Por George Chaya
El decreto del presidente ruso sobre prohibición de transferencia de sistemas de defensa aérea S-300, vehículos blindados, aviones de combate y helicópteros a Teherán no significa que Moscú esté llevando a cabo una abierta cooperación estratégica con Occidente en contra de la Republica Islámica de Irán.
La orden firmada por el presidente Dimitri Medvedev fue adoptada en virtud de las sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán (Resolución 1929), pero nadie debería creer que Rusia asfixiara a Teherán por la única razón que esto le sea pedido por la Comunidad Internacional. Es cierto que Rusia como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU votó a favor de la resolución y las sanciones. Pero luego del decreto firmado por el presidente ruso, el Viceministro de Asunto Exteriores, Sergei Ryabkov, aclaró ante la prensa en su visita a Nueva York al de asistir a la Asamblea General que el decreto del presidente no significa el fin de la cooperación militar entre Rusia e Irán. Previamente, un miembro del consejo del ministerio de defensa ruso, el señor Igor Krochenko dijo en una entrevista concedida a RIA Novosti que el cese de la cooperación militar entre Rusia e Irán puede causar mucho daño a Moscú y declaró que ese que daño estaría cercano a la perdida de unos 13 mil millones de dólares. La pregunta es simple ¿Estará dispuesto Moscú a resignar tales ganancias?
Si consideramos la retórica del Viceministro, pareciera que Rusia no esta muy convencida de interrumpir su cooperación militar con Irán. Ello a pesar de la cooperación militar entre Rusia y Occidente y que el Ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, visitó Moscú en septiembre pasado y llevó adelante la firma de un contrato a largo plazo en materia de cooperación técnico-militar con su homólogo ruso, lo cual va en línea con el contrato firmado entre ambos en 2009; según el nuevo contrato, Rusia recibirá de Israel 24 aviones no tripulados y ambos países construirán en conjunto una planta para la producción de aviones de este tipo. En palabras y declaraciones formuladas por el ministro de defensa ruso, Anatoly Serdyukov en su visita reciente a los EE.UU. el funcionario refirió a que el contrato firmado con Barak es de amplia cooperación para la modernización de sus equipos bélicos, en ello se incluye la fabricación de este tipo de aviones. Hasta aquí, Rusia demuestra que presta especial atención en la modernización de sus equipos militares. Un dato no menor es que los gastos militares rusos representan un 3,5 por ciento del total de gastos en armamentos en el mundo. Anteriormente, Rusia firmó un acuerdo con Francia para modernizar su Armada con buques nuevos y comprar el portaaviones "Mistral" a París. A pesar de estos acuerdos, los EE.UU. se oponen a la cooperación militar entre Rusia y Occidente. De acuerdo con los americanos, el hecho de que Rusia domine tecnología militar occidental va en contradicción con los intereses de EE.UU. Pero Moscú señalo ante la OTAN y Europa Oriental que tanto el Cáucaso como Asia Central configuran una grave amenaza para su gobierno. Hasta allí, no hay desconfianza en Washington.
No obstante y en lo relativo a Irán, son momentos en que el régimen de Teherán está cada vez mas aislado por Occidente por su programa nuclear, y es allí donde la confianza pareciera ser escasa con Moscú ya que Rusia podría abastecer el mercado de ese país sin temor a ninguna competencia o control. Ello en virtud de que Irán y Rusia firmaron un contrato para establecer una "hoja de ruta" en materia de petróleo y gas en el pasado y éste es el elemento por el cual Rusia se mantuvo varias veces apartada de las potencias Occidentales con un doble discurso cuando condeno el uso de sanciones adicionales por parte de EE.UU. y Europa contra Irán.
Lo incongruente de las declaraciones de los funcionarios de Moscú, es que esas medidas y sanciones fueron respaldadas escasas semanas atrás por Rusia manifestando su apoyo al Consejo de Seguridad de la ONU. También hay que considerar que Rusia envió ayuda directa al programa nuclear de Irán después que el Consejo de Seguridad de la ONU aplicara las primeras presiones a Teherán en 2007, luego de lo cual, Rusia transfirió a Irán 29 misiles Tor M1, y el mes pasado, después de 5 rondas de sanciones del organismo internacional incluso apoyadas por Rusia, científicos y técnicos de Moscú ayudaron oficialmente en la puesta en marcha de la planta de energía atómica en Bushehr, Irán.
Por tanto, el único factor real que une a Rusia y Occidente, pareciera ser un débil intento por evitar que Irán logre generar suficiente cantidad de uranio enriquecido para neutralizar la amenaza potencial de producir armas nucleares. ¿Pero hasta donde Rusia está honestamente involucrada en ésta materia? Ello no esta muy claro aún dado el doble juego de Moscú.
Para occidente, el aspecto negativo de la relación Rusia-Irán es el volumen del comercio bilateral (que ascendió a 37 mil millones de dólares en 2008, excluyendo el campo militar) así como la cantidad de bienes importados por Irán desde Rusia que supero en un 6 por ciento el total de las importaciones realizadas por parte de Teherán transcurrido el año 2009, y nadie sabe a ciencia cierta cuales son los números de ambas balanzas comerciales en lo que va de 2010.
No obstante, la comunidad internacional evaluó favorable lo que configuro un aislado “cortocircuito” en las relaciones ruso-iraníes cuando el presidente Ahmadinejad amenazó a Moscú en agosto pasado indicando que recurriría a Tribunales Internacionales para obtener reparación por los daños causados a Irán durante la Segunda Guerra Mundial (recuérdese que tropas soviéticas ocuparon la parte norte de Irán en esos años). Por otra parte, Irán sentencio que si Moscú no colabora con la Republica Islámica ésta cancelará sus acuerdos comerciales y los más perjudicados serán los rusos puesto que Teherán puede suministrar 1.200 Kg. de 3,5 por ciento de uranio enriquecido a Turquía a cambio de 20 por ciento de uranio enriquecido hasta finales de 2010. Estas declaraciones configuran una medida de la desconfianza de Irán hacia Rusia y del temor de Moscú a perder varios miles de millones de dólares provenientes de sus relaciones comerciales con Irán. En cualquier caso, los que creen que Rusia es un socio confiable para Occidente en el controversial nuclear iraní podrían incurrir en error.
Lo cierto es que a Rusia le costará mucho ser un socio estratégico de Occidente porque ha cooperado y aun coopera con Irán en función de su propio interés geopolítico y económico; y por si quedaba duda de ello, los últimos acuerdos militares y tecnológicos firmados por Moscú con el régimen del presidente Chávez para la construcción de una planta de energía nuclear “de uso pacifico” en Venezuela deberían ser el punto de inflexión “para depositar en la realidad del verdadero escenario global” a la Comunidad Internacional.
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