lunes, 19 de septiembre de 2011

El Islam en tiempos de crisis. ¿Qué es y que ofrece la corriente islamista? Parte IV: Los porqué del Jihadismo

HORIZONT WEB

por: Lic. Damián Elencwajg (Desde Buenos Aires)

INVESTIGACIÓN.


Resumiendo ideas de diversos artículos y pensadores, es posible distinguir tres grandes (y esquemáticas) explicaciones1 asociadas cada una de ellas, a un tipo particular de respuesta. Una vinculada al atraso del mundo islámico, otra de índole cultural y una tercera referida a las relaciones entre los gobiernos musulmanes y Occidente. La primera, entiende cierta relación causal entre la pobreza, la falta de educación y el crecimiento de las agrupaciones jihadistas. En una sociedad sin esperanza, soluciones radicales de carácter religioso se tornarían más probables que en una sociedad sana y estable. Frente a este diagnóstico, la respuesta es simple: dinero. Occidente debería fomentar y multiplicar la inversión, la educación y el comercio. Como se verá también en las otras categorías, si bien el razonamiento tiene una parte de verdad, la universalización a partir de un conjunto limitado de casos o variables es falaz y hasta peligrosa.

Causas y consecuencias del terrorismo jihadista.
El acercamiento a la religión no se da solo en situaciones de atraso, ni dicha aproximación genera inmediata ni inevitablemente grupos terroristas. La militancia jihadista tampoco es consecuencia directa de la falta de educación siendo cotidiana la presencia de universitarios entre los militantes y líderes jihadistas1.

Por otro lado, si bien ayuda a paliar las necesidades, el dinero no resuelve los problemas por sí solo. Divisas recolectadas con fines humanitarios pueden tener usos ineficaces, llegando a ser incluso aplicado en ocasiones al financiamiento de actividades terroristas2 Asimismo, las tareas de ayuda social pueden ser realizadas por las mismas agrupaciones que hacen uso del terrorismo multiplicando así el apoyo popular y sus potenciales militantes3.

La segunda de las causas podría sintetizarse en la idea de Huntington de "Choque de Civilizaciones". Para dicho autor, frente a culturas y religiones tan dispares, es inevitable que más tarde o más temprano, el "atrasado y violento" mundo islámico se enfrente al "moderno y liberal" Occidente.

Dos visiones pueden darse de este mismo escenario. Uno más proactivo en el que podríamos colocar las guerras preventivas (del ex presidente George W. Bush por ejemplo) y otro quizás más moderado o institucionalista que tienda al fortalecimiento de organismos de control y regulación.

Aunque muchos compartan (al menos en parte) esta visión, no puede dividirse el mundo en civilizaciones estancas. El comportamiento de los supuestos miembros de cada una de ellas tiene grandes diferencias, produciéndose al mismo tiempo conflictos y guerras dentro de cada una de estas áreas de influencia. El solo observar que gran parte de las víctimas de los ataques jihadistas producidos en los últimos años, han sido musulmanes, basta para cuestionar las bases de esta teoría. Tampoco hay porqué pensar que el choque será inevitable, ni que se dará de forma violenta, más cuando vemos multiplicarse las organizaciones de cooperación internacional.

La última de las grandes explicaciones refiere al origen de la violencia y el terrorismo como resultado de la intromisión de Occidente. En este sentido los grupos jihadistas actuarían siempre en respuesta a agresiones foráneas. Si bien ciertas potencias han tenido un rol muy intervencionista en la política internacional, el endilgar responsabilidad absoluta a éstas, elimina, o al menos oculta, las falencias propias de los líderes islámicos.

Igualmente, las intervenciones en el mundo islámico, más allá de sus causas, no siempre han sembrado destrucción siendo a veces muy necesarias para la vida de amplios sectores de la población con necesidades básicas insatisfechas.

No debe dejarse de lado, por último, el paradójico rol que las democracias occidentales han jugado en el desarrollo y permanencia de ciertos grupos jihadistas. Aprovechando las libertades que brindan esos gobiernos tan vilipendiados, algunos militantes pudieron refugiarse en Occidente para sobrevivir al hostigamiento sufrido en sus países de origen, muchos, de mayoría musulmana.

Justificaciones ¿Cómo y por qué?

A pesar de que la mayoría de los especialistas reconocen la prohibición islámica al suicidio y al ataque contra civiles, el uso del terrorismo y el ataque suicida por parte de diversos movimientos islamistas parece no mermar. ¿Cómo es posible conjugar el rechazo dogmático con la aplicación corriente?

Una de las primeras respuestas gira en torno a los problemas de definición de la palabra terrorismo. Si bien nosotros hemos optado por tomar una definición particular, ya hemos anticipado que la falta de una acepción unívoca puede llevar a interpretaciones de lo más diversas siendo posible que los mismos que son luchadores de la libertad para unos sean terroristas para los otros. Pero no pensemos en esto como una simple actitud de negación o un mero tecnicismo sino como un convencimiento real de la legitimidad del propio accionar. Históricamente quienes han empuñado las armas lo han hecho en nombre de causas justas, y el caso de la violencia jihadista no es la excepción.

Mencionaremos pues, cuatro grandes y posibles justificaciones que habilitan, permiten y legitiman el terrorismo como estrategia válida de los grupos jihadistas4.

Tomando como referencia nuevamente el libro de Bellamy, "Guerras justas: De Cicerón a Iraq"5, llamaremos "Consecuencialismo" a la primera de las explicaciones. Según

esta, los medios deben ser juzgados por sus consecuencias, siendo legítimas todas las herramientas que logren cumplir los fines propuestos. Dentro de esta categoría, se destaca a su vez la variante de "excepción anti-opresión", la cual asegura que debido a la gravedad de la situación, solo es posible la victoria por medios extraordinarios como puede ser el uso del terror.

Similar a este tipo de argumentos es la idea de "Emergencia suprema", sostenida por ejemplo por el Sheij Fadlallah6. Esta línea afirma que frente a determinadas coyunturas extremas, ciertos derechos y garantías pueden ser suspendidos de modo temporal, entre ellos la inmunidad de los no combatientes.

En tercer lugar, debemos mencionar la noción de "Responsabilidad colectiva" que asegura que todo aquel que respalda o se beneficia de un determinado régimen pasa a ser responsable por cualquier acto que éste haga convirtiéndose así en un blanco legítimo. Al ser los dirigentes la representación de su pueblo, cualquier ciudadano irakí francés, israelí o estadounidense es culpable de toda atrocidad cometida por su gobierno.

La última de las explicaciones es la del "Mandato divino". Sería el propio Dios, un mensajero o algún tipo de Revelación lo que guiaría el accionar jihadista, dotándolo de forma inmediata de una legitimidad casi absoluta. La victoria es segura, solo es cuestión de tiempo y sacrificio.

En líneas generales, aunque el derecho islámico prohíba el asesinato de personas inocentes aun en tiempos de guerra, los ideólogos jihadistas -ya sea por medio de la conversión de los inocentes en culpables, la emergencia o el llamado divino- han sabido construir toda una serie de interpretaciones y argumentaciones que permiten justificar la aplicación de medios prohibidos.

En el caso de los atentados suicidas, aunque con ciertas particularidades, el proceso no es muy diferente. Habiendo ya justificado los atentados solo restaba transformar el suicidio, prohibido en el islam, en algo diferente.

Podemos citar para esto al Jeque Yusuf al-Qaradawi7 por ejemplo, un importante referente ideológico de la Hermandad Musulmana quien justificará los ataques denominándolos "operaciones de martirio". Según su argumentación -aceptada por muchos otros-, el término operaciones suicidas sería incorrecto y engañoso por no tener nada que ver con la realidad; quien comete suicidio es alguien sin esperanza alguna mientras que el mujaid8 "está lleno de esperanza en relación con el espíritu y la misericordia de Alá".

Dando por sentada la legitimidad del ataque, el morir durante la operación de martirio no sería demasiado diferente a morir en una lucha más tradicional. No habría demasiada diferencia entre ir a luchar sabiendo que se va a morir después de matar a diez enemigos y dirigirse a la batalla a matar a diez sabiendo que va a morir mientras lo hace.

Más allá de la aparente solidez de algunos de los argumentos presentados, el atacar civiles de modo deliberado y sistemático es repudiable siempre, tanto para el Derecho Islámico como para el Derecho Internacional Humanitario9.

Si se vulneran los derechos más elementales cada vez que alguien considera que la situación lo amerita, su cumplimiento efectivo se tornará cada vez más difícil. Ampararse en situaciones de excepción como legitimación de cualquier medio puede tener consecuencias muy graves.

Si bien es evidente que hay situaciones de extrema gravedad, el hecho de que pueda ser justificada, no legitima una acción. No se vuelve aceptable por el simple hecho de ser racional. Para que una causa sea justa y legítima, los medios también deben de serlo y para que éstos lo sean no pueden ir contra las normas y derechos más elementales.

Debe aclararse igualmente que si bien se han emitido diferentes fatwas10 que han permitido o justificado el accionar terrorista, no debe entenderse esta como la postura mayoritaria existiendo gran cantidad de clérigos que se oponen a este tipo de accionar.



Notas:

[1] En el libro "La Yihad Terrorista", de Ibañez y Jordán, mencionan como una cuarta opción la radicalización de grupos opositores al gobierno como consecuencia de la represión y la falta de libertades. (Pág. 21 a 25).

2 Ver entre otros "The Union of Good - Analysis and Mapping of Terror Funds Network.". Israel Security Agency.

3 En ocasiones las organizaciones musulmanas de ayuda social, así como las mezquitas, son utilizadas por grupos terroristas como potenciales lugares de reclutamiento. Ver "La Yihad Terrorista" Pág. 209.

4 Ver entre otros MUNIR, Muhammad. "Ataques suicidas y derecho islámico", KRAMER, Martin "The moral of Hezbollah" y Jeque AL-ZUHILI, Wahbeh M. "El islam y el derecho internacional".

5 Si bien el trabajo centra su estudio en el análisis de los grupos islamistas, los argumentos usados por estos para justificar el terrorismo no difieren demasiado de los utilizados por otros grupos o Estados a lo largo del tiempo. Incluso, algunos de los últimos han aplicado similares argumentos de excepcionalidad en sus políticas anti-terroristas vulnerando algunos de los derechos y libertades que pretendían defender.

6 Para un desarrollo completo ver capítulo VII "El terrorismo" Pág. 211-241.

7 Importante líder religioso vinculado al Hezbollah fallecido recientemente en julio de 2010 a la edad de 75 años.

8 Citado en MUNIR, Muhammad. "Ataques suicidas y derecho islámico".

9 Ver glosario.

10 El libro de BELLAMY, Alex J. (Op. Cit.) presenta un muy interesante análisis histórico de las limitaciones, normas y consideraciones necesarias para considerar la guerra como algo justo. Por otro lado, es posible encontrar en la revista de la Cruz Roja Internacional sendos artículos que problematizan la relación de las guerras con la justicia, la legitimidad y el derecho. Entre otros ver MUNIR, Muhammad. "Ataques suicidas y derecho islámico MILANOVIC, Marco. "Lecciones para los derechos humanos y el derecho humanitario en la guerra contra el terror: comparación del asunto Hamdan con el caso israelí de los homicidios selectivos"; Editorial de la Revista Internacional de la Cruz Roja; GASSER, Hans-Peter "Actos de terror, "terrorismo" y derecho internacional humanitario"; BUGNION, François. "Guerra justa, guerra de agresión y derecho internacional humanitario"; Jeque AL-ZUHILI, Wahbeh "El islam y el derecho internacional".

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