El nombre del profeta

Por Rafael Bardají

Algo está pasando con el Islam en Europa y no queremos darnos cuenta. Un ejemplo: según la Oficina de Estadísticas Nacionales del Reino Unido, el nombre para bebés varones más popular en Inglaterra en el año 2009 fue Mohamed. De 1995 a 2009 lo ha sido Jack seguido estrechamente de Oliver. Pero eso es ya historia. Y por una sencilla razón: mientras que los británicos continúan perdiendo niños, los inmigrantes musulmanes mantienen una natalidad muy superior a los ciudadanos del país que los acogen. La población musulmana en Gran Bretaña alcanza ya casi los tres millones, medio millón más que hace apenas cinco años y el doble que hace 10.

España de momento es diferente. Entre otras cosas porque los flujos migratorios son más recientes. La población musulmana se estima en cerca del millón y medio, más o menos un cuarto del total de emigrantes venidos a nuestras tierras y un 3% de la población total.

Por la experiencia de nuestros vecinos, cuando la población musulmana sobrepasa esa cifra y se aproxima al 5% los problemas de convivencia se disparan. Sus reivindicaciones identitarias son más sonadas y la integración social se vuelve imposible. Lo que demandan, de hecho, es su separación social y la constitución de una burbuja donde aplicar su ley, la sharía, como elemento determinantes de su comportamiento, no el código civil o penal. La igualdad ante la ley no les vale y, por tanto, la esencia de la democracia –una ley única para todos- tampoco.

Hace unas semanas, en su visita circense a Roma, Muahamar el Gadafi declaró que Europa será del Islam no por la fuerza bruta, sino por la fuerza de los números. Que Daniel deje de ser el nombre de varón más popular en España es cuestión de tiempo. La inmigración latinoamericana, que tanto ha aportado a España en los últimos años, deja de tener hijos mucho más rápido que sus congéneres del Norte de África. Pero esta es una cuestión que no le preocupa al gobierno español. Sólo tiene ojos para Evo Morales, Correa, Chávez y los Castro. DIARIO DE AMERICA