreno común entre las partes?
Es claro que ninguna declaración de Naciones Unidas puede resolver esas importantes cuestiones. El tema de Jerusalén, así como el de seguridad, fronteras, refugiados, reconocimiento y agua solo puede ser determinado por aquellos cuyos futuros serán afectados por cualquier decisión.
Las negociaciones futuras serán afectadas negativamente por la acción de Naciones Unidas. Los acuerdos bilaterales israelo-palestinos de paz existentes (el más destacado – el Acuerdo Interino), prohíbe, expresamente, la acción unilateral por cualquiera de las dos partes para cambiar el status de la Margen Occidental o Gaza previo a un acuerdo de paz negociado. No puede esperarse que, Israel, confíe en futuros acuerdos con los palestinos cuando violan flagrantemente los acuerdos existentes.
Más aun, Naciones Unidas no debería ser aprovechada para violar esos acuerdos, ni los marcos internacionales aceptados para la paz en Medio Oriente. Las resoluciones 242, 338 y 1859 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, así como declaraciones hechas por el Cuarteto- del cual ONU es miembro- todas llaman a una resolución mutuamente negociada del conflicto y todas rechazan acciones unilaterales.
Entonces, está la cuestión de los acontecimientos esperables en la Margen Occidental. La Autoridad Palestina está organizando demostraciones masivas en apoyo a sus acciones en Naciones Unidas. Solo es necesario mirar la situación en Medio Oriente durante los últimos pocos meses para ver cuán fácil es que las demostraciones en esa región se deslicen hacia la violencia. La fuerte posibilidad de derramamiento de sangre es intensificada por la desilusión que seguirá a toda declaración en Naciones Unidas, cuando se deje en claro que nada cambió en las vidas de los palestinos medios.
Las medidas unilaterales en Naciones Unidas no producirán un estado palestino. En verdad, una declaración unilateral de independencia alejará los anhelos de un estado palestino real. La realidad en esta parte de Medio Oriente no cambiará; solo la situación política, y eso será para peor. Las negociaciones serán, otra vez, pospuestas y la paz, que Israel tanto desea, será un sueño más que una realidad. Aquellos que apoyan la paz y la idea de dos estados para dos pueblos deberían rechazar las acciones unilaterales en Naciones Unidas y, en su lugar, instar a los palestinos a regresar a la mesa de negociaciones.

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