לֵב חָכָם לִימִינוֹ, וְלֵב כְּסִיל לִשְׂמֹאלוֹ (Kohelet 10:2)
El que observa este Pasuk queda perplejo al ver que todos los seres humanos tienen el corazón a la izquierda y acá, eso es llamado necio. Nuestros sabios explican, que ésto tiene que ver con nuestros libros escritos en hebreo, los cuales son de la derecha a la izquierda.
Sabio es aquel que cuando comienza a estudiar un libro, no mira el final, ni cuanto le falta para terminar de leerlo. Sino que estudia la primera hoja, disfruta de ella y una a una va adquiriendo los conocimientos que ese libro le brinda.
El Midrash en esta Perashá, nos explica la diferencia entre un necio y un sabio y trae varios ejemplos:
1) Tiene que alisar un terreno y está lleno de montañas de tierra. El necio mira el panorama y se dice: “¡Cuánto hay que hacer y qué difícil!” y por cuanto que no lo puede hacer de una sola vez, se desilusiona y termina sin hacer nada. Pero el sabio dice: “Yo empiezo ahora un poco, después otro poco, hasta que alisa todo el terreno”.
De la misma forma sucede con el estudio de la Torá. El necio dice: “¿Acaso puedo estudiar toda la Torá?; Tanaj, Mishná, Guemará, Shuljan Aruj, sería demasiado”. Pero el sabio dice: “¿Acaso otros no estudiaron ya la Torá? Hoy estudio 2 Halajot, mañana otras 2 y así día a día hasta llegar a estudiarla toda.
Así se crece en Torá: estudiando de a poco y con constancia.
2) Aparece un tesoro arriba de un techo muy alto. El necio mira hasta el techo y se dice a sí mismo: “Es imposible de alcanzar, nunca lo lograría”. Por otro lado, el sabio mira el techo, y piensa la forma de poder alcanzarlo; para esto construye él mismo una escalera y llega hasta el tesoro.
De la misma forma sucede con el Shiur de un gran Rabino. El necio siente que él no es digno de asistir a tal Shiur, mientras que el sabio opta por ir una vez, estudiar 2 halajot, otro día 2 halajot más y así sucesivamente. De esta forma el sabio reflexiona y llega a la conclusión de que este Rabino, para llegar a donde está, tuvo que haber pasado en su vida, muchos otros Shiurim.
3) El dueño de una fábrica, contrata empleados para que le llenen barriles de aceite. Sin embargo, los empleados se encuentran con que los barriles están pinchados. El necio dice: “¿Para qué voy a llenarlos si ya están pinchados? El sabio dice: “él me pidió que haga ésto, igual me va a pagar, yo cumplo con lo que me pidió”.
Moraleja: Hashem nos pide que cumplamos Torá U Mitzvot aunque no las entendamos, nuestra obligación es cumplirlas.
Otra enseñanza: Uno persona estudia, pero sin embargo se olvida de lo estudiado. El necio dice: “¿para qué voy a estudiar, si igual después me lo olvido?”. El inteligente estudia de todas formas.
4) Hay un pozo profundo lleno de agua. El necio dice: “¿cómo voy a poder tomar agua de acá? Es imposible”. Por el lado contrario, el sabio toma una soga y un balde y empieza a sacar de a poco.
Enseñanza: La Torá es tan amplia como el agua del mar. Al ver su potencia y magnitud, uno lo ve como imposible. Eso piensa el necio. Por otro lado, el sabio empieza de a poco y termina con todos los conocimientos.
Ø Cada uno de estos ejemplos nos explica las diferentes capacidades que se necesitan para que uno se fortifique y crezca en el estudio de la Torá.
Es elemental que ante cualquier suceso de nuestras vidas, optemos siempre por desarrollar nuestra capacidad más elevada y alcanzar ante todo, nuestro corazón en la derecha.
Fuentes: Midrash Vaikrá (Perashá Tahor 19:2)
Rab Isaac Rubén Yacar
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