viernes, 30 de abril de 2010

LOS CHISTES SOBRE JUDIOS SON UN TEMA SERIO


“A fin de establecer el escenario para mis comentarios,” comenzo el Asesor de Seguridad Nacional Jim Jones en un discurso ante un salon lleno de judios esta semana, "Yo quisiera comenzar con una historia que pienso es verdadera, y sucedio recientemente en el sur de Afganistan."
La historia, por supuesto, no era verdadera. Fue la broma ahora infame acerca de un vendedor judio vendiendo a un sediento guerrero taliban y finalmente teniendo exito en venderle al islamista antisemita una corbata para que el pudiera ingresar a un restaurant cercano para adquirir agua.
Jones se metio en agua caliente por la broma, trazando un predecible castigo de parte de la Liga Anti Difamacion (ADL) y algunos comentaristas judíos. La mini-crisis, denominada en broma "chistegate" por Jeffrey Goldberg del Atlántic, arroja luz sobre la naturaleza maleable del humor, sobre todo el humor étnico.
Fue una vieja broma rancia cuando el chiste se centró en la importancia inesperada de una tienda de corbatas en el medio del desierto. Y Jones no lo conto bien, la conto en un tono monocorde que sugería que las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional deben exigir mucho café.
Pero a pesar de las quejas, vale la pena destacar que el general Jones no tuvo como finalidad con la broma desprestigiar a los judios, sino "unirse" a ellos. La broma estaba destinada "a establecer el escenario para mis comentarios", comentarios que incluyeron una afirmación de la preocupación de la administración de EE.UU. por la seguridad israelí y quizás el castigo aun más fuerte de la diplomacia de dos caras del régimen iraní por la cuestión nuclear.
Jones parecio creer que una "broma judia era una buena manera de congraciarse con la audiencia, que incluía a muchos judíos donantes y el personal del Instituto Washington para Política del Cercano Oriente. Era, después de todo, una historia sobre el triunfo simpatico de los judios por sobre sus enemigos.
Al menos eso fue lo que Jones parece haber tenido en mente.
Por desgracia para el canoso ex comandante del Cuerpo de Marines, el humor es un arma de doble filo. Su poder proviene de su maleabilidad, la forma en que juega con varios significados y resultados inesperados.
Y para los judios, es un arte elevado, una de las armas más preciadas en el arsenal de cuentos judíos, una herencia sagrada de los maestros cuentacuentos en yiddish que la utilizaban para expresar los muchos problemas de la vida y sus propias debilidades.
Shalom Aleijem, en un cuento de yiddish que fue el precursor de El violinista sobre el Tejado, hizo una aguda crítica social de la desesperanza y el colapso de la vida judía en Europa del Este. Pero aun cuando critico la incapacidad del viejo mundo judío para hacer tratar con el nuevo, el formuló sus críticas en un humor amoroso, compasivo.
Del mismo modo, los judios del Gueto de Varsovia sonreirian taciturnamente durante esos años oscuros con el "Onceavo Mandamiento" que había sido inexplicablemente excluido de la Biblia: "Elige a los abuelos correctos."
El humor puede cortar hasta el hueso, expresando la agonía impresionante en prosa manejable. El humor judío tiene un lugar especial en nuestra historia precisamente por ese poder.
Por esa razón, también, es demasiado poderoso para ser maltratado sin cuidado por los inexpertos. Los sabios prohíben a uno criticar cuando esa critica no sera escuchada. Así, también, con el humor - debe ser comunicado de tal manera que sea escuchado.
Y por eso, el contexto es clave. La misma broma puede ser contada por un rabino con amor y un destello de solidaridad cómplice, o por un fanático como una calumnia despreciable.
El error de Jones no fue que conto un chiste sobre judios, sino que lo conto mal, sin inyectar en la entrega la camaradería que daría a la broma su razón de ser.
Pronto, el polvo se asentará, la metedura de pata pequeña será olvidada, y el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos habra sacado de la experiencia, uno espera, una lección más profunda: El humor es un tema serio.
Y tal vez, después de haber descubierto ahora su talón de Aquiles para la comedia, el general de cuatro estrellas se sienta inspirado a pulir su arte en cada oportunidad. En ese sentido, aquí está la esperanza de que este cuento tonto tiene un final feliz: Tal vez, sólo tal vez, las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional de los EE.UU. seran mucho mas divertidas.
Fuente: The Jerusalem Post

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