lunes, 16 de julio de 2012

Yasser Arafat continúa muerto

Yasser Arafat sigue muerto. Es cierto, alguna vez estuvo vivo. Yo me senté frente a él en su oficina de Gaza, por ejemplo. Incluso él tenía una copia de mi historia sobre la OLP en su estantería, por lo que pienso que debe haber estado en su sano juicio en aquel momento. No es mi culpa. Le dije que empiece a correr y que reduzca el consumo de dulces. Pero no escuchó. El 4 de noviembre de 2004 murió, un destino que anteriormente le había conferido a miles de personas mucho más inocentes. El esfuerzo actual de varias facciones palestinas por implicar que Israel lo mató es la cosa más divertida en el Medio Oriente desde la sesión informativa del director de la Inteligencia Nacional de EE.UU., en el Congreso, cuando dijo que los Hermanos Musulmanes son una organización democrática y secular. Lo que me deja consternado es la cantidad de espacio que los medios de comunicación occidentales están dando a esta acusación como si se debiera tomar en serio. Cuando Occidente se comporta de esta manera señala, por lo menos, una credulidad peligrosamente ingenua y, en el peor de los casos, un profundo complejo anti-judío y anti-israelí. El New York Times y el Washington Post están tomando este disparate en serio. Pero hay algo más en esta historia, algo muy escalofriante por cierto. Los revolucionarios islamistas en particular, pero muchos musulmanes en general, creen que los judíos trataron de asesinar a Mahoma, el fundador del Islam, e incluso que si fracasaron, el veneno acortó la vida del profeta. La acusación de que los judíos son los asesinos de los profetas - con los musulmanes incluyendo también al fundador del cristianismo - es una frase que se deriva de esta historia. Se la oye con frecuencia por parte de Hamas y otros. Se trata de un libelo de sangre, un presunto crimen, que entonces conduce a la idea de que judíos son el mal absoluto y deben ser eliminados. En resumen, se trata de una justificación para el genocidio. Cuando Irán, Hamas, Hezbollah, y los Hermanos Musulmanes dicen que Israel debería ser borrado del mapa y los judíos, en general, deberían ser asesinados, esta incitación es la consecuencia inevitable de esta línea de pensamiento. Los observadores occidentales no son conscientes Que los observadores occidentales no son conscientes de toda esta historia - repetida diariamente en los sermones incitadores de las mezquitas de Oriente Medio - es completamente evidente. Esta falta de conocimiento los lleva a creer que los conflictos que ellos dicen que son fácilmente solucionables, y rápidamente solubles por más concesiones israelíes, o que aún continúan debido a las acciones israelíes, cuando en realidad las causas son mucho más profundas y las soluciones mucho más remotas. Las sociedades occidentales están obsesionadas en la actualidad con la búsqueda del racismo y la incitación al odio, en todas partes. Bueno, la idea de que los judíos asesinaron a Arafat (en lugar de que Arafat pasó la mayor parte de su carrera asesinando judíos) entra en esa categoría. En cuanto a las afirmaciones del caso de Arafat, ellas se pueden descartar fácilmente: En primer lugar, cualquiera que haya visto a Arafat durante el último año de su vida, sabía que estaba gravemente enfermo y que empeoraba constantemente. Le temblaban los labios, parecía desorientado, y no estaba tan articulado como de costumbre. Incluso por la televisión se no podía pasar por alto su aflicción. La enfermedad de Parkinson era un diagnóstico probable; aunque se decía que la enfermedad de Crohn era otro problema médico posible del dictador. Sus médicos sabían la verdad Sus médicos, evidentemente, sabían que estaba en mal estado. Pero, y esto es lo que es más importante, no hicieron nada al respecto. La perspectiva de la muerte de Arafat fue tan traumática para el movimiento - que no había conocido otro líder durante 43 años de Al Fatah, 36 años de la OLP, y la totalidad de su vida de diez años de la Autoridad Palestina. Al no tomar medidas serias y no brindarle un mejor tratamiento, la clave del misterio es la siguiente: Sus propios médicos y el movimiento mataron a Arafat. Así que si Israel mató a Arafat, entonces, sus propios médicos y toda la dirigencia de la OLP, Fatah, y la AP estuvieron en la conspiración. De hecho, el propio Arafat, por no buscar más activamente una ayuda médica o por no hablar de sus problemas, también estuvo en la conspiración. Esto también es improbable. En segundo lugar, los médicos fueron silenciados y el informe de su muerte fue mantenido en secreto por la viuda de Arafat, Suha. Dado que sus camaradas tuvieron acceso a una gran cantidad de información también guardaron silencio. En otras palabras, ¿se supone que debemos creer que aquellos que más odiaban a Israel en el mundo tenían pruebas de que el Estado hebreo tuvo algo que ver con su muerte, pero lo mantuvieron en secreto? En tercer lugar, de repente, casi ocho años más tarde, Suha y otros partidarios de Arafat están haciendo denuncias. Pero no hay ninguna evidencia nueva, absolutamente nada. Obviamente, todo esto es una maniobra publicitaria. Dejen que se publique el extenso informe médico sobre su muerte. Permitan a los médicos franceses realizar una conferencia de prensa. Dejen que desentierren a Arafat. Hasta que una de estas cosas suceda, ¿por qué los medios de comunicación occidentales caen en la trampa? Así que de nuevo, si había la más mínima sospecha de que Arafat había sido asesinado, la esposa de Arafat, los médicos, y todos los dirigentes palestinos estuvieron colaborando con la conspiración. Esto también es improbable. En cuarto lugar, las denuncias de que Arafat fue envenenado por Israel empleando algunos medios radiactivos exóticos fueron hechas desde el mismo día en que fue enterrado; pero siempre se han desvanecido - al menos a nivel internacional - porque no se presentaron pruebas. Las viejas fábulas son tratadas como nuevas revelaciones. Tales afirmaciones sobre conspiraciones sionistas siempre han sido promovidas para calumniar y desacreditar a Israel justo cuando alguien importante muere en el mundo árabe. En quinto lugar, si Arafat hubiera sido envenenado por sustancias radiactivas sus síntomas habrían sido extremos y evidentes. Ellos incluirían náuseas, pérdida del cabello, inflamación de la garganta y palidez. Por otra parte, Arafat habría muerto realmente rápido; en cambio, perduró por mucho tiempo. La historia de este mito demuestra que es el liderazgo palestino, y no Israel, quien tiene algo que ocultar, que ha mantenido todo en secreto. Sospecho que el secreto es la incompetencia de sus propios médicos. Entonces, ¿se murió Arafat de SIDA? A partir de mi propia investigación seria sobre este asunto no he podido encontrar ninguna evidencia que sostenga esta afirmación. Y sé que tanto la inteligencia israelí y de EE.UU. no tenían pruebas de que Arafat era homosexual, ni tampoco un debate a fondo, efectuado durante muchos años. Fuentes como Ahmad Jibril - un encarnizado enemigo de Arafat - y otras no confiables que han sido citadas no son dignas de atención. Si hubiera pruebas sobre lo contrario sin duda revisaría mi punto de vista. Pero usted debería saber que el gobierno israelí y la posición de la inteligencia - tanto en privado como en público - es que no se tienen pruebas de que Arafat haya sido homosexual o que estuviera enfermo de SIDA. El rumor comenzó con un artículo de Oriana Fallaci, cuya única evidencia era que sus guardaespaldas, en aquel momento, eran hombres jóvenes y extremadamente apuestos. (En el momento en que lo vi, en la década de los noventa, esto no era cierto, en absoluto). Por supuesto, Arafat era una persona extraña y en nuestra biografía, “Arafat: Una biografía política”, Judith Colp Rubin y yo explicamos su psicología y su personalidad. Uno de mis chistes palestinos favoritos sobre Arafat cuenta de que estaba acariciando la cabeza de una niña y le pregunta: “¿De quién eres hija?” Ella le responde, “tuya”. Arafat era considerado por sus compatriotas como una persona tan fría que no reconocía a su propia hija. La historia es casi plausible. Pero repito: no hay ninguna razón para pensar que Arafat era homosexual o que murió de SIDA o envenenado. Padecía de exceso de peso, tenía una dieta poco saludable, trabajaba largas horas, no se cuidaba de sí mismo (creía que comer miel lo mantendría sano), y tenía muy malos médicos a pesar de sus reputaciones a nivel local. Así que sabemos quién mató a Arafat: los médicos, el entorno, el movimiento, y por supuesto su propio cuerpo. Sin embargo, cuando voy a Yahoo, lo que veo, no es otra cosa que la “misteriosa” muerte de Arafat como la historia principal del mundo entero, como si de cualquier acusación hecha en contra de Israel debiera ser verídica. Barry Rubin es director del centro Global Research in International Affairs (GLORIA) y editor de la revista *placeMiddle East* Review of International Affairs (MERIA). Sus últimos libro: Israel: An Introduction, ha sido publicado recientemente por Yale University Press. El sitio web de GLORIA es: http://www.gloria-center.org y de su blog Rubin Reports es: www.rubinreports.blogspot.co