domingo, 21 de noviembre de 2010

IREMOS A ISRAEL

By NABIL SHARAF ELDIN
11/10/2010

He sido perseguido desde la infancia temprana por un enamoramiento con Bilad al-Sham, o la Gran Siria - los territorios de Siria, Líbano, Jordania y Palestina.
Para mí, esta fascinación comenzó con el reconocimiento de las voces de cantantes como el sirio Sabah Fakhry (nacido en 1933) que pertenece a la región de Al-Sham.
Yo evoque estas imágenes y sentimientos cuando me subí a un avión rumbo a la "tierra de la belleza", soñando con veladas en Alepo, recorrer los mercados de Damasco y andar por sus cafés.
Tales sueños diurnos estuvieron acudiendo a mi imaginación hasta que el "bendito" avión aterrizó en Siria, cuando todos los sueños se desvanecieron en menos de media hora en el aeropuerto de Damasco.
Yo fui rapidamente señalado por un oficial de seguridad, que controlo mi pasaporte. Reviso una lista, y me pidió permanecer a un lado hasta que él se hubiera ocupado de un "problema de rutina" que no tomaría tiempo. Diez minutos más tarde, un oficial de rostro sombrío de civil se acercó y me dijo que lo siguiera. Cuando le pregunté si debia llevar mi equipaje, señaló una oficina y dijo que ya estaba allí. Era una oficina gubernamental afiliada a un departamento de seguridad cuyo nombre no me fue revelado.
Dos o más horas pasaron, conmigo sentado en un asiento muy malo dentro de una bóveda no mucho más grande que una celda de la cárcel. Un tercer oficial a continuación, se presentó. Me martilló con preguntas, empezando por mi "dudosa" profesión (periodismo) y entre ellas mi marca favorita de cigarrillos, Marlboro rojo.
Le respondí con compostura y calma, intentando en vano aliviar el tono agudo que el estaba usando. "Su caso está en estudio", dijo el oficial con disgusto, y añadió que él me lo haría saber el resultado "en breve".
Una hora más tarde, llegó un cuarto oficial, con rostro no menos sombrio que sus predecesores. Dirigiéndose al posible "embajador del diablo", me dijo que no era bienvenido en Siria. Fue "una decisión soberana", según él, y dijo que no estaba obligado a dar ninguna explicación.
Así que tuve que llevar mi equipaje (que había sido claramente sometido a una búsqueda tormentosa) de regreso por el aeropuerto.
Ahora, a bordo de un avión que se dirigía a El Cairo, me acordé de todos los artículos de opinión y entrevistas de televisión en las que había sido crítico de las políticas y declaraciones de algunos altos funcionarios sirios. Esa fue la razón para lo que había sucedido! Mi expulsión de Siria tuvo lugar hace casi 18 meses. Yo prefería en su momento hacer la vista gorda, ya que creía que no valía la pena hacer un tema de ello, sobre todo en un régimen gobernado por un hombre que había heredado su poder. Sin embargo, no puedo dejar de sonreír con amargura cuando escucho a los funcionarios sirios repitiendo como un loro el famoso lema del Partido Ba'ath: "Una nación árabe con un mensaje eterno." Yo ahora me he vuelto totalmente conciente de por que se posicionan una nacion y mensaje eternos!
YO PENSE visitar Beirut y asistir a un concierto de Fayrouz, icónica diva del Líbano, que estaba programado en el hotel Al-Bayal, y de hecho empece a prepararme para este evento unico en la vida.
Telefonee a un amigo y compañero periodista libanés.
El estaba aterrorizado por mi pensamiento audaz, y fue tomado por sorpresa por mi ingenuidad - simplemente pensar en visitar el Líbano con mi registro de agresiones graves a Hezbolá (que había llamado una vez al poderoso grupo chiíta un "contratista de guerra" y un indicador de las aspiraciones regionales de Iran).
Yo era incluso ajeno al hecho que los hombres de Hezbolá estaban en el control de facto del aeropuerto de Beirut - otra fuente de asombro de mi colega, que temía por mi seguridad.
A pesar que fue una vez parte de Egipto, yo no me siento siquiera seguro de visitar Sudán, debido a mis ataques verbales contra el régimen de Omar Bashir, quien insiste en presidir un estado colapsado.
Yo estoy seguro que el Consejo del Comando Revolucionario de Muammar Gaddafi no me negará el acceso a Libia .
Sin embargo, estoy casi tan seguro que nunca saldría de nuevo, al igual que muchos otros.
Los "caballeros" del Consejo del Comando Revolucionario no sería más piadosos conmigo que lo que fueron con mi fallecido colega libio, el periodista Daif al-Ghazal, radicado en Londres, cuyo cuerpo fue encontrado en la costa de Bengasi el 2 de junio de 2005, más de dos semanas después su desaparición. Había sido torturado casi mas alla del reconocimiento, según Periodistas sin Fronteras.
Nadie asume saber a qué tipo de sufrimiento, el hombre de 32 años fue sometido cuando estaba dando su último aliento, las palabras que pronunció cuando la sierra eléctrica estaba cortando a traves de sus dedos o sus gritos al ser quemado con ácidos minerales. Nadie lo sabe.
Más bien, a nadie le importo saber sobre su sufrimiento, y los periódicos árabes no destacaron el caso de Ghazal, la historia fue cubierta sólo por los diarios occidentales, grupos de derechos humanos y algunos sitios web.
Recuerdo que publiqué muchos informes y artículos de opinión sobre el incidente, recordando los precedentes conocidos del régimen libio. Esto no es todo, también comente más de una vez sobre las extrañas observaciones comicas de Gaddafi, en particular durante las cumbres árabes. Es por eso que no podía arriesgarme a ir siquiera a Salloum, la ciudad egipcia fronteriza con Libia.
Siendo uno de aquellos en Medio Oriente que niega mi papel asignado como uno de los leales del régimen, yo a veces me enfrento a acusaciones de buscar la normalización con Israel, apostasía del Islam o la designación como agente estadounidense.
No pudiendo encontrar un atisbo de esperanza en todo el gran mundo árabes, debemos reconocer que Israel se ha convertido en el único "refugio seguro", donde uno puede estar seguro de su vida y dignidad. Sí, Israel, el estado al que nuestros demagogos siguen llamando "la supuesta entidad."
Al igual que la familia palestina Helles palestinos que huyo de los "yihadistas" de Hamas en Gaza hacia Israel, preveo un momento en que millones de árabes podrían estar humildemente delante de soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel pidiendo protección.
Por lo tanto, os exhorto, queridos compañeros árabes, a visitar Israel.

El autor es periodista y analista político egipcio.


Fuente: The Jerusalem Post

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