domingo, 15 de enero de 2012

Limpieza religiosa de cristianos en Nigeria La intensificada persecución y asesinatos recientes de cristianos en Nigeria por parte de los jihadistas

La intensificada persecución y asesinatos recientes de cristianos en Nigeria por parte de los jihadistas islámicos del grupo Boko Haram, -que había dado un ultimátum de tres días (ya expirado) a aquéllos para abandonar la región norte del país- ha alcanzado tal grado paroxístico, que Ayo Oritsejafor, presidente de la Asociación Cristiana de Nigeria dijo que “el esquema de estos asesinatos hace pensar efectivamente en una limpieza étnica y religiosa sistemática.”
Nigeria, el país más poblado de África y el mayor productor de petróleo de ése continente, está dividido entre una mayoría predominantemente cristiana que vive en el sur y otra de generalidad musulmana que habita en el norte.
Fundado en 2002 en Maiduguri por Ustaz Mohammed Yusuf, un autoproclamado erudito islámico, Boko Haram cuyo significado muchos traducen como “la educación occidental está prohibida” es uno de los tantos grupos terroristas islámicos que ya había amenazado con emprender una feroz Jihad contra el gobierno de Nigeria. Los integrantes de Boko Haram se niegan a mezclarse con la población local e incluyen en su organización a miembros que proceden de la vecina Chad y sólo hablan en árabe. A semejanza de los talibanes de Afganistán, considerados los hombres más misóginos del planeta, con quienes se identifica plenamente, el grupo extremista nigeriano que integra al igual que los anteriores, la vasta red de Al Qaeda, propicia crear el caos y el terror, creando un vacío de gobierno estable, para imponer la Sharia, la ley coránica, que ya rige en 12 provincias o estados del Norte de Nigeria, después de que el país volvió a tener un gobierno civil en 1999, tras años de dictadura militar.
En virtud de la reciente ola de atentados contra varias iglesias católicas y objetivos cristianos, que arrojó un saldo de más de 80 muertos desde la última Navidad, el Presidente cristiano de Nigeria, Goodluck Ebele Azikiwe Jonathan, que impuso el estado de emergencia y ha ordenado el cierre de algunos pasos fronterizos en las zonas en las que suele atacar Boko Haram, en particular los estados de Yobe, Borno, Plateau y Níger, aseguró el lunes 2 de enero que la secta islamista Boko Haram tiene seguidores incluso en el propio Gobierno nigeriano y ha alertado de que la inseguridad es mayor ahora que durante la Guerra Civil (6 de julio de 1967 a 13 de enero de 1970), llamada también la Guerra de Biafra, en la que murieron más de un millón de personas y que los memoriosos deben recordar por las espeluznantes imágenes que recorrieron el mundo, de niños, mujeres y hombres de Biafra víctimas de la hambruna e inanición.
No obstante que la cifra de muertos relacionados con la violencia adjudicada a Boko Haram está a años luz de acercarse a esas horrorosas cifras, el Presidente Jonathan citando la imprevisibilidad y la ubicuidad de la amenaza, haciendo un dramático parangón, dijo que “La situación en la que estamos es aún peor que durante la guerra civil en la que luchamos. Durante la guerra civil sabíamos de dónde podría venir el enemigo, pero hoy es mucho más difícil”. Refiriéndose a la infiltración de los jihaditas islámicos en todos los estamentos Goodluck Jonathan ex vicepresidente y ahora presidente de Nigeria desde el 9 de febrero de 2010 debido a la enfermedad y posterior muerte del anterior primer mandatario Umaru Yar’ Adua, agregó durante un acto religioso cristiano celebrado a última hora del domingo en la capital, Abuya, que “algunos de ellos están en la rama ejecutiva del gobierno, algunos de ellos están en el grupo de parlamentarios y cuerpo legislativo del gobierno, mientras que algunos de ellos incluso están en el poder judicial. Algunos también están en las fuerzas armadas, la policía y otros organismos de seguridad. Hay algunos incluso en el Ejército, la Policía y otros organismos de seguridad. Otros siguen dándonos la mano y comiendo con vosotros y nunca sabréis que esa persona os apuntará con una pistola o colocará una bomba detrás de vuestra casa”.
“Lidda’ati Jama’atu Ahlis-Sunnah wal Jihad”, otro nombre con el que Boko Harama a se llama a sí mismo, en un comunicado entregado a la prensa en junio de 2011 amenazaba: “Muy pronto, vamos a emprender la Jihad. Queremos dar a conocer que nuestros jihadistas han llegado a Nigeria desde Somalia, donde recibieron entrenamiento real en la guerra de nuestros hermanos que han hecho ese país ingobernable. En esta ocasión, nuestros ataques serán más feroces y más amplios de lo que han sido, y se dirigirán a todos los estados del norte y Abuja capital del país”.
Alrededor de mil personas fueron masacradas entre julio y agosto de 2009, en el marco de los combates entre las fuerzas del gobierno y el grupo islámico Boko Haram, quienes, armados con machetes, cuchillos, arcos y flechas, y explosivos caseros, atacaron a funcionarios y edificios de la policía. Una sucesión de atentados contra las fuerzas de seguridad y otros con el luctuoso saldo de numerosas víctimas civiles, que incluyeron entre muchos los perpetrados en el Estado nigeriano Borno, un bombardeo a un mercado, la liberación de 700 terroristas de una prisión en Bauchi y el asesinato de un candidato a gobernador, preanunciaban el ataque a los cristianos.
Ayo Oritsejafor, presidente de la Asociación Cristiana de Nigeria dijo que su feligresía no estaba abogando por represalias pero que podrían defenderse.
Avivando el fantasma de una nueva guerra civil, Boko Haram ha anunciado que está dispuesto a combatir a las tropas del Gobierno nigerianas en las zonas fronterizas cerradas y ha advertido al Ejército de que no mate a musulmanes.

Rubén Kaplan
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