viernes, 6 de enero de 2012

¡QUÉ IMPORTANTE ES EL BUEN TRATO!

Horario (Bs As) Encendido Velas de Shabat 6/Ene/12 19:55 Hs. - Motzaei Shabat 7/Ene/12 20:54 Hs.
Perasha Vaiejí


“El brillo de los ojos es mejor que el vino, y el blanco de los dientes, mejor que la leche” (Bereshit XLIX 12).
Para entender mejor las palabras del pasuk (versículo), citaremos el comentario del Talmud acerca de ellas: “Es mejor mostrarle el prójimo la blancura de los dientes (sonreírle), que ofrecerle una blanca leche para tomar. Esto lo aprendemos de lo que está escrito: “El blanco de los dientes es mejor que la leche” (Masejet Ketubot 111-2).
Respecto a esto, leemos en Abot Deribi Natan (XIII 4): “Hay que tratar a toda la gente amablemente. ¿De qué manera? Por ejemplo: Si le damos a una persona los mejores regalos del mundo, pero con rostro contrariado, la
Torá lo considera como si no le hubiésemos regalado nada. En cambio, el que trata a una persona amablemente, aunque no le dé nada, es como si le estuviera entregando los mejores regalos de la tierra”.

Leemos en Proverbios de Shelomó Hamelej (El Rey de Israel): “Es mejor una (simple) comida de verduras (servidas) con amor, que (una comida hecha con carne de) un toro de engorda, y (servida) con odio” (Mishlé XV 17).
El libro Ialkut Shimoní revela el motivo por el cual Shelomó Hamelej escribió estas palabras:

Shelomó había sido destronado, y deambulaba por las calles mendigando comida. Lo encontró una persona que lo invitó a su casa. Una vez allí, el anfitrión mató un toro de engorda y preparó con su carne una sabrosa y abundante comida. Mientras Shelomó estaba comiendo, el dueño de la casa le decía: “¿Recuerdas que cuando era rey hiciste esto y lo otro?”. Al escuchar esto, el ilustre visitante se puso a llorar. Y así estuvo todo el tiempo que se sentó a la mesa, hasta que no pudo aguantar, y se fue de allí.
Al día siguiente, lo encontró otra persona. “Su majestad”, le dijo. “Quisiera pasar el día en mi casa?” Shelomó le replicó: “¿Acaso quieres hacerme lo mismo que me hizo el hombre de ayer?” “¡No su alteza!”, le respondió el hombre. “Yo soy una persona pobre. Lo único que puedo ofrecerle es una humilde comida de verduras. Si me hace el honor de aceptarme…”

Shelomó Hamelej accedió y fue a la casa del hombre pobre. Éste le lavó los pies y las manos a su visita, y le puso frente a él una comida de verduras. Luego, comenzó a consolar al destronado rey: “¡Mi señor! HaShem le juró a vuestro padre (David Hamelej) que jamás la dinastía real se apartará de su casa. Lo que sucede es que así se conduce el Creador con Sus queridos: Los reprende, para luego perdonarlos y beneficiarlos. ¡No se preocupa! ¡HaShem regresará a su majestad a su trono…!” Shelomó escuchó estas palabras, y su alegría y tranquilidad le permitieron digerir la comida y quedar satisfecho.

Lo que escribió Shelomó en sus proverbios fue: “Es mejor una comida simple de verduras, como la que pude comer con satisfacción en la casa de aquel hombre pobre, que una comida hecha con carne de engorda, que no pude comer en la casa de aquel hombre rico, pues me recordó todas mis penurias”.

Según Rabenu Hameiri, el verdadero concepto de “Debes tratar a toda la gente amablemente”, se aplican especialmente con quienes uno no quiere tratar tan amablemente. Cuando se presenta frente a ti alguien con quien no compartes tus ideas, o llega a tu casa cuando no estás dispuesto a recibirlo, ahí también (y muy especialmente) debes atenderlo bien y de buena gana, de manera que no se sienta ofendido o molesto por tu trato.
El libro Midrash Shemuel agrega al respecto: “¿Quieres ser querido? Quieres lo que no quieres. Es decir: Si quieres que todo el mundo te quiera, debes dejar de lado lo que tú quieres y hacer lo que los demás quieren”.

(Recopilado por Hamaor)


(“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO;

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