martes, 30 de noviembre de 2010

ESTREMECER EL MUNDO DE OBAMA

Las crisis estan explotando a través del mundo.
Y el líder del mundo libre está empeorando las cosas.
En la península coreana, Norcorea recién provocó un vuelco a ocho años de ofuscación del Departamento de Estado mostrando a un equipo de científicos nucleares estadounidenses su colección de miles de centrifugadoras de última generación instaladas en su reactor nuclear de Yongbyon.
Y sólo para coronar la muestra, cuando Stephen Bosworth, puntero del Presidente americano Barack Obama en Norcorea, estuvo argumentando ajetreadamente que esta revelación no es una crisis, el Norte disparó un aluvión de artillería no provocado a Corea del Sur, demostrando que en realidad, es una crisis.
Pero la administración Obama continúa inconmovida. El martes el Secretario de Defensa Robert Gates agradeció a su contraparte de Corea del Sur, Kim Tae-young, por mostrar "restricción."
El jueves, Kim renunció en desgracia por esa restricción.
EEUU ha hablado fuertemente de no permitir que la agresión de Norcorea pase sin ser respondida. Pero en la práctica, su única respuesta es intentar tentar a Norcorea de regreso a débiles conversaciones de desarme multilaterales que no irán a ninguna parte debido a que China apoya el armamento Norcoreano. Contrariamente a lo que Obama y sus consejeros afirman, China no comparte los intereses de EEUU en desnuclearizar a Norcorea. Por consiguiente, Beijing no levantará un dedo para lograr ese objetivo.
Luego esta Iran. El hecho ahora indiscutible que Pyongyang esta desarrollando armas nucleares con uranio enriquecido hace casi seguro que los hiperactivos proliferadores en Pyongyang están involucrados en el programa de armas nucleares de Iran basado en uranio. Obviamente a los norcoreanos no les importa que el Consejo de Seguridad de la ONU colocó sanciones sobre Iran. Y su rol presunto en el programa de armas nucleares expone la idiotez del concepto que estas sanciones pueden bloquear el camino de Iran hacia el arsenal nuclear.
Cada día mientras los regímenes en Pyongyang y Teheran escalan en su agresión y posturas confrontativas, se vuelve más y más claro que la única forma de neutralizar las amenazas que ellos representan para la seguridad internacional es derrocarlos. Al menos en el caso de Iran, es también claro que las perspectivas para el cambio de régimen nunca han sido mejores.
EL REGIMEN DE IRAN está en problemas. Desde las fraudulentas elecciones presidenciales 17 meses atrás el régimen se ha movido ferozmente contra sus enemigos internos.
Pero el disenso sólo ha crecido. Y mientras el resentimiento popular hacia el régimen ha crecido, gente como el Presidente Mahmoud Ahmadinejad, el dictador supremo Ali Khamenei y sus Guardias Revolucionarios se han aterrorizado de su propio pueblo. Ellos han encarcelado a raperos e ilegalizado la música occidental. Ellos han purgado sus libros de textos de la historia persa. Todo lo que huele a no islámico es visto como una amenaza.
Los miembros del régimen están tan aterrorizados por el público que esta semana muchos miembros del parlamento intentaron comenzar los procedimientos del juicio político contra Ahmadinejad. Aparentemente ellos esperan que derrocarlo sea suficiente para terminar el pedido del público por un cambio revolucionario.
Pero Khamenei esta defendiendo a su hombre. Y los procedimientos de juicio político han terminado tan rápidamente como comenzaron.
Las consecuencias políticas de todo esto son claras.
EEUU debe destruir las instalaciones nucleares de Iran y ayudar al pueblo iraní a derrocar al régimen. Pero la administración Obama no hará nada de ello.
Anteriormente este mes, Gates dijo, "Si hay una solución militar, en lo que a mí respecta, traerá una nación dividida."
Así en su opinión, el pueblo iraní que se arriesga a morir para desafiar al régimen todos los días, el pueblo iraní que injuria a Ahmadinejad como "el chimpancé", y pide por la muerte de Khamenei desde sus terrazas cada noche, se reunirá alrededor del chimpancé y el dictador si EEUU o Israel atacan las instalaciones nucleares de Iran.
Debido a este pensamiento, en lo que a la administración Obama respecta, EEUU debe apegarse a su fallida política de sanciones y continuar sus fallidos intentos por llegar a un acuerdo nuclear con los mullahs.
Como Michael Ledeen destacó la semana pasada en Pajamas Media, esta repetitiva afirmación, no respaldada por ninguna evidencia ni nada parecido, es lo que pasa por sabiduría estratégica en Washington mientras Iran completa su proyecto nuclear. Y este rechazo estadounidense a entender las consecuencias políticas del rechazo popular al régimen es lo que lleva a los sabios hombres y mujeres del Departamento de Estado a la conclusión que EEUU no tiene ningún interés en esta lucha. Como el vocero del Departamento de Estado P.J. Crowley dijo al The Wall Street Journal esta semana, el intento del parlamento por hacer juicio político a Ahmadinejad no fué más que el producto de "rivalidades dentro del gobierno iraní."
LUEGO ESTA Líbano. Desde la visita de Ahmadinejad el mes pasado, es obvio que Iran es ahora el gobernante de Líbano y que ejerce su autoridad sobre el país a través de su representante Hizbullah.
Las abiertas amenazas de Hizbullah de derrocar al gobierno del Primer Ministro Saad Hariri si el rol de Hizbullah en asesinar a su padre en el año 2005 es reconocido oficialmente solo hacen esta trágica realidad mas innegable. Pero aún, la administración Obama continúa negando que Iran controla Líbano.
Un mes después de la visita de Ahmadinejad, Obama convenció al Congreso bueno para nada de levantar su control sobre u$s100 millones en ayuda militar estadounidense para el ejército libanés dominado por Hizbullah. Y EEUU convenció a Israel de renunciar a la mitad norte de la ciudad fronteriza de Ghajar ante las fuerzas de la ONU a pesar del hecho que las fuerzas de la ONU estan a la merced de Hizbullah.
En el medio de todas estas crisis, Obama ha mantenido la fé en sus dos objetivos centrales de política exterior: forzar a Israel a retirarse a las indefendibles líneas de armisticio de 1949 y dar marcha atrás al arsenal nuclear estadounidense con un ojo hacia el desarme unilateral. O sea, mientras las fuerzas del caos y la guerra incrementan sus amenazas y agresión, los objetivos centrales de Obama continúan debilitando al más poderoso aliado regional de EEUU en el Medio Oriente y haciendo a EEUU incompentente para disuadir o derrotar rápidamente a los estados canallas proliferadores que están en guerra con EEUU y sus aliados.
Habiendo dicho eso, la verdad es que al avanzar en estos objetivos, Obama no esta fuera del paso de sus predecesores. Tanto George W. Bush como Bill Clinton promulgaron drásticos recortes a los arsenales convencional y no convencional americanos. Clinton y George W. Bush adoptaron políticas de apaciguamiento hacia Norcorea. De hecho, Pyongyang debe su arsenal nuclear al deseo de ambos presidentes de ser engañados y no hacer nada.
Además, la capacidad de Norcorea de proliferar armas nucleares a la gente de Iran, Siria y Venezuela se debe en gran parte a la insistencia de la entonces Secretaria de Estado Condoleezza Rice en que Israel no diga nada acerca de los vínculos nucleares de Norcorea con Iran y Siria en la estela de la destrucción por parte de Israel en septiembre del año 2007 del reactor nuclear en Siria construído por los norcoreanos y financiado por los iraníes.
EN CUANTO A Iran, el intento de Obama por apaciguar al régimen es poco diferente de las políticas de sus predecesores. La administración Bush se rehusó a enfrentar el hecho que las guerras en Afganistán e Irak son en gran medida guerras indirectas iraníes.
La administración Bush se rehusó a reconocer que Siria y Hizbullah son manejados por Teherán y que la guerra del año 2006 contra Israel no fue más que una expansión de las guerras indirectas que Iran está manejando en Irak y Afganistán.
La fallida política de "restablecer" de Obama hacia Rusia es también poco diferente de las políticas de sus predecesores.
Bush no hizo nada más que graznar después que Rusia invadió al aliado estadounidense Georgia. La administración Clinton estableció el escenario para el estado KGB de Vladimir Putin desperdiciando la masiva influencia de EEUU sobre la Rusia post-soviética y permitiendo a Boris Yeltsin y sus compinches transformar al país en una cleptocracia empobrecida.
Finalmente, la obsesión de Obama con las capitulaciones de tierra israelí a la OLP fué compartida por Clinton y por el joven Bush, particularmente después de 2006.
Rice- quien comparó a Israel con el Sur de Jim Crow- fue discutiblemente tan hostil hacia Israel como Obama.
Entonces, es Obama realmente peor que cualquier otro o él es sólo el último en una línea de presidentes estadounidenses que no tienen idea de como manejar una política exterior ineficaz? La respuesta corta es que él es mucho peor que sus predecesores.
El espacio de maniobra en política exterior de un presidente estadounidense es siempre muy pequeño. La clase dominante de la política exterior en Washington es intrincada y uniformemente opuesta a inclinarse ante la voluntad de los líderes electos. Las élites en el Departamento de Estado y la CIA y sus compinches en los círculos académicos y políticos en Washington son también firmemente inconmovidos por la realidad, la cual como una regla expone sus políticas como ruinosas.
El presidente tiene dos formas de correr la nave del estado. Primero, él puede usar su ventajoso cargo público. Segundo, él puede nombrar gente en posiciones clave en la burocracia de la política exterior.
Desde que asumió el cargo, Obama ha utilizado ambos poderes para mal efecto. El ha viajado a través del mundo condenando y disculpándose por el liderazgo mundial estadounidense. Al hacer eso él ha convencido a aliados y adversarios por igual que él no es un líder creíble; que nadie puede depender de las garantías de seguridad estadounidenses durante su mandato; y que es posible atacar a los EEUU, a sus aliados e intereses con impunidad.
El pedido de Obama por un mundo libre de armas nucleares combinado con su agresiva posición hacia el supuesto arsenal nuclear de Israel, su intento por desarmar el arsenal nuclear estadounidense, y su respuesta ineficaz a la bravuconada nuclear de Norcorea y el proyecto nuclear de Iran han servido para convencer a las naciones desde el Golfo Pérsico hasta Sudamérica y a la Cuenca del Pacífico que ellos deben comenzar a desarrollar armas nucleares. Pidiendo el desarme nuclear, él ha provocado la mayor ola de armamento nuclear en la historia.
DADAS SUS propias convicciones, no es sorpresa que todos sus nombramientos clave en política exterior compartan sus peligrosas opiniones. El Asesor Legal del Departamento de Estado Harold Koh cree que EEUU debe subordinar sus leyes a una noción abstracta y en gran medida infundada del derecho internacional. La Subsecretaria de Defensa para Política Michele Flournoy cree que los terroristas se volvieron radicalizados debido a que son pobres. Ella es asesorada por la extremista izquierdista Rosa Brooks. El Fiscal General Eric Holder ha decidido abrir investigaciones criminales contra agentes de la CIA que interrogaron a terroristas y juzgar a combatientes ilegales enemigos en tribunales civiles.
En todos estos casos e incontables más, los altos nombrados de Obama están implementando políticas que son aún más radicales y peligrosas que las políticas radicales y peligrosas de la clase política dominante de Washington. No sólo ellos están debilitando a EEUU y sus aliados, ellos están desmoralizando a los servidores públicos que están dedicados a defender a su país señalando claramente que la administración Obama los dejará en la estacada en una crisis.
Cuando un republicano ocupa la Casa Blanca, sus políticas exteriores son rutinariamente criticadas y restringidas por los medios liberales. Los presidentes demócratas radicales como Woodrow Wilson han visto sus políticas exteriores tomadas por las riendas por parte de los Congresos republicanos.
Dadas las amenazas que las políticas radicales de Obama están provocando, puede sólo esperarse que a través de audiencias y otros medios, los republicanos en el Senado y la Casa de Representantes tomen un rol activo en torcer sus políticas. Si ellos tienen éxito, el pueblo americano y la comunidad internacional les deberán una deuda de gratitud.
Fuente: The Jerusalem Post-
Este artículo fue traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba.

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