jueves, 22 de septiembre de 2011

La respuesta del Estado de Israel al discurso de Ahmadinejad


de Embajada de Israel en Argentina
El presidente de Irán, una vez más, al igual que en sus apariciones anteriores en Nueva York y en otros lugares, trajo un mensaje de hostilidad hacia la familia de las naciones, así como amenazas a la paz y la seguridad mundial.



Esto no debería de sorprendernos. Hace menos de dos semanas Ahmadinejad - con la misma cordialidad con la que se dirigió hoy en la ONU - reiteró su afirmación de que los ataques terroristas del 11/9 fueron un complot occidental, una década después de que más de 3.000 personas inocentes perdieran la vida. Ha reiterado esta infamia hoy, en pleno escenario de las Naciones Unidas.



El odio de Irán para con la comunidad internacional es evidente, y sirve como ejemplo de ello su continua indiferencia a las seis Resoluciones de Seguridad que instan a poner fin a sus programas nucleares y misilísticos -, así como sus transferencias de armas a los terroristas. Durante los últimos 10 años Teherán ha desafiado la insistencia de la Agencia Internacional de Energía Atómica en su pedido de esclarecimiento sobre su programa nuclear militar. Su intromisión en los asuntos internos de los países cercanos y lejanos va en contra del respeto a la soberanía territorial. Un infractor crónico de los derechos humanos, su cínico intento de ser elegido para los órganos creados para luchar contra las violaciones de los derechos humanos de todo tipo es ya bien conocido. Sólo por estas razones la comunidad internacional no debiera haberle otorgado el privilegio al presidente iraní de utilizar esta plataforma para su discurso.



La hostilidad de Irán hacia el pueblo judío y el Estado de Israel es también evidente para todo el mundo. Los líderes iraníes repetidamente hablan de la destrucción de Israel, niegan el Holocausto, y apoyan abiertamente a organizaciones terroristas en palabras y con hechos - como lo demuestra su participación en el atentado de 1994 en Buenos Aires contra la AMIA, una tragedia que aún clama porque se haga justicia.

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