Por Robert S. Wistrich
Bruno Kreisky fue el primer y único judio en gobernar un país de habla alemana. No sólo eso, sino que en los trece años (entre 1970 y 1983) que ocupó el cargo de Canciller de Austria, nunca perdió una sola elección. Las celebraciones del centenario de su nacimiento actualmente en curso en Viena en enero de 1911 han dado lugar a un re-examen intensivo del legado histórico de Kreisky.
De una cosa no puede haber dudas. Fue ciertamente el más exitoso líder político austriaco del siglo pasado. Pero desde la perspectiva de los judíos austríacos o el Estado de Israel, el período de la supremacía de Kreisky siempre será recordado con sentimientos mezclados, por no decir amargos. Las razones de estas narrativas divergentes son esclarecedoras, sobre todo a la luz de la deslegitimización actual de Israel por parte de judios de Izquierda en Israel y la Diáspora.
Bruno Kreisky fue, después de todo, el primer estadista de Europa Occidental en promover activamente la causa palestina, reconocer diplomáticamente a la OLP de Yasser Arafat y condenar a Israel como "estado de aparteid." También afirmó que la ideología sionista era un tipo de racismo nazi, a la inversa. Por otra parte, su oposición a los esfuerzos de Simón Wiesenthal por llevar a los criminales de guerra nazis ante la justicia despertó un resentimiento particular entre los judios de la Diáspora. Durante la década de 1970 Wiesenthal, quien también vivió en Viena, se encontraba luchando contra la amnesia sobre el pasado nazi que seguía siendo predominante entre la mayoría de los austríacos. Kreisky alentó esta amnesia y constantemente restó importancia a la complicidad de Austria en los crímenes de guerra nazis y su rol en el Holocausto. Incluso más que su visceral anti-sionismo era la venganza de Kreisky contra el intrépido cazador de nazis Simon Wiesenthal, la que despertó las sospechas que Kreisky mismo podría ser un "judío antisemita."
Ya en 1970, Simon Wiesenthal, había denunciado el hecho que cuatro miembros del primer gabinete de Kreisky eran antiguos nazis - algo sin precedentes en la posguerra de la historia europea. Posteriormente, en 1975, cuando el canciller socialista buscó una coalición con el partido de extrema derecha Partido de la Libertad, fue Wiesenthal, quien reveló que su líder, Friedrich Peter, había servido como comandante de tanque en la primera brigada de infantería de las SS en el frente ruso, la cual había sido responsable del asesinato de miles de judios inocentes. Kreisky nunca perdonó estas intervenciones, acusando maliciosamente a Wiesenthal de ser un "agente" de Israel, la cual supuestamente estaba trantando de derrocarlo. A esta acusación el posteriormente añadiría calumnias de inspiración comunista que Wiesenthal había colaborado con la Gestapo durante la Segunda Guerra Mundial.
Es difícil negar que hay un elemento patológico en la respuesta de Kreisky a Wiesenthal y a las "preguntas judias" en general, que trascendió el mero oportunismo o las diferencias políticas. Wiesenthal me dijo una vez en una conversación privada que la hostilidad del canciller austríaco, provenía de una necesidad imperiosa de demostrar a los gentiles cuan desapegado estaba el de sus raíces "judías." Otros fueron aún más tajantes. El humorista israelí Efraim Kishon llegó a la conclusión en 1978 que Kreisky era "un anti-semita de primera clase", un "gran hermano [quien] decidio que el tiene una joroba, y por lo tanto odia a todos los jorobados." El entonces alcalde de Jerusalem, Teddy Kollek (él mismo vienés por su origen) incluso declaró que Kreisky necesitaba tratamiento psiquiátrico del tipo que fueron pioneros compatriotas judios vienenses como Sigmund Freud o Alfred Adler.
El canciller austríaco, no fue menos virulento - sobre todo hacia el nuevo primer ministro israelí de derecha, Menajem Begin, a quien le gustaba describir como un deformado ostjude (polaco judio) "alienado de las manera normales de pensar." En los últimos años de su ascendencia la furia de Kreisky hacia los judíos de Israel explotó con frecuencia. Comparó el control israelí de Cisjordania con la invasión rusa de Afganistán, llamó a las acciones del ejército israelí contra los palestinos "una forma refinada de bandidaje" y rechazó cualquier sugerencia que él debía sentir empatía hacia el estado judío.
Sus relaciones con los primeros ministros de Avodá, Golda Meir y Yitzhak Rabin fueron casi tan tensas como aquellas con Begin. A principios de octubre de 1973, justo antes de la Guerra de Yom Kipur, Golda Meir tuvo que apresurarse a viajar a Viena después que Kreisky capituló ante las exigencias de terroristas palestinos que el cerrara el Castillo Schoenau - un punto de tránsito en Austria para los emigrantes judíos de la URSS.
Kreisky, evidentemente, creía que sólo se podía luchar contra el terrorismo, abrazando a sus perpetradores. Los líderes árabes terroristas como el libio Coronel Ghaddafi Coronel y Arafat no sólo fueron recibidos en Viena, sino que recibieron tratamiento de alfombra roja. Pero este apaciguamiento a los terroristas árabes fracasó cruelmente. En 1981, el ala Abu Nidal de la OLP atacó una sinagoga de Viena, causando varias muertes, también asesinó al presidente socialista de la sociedad de amistad entre Austria e Israel a plena luz del día en Viena durante un desfile del 1º de Mayo, y por si eso no fue suficiente, no pasó mucho tiempo antes que el embajador de la OLP para Austria fue capturado en el aeropuerto de Viena con dos maletas de armas entregadas desde Beirut. El colmo fue el asesinato del más cercano amigo palestino de Kreisky, el Dr. Issam Sartawi, liquidado por elementos radicales de la OLP en 1983 - un acto por el cual el Canciller hizo a Arafat personalmente. Este asesinato llevó a una ruptura de las relaciones con Yasser Arafat. Aunque Kreisky era consciente que Arafat era un mentiroso compulsivo, optó por guardar silencio al respecto en público, en contraste con su condena mordaz a las acciones de Israel, que continuó sin disminuir.
La intensa hostilidad de Kreisky hacia el estado judío, me parece que ha sido una curiosa mezcla de auto-odio, ideología marxista y arrogancia del judío "universalista" que cree que ha trascendido el tribalismo de sus correligionarios más "atrasados." En el clímax del Caso Wiesenthal el comentó ácidamente a Der Spiegel: "los judíos son un pueblo, luego ellos son un pueblo repulsivo." El punto de vista mundial cosmopolita de Kreisky - como un austríaco internacionalista socialdemócrata y patriota - lo llevó a la erradicación de su identidad de origen. Pero el nunca pudo sacudirse la inseguridad latente de ser un judío en un país antisemita. A pesar de sus innegables logros y la ambición de convertirse en el goy dorado, Bruno Kreisky en última instancia, no pudo liberarse del miedo a su sombra judaica.
El autor es Profesor Neuberger de Historia Judia en la Universidad Hebrea de Jerusalem y autor de Una obsesión letal: El antisemitismo desde la Antigüedad hasta la Jihad Mundial (Random House).
Fuente: The Jerusalem Post Magazine- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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