martes, 28 de abril de 2009
Cuatro desafíos de Israel a 61 años de su independencia
Israel podría hacer un positivo balance de vida a sus 61 años de libertad. Podríamos remarcar que según el prestigioso “The Economist”, Israel sería el 43˚ país más democrático del mundo (sobre 167 estudiados). Podríamos señalar que ciudadanos de éste estado de 7 millones de habitantes han sido galardonados con 8 premios Nóbel, la misma cantidad que regalaron 1.2 billones de musulmanes del mundo. El ranking de “Global Competitiveness Report” (2008-2009) ubicaba a la pequeña nación judía como la 23˚ economía más competitiva del mundo, superando a potencias como China (30˚) o España (29˚). En éste artículo, nos centraremos en los cuatro desafíos que debería enfrentar exitosamente Israel a corto plazo. Quizás, ésta tendencia a centrarse en los desafíos explicaría y hasta justificaría aquellos logros obtenidos.
Israel debería desterrar la amenaza nuclear fundamentalista.
La amenaza es fundamentalista, no solamente iraní. Para Israel, un estado enemigo que declara su intención de destruir al estado hebreo y que además realiza acciones concretas en ese sentido, no puede, de ningún nodo, acceder a poderío nuclear con objetivos militares”. Un Irán nuclear permitiría que sus aliados fundamentalistas, Jizballah o Hamás, reciban de regalo su bomba sucia para lanzar contra Israel. “Un Irán nuclear condenaría a todo el medio oriente a una carrera armamentística”, afirmaba el Primer Ministro israelí Biniyamin Netanyahu. Teherán, con poder nuclear, seria una bomba de tiempo para los países árabes moderados, aliados de occidente. El problema no proveniente solamente de Irán, Pakistán está siendo amenazada desde hace tiempo por un golpe de estado islámico que provocaría que armas nucleares caigan en manos equivocadas. Israel no duda que Irán pretende convertirse en una potencia militar nuclear. La principal potencia mundial (Estados Unidos de la administración Obama) y los países europeos consideran que a través del dialogo se puede convencer a los Ayatollahs para que detengan su desarrollo militar. Israel, mientras observa lo que sucede, se entrena esperando el momento propicio ya que la inacción no es una alternativa racional para el Estado de Israel modelo 2009.
Israel debería lograr desarrollar una respuesta militar para el lanzamiento de misiles y morteros.
Por el momento, Israel logró probar con éxito su sistema antimisiles Jetz (Flecha). “Jetz 3” podría ser una respuesta correcta para misiles grandes como los disparados por Irán o Siria. Sin embargo, morteros y cohetes de poca envergadura (Kassam, Grad o Katiushas) no logran ser derribados en el aire ya que Israel no posee un radar y un antimisil acorde. El Ministerio israelí de Defensa espera comenzar a usar durante el 2010 el antimisil “Cúpula de Hierro”. El sistema protegerá a un 95 por ciento de los residentes en las localidades vecinas a la Franja de Gaza, blanco de los cohetes lanzados por las milicias palestinas. “Cúpula de Hierro” solucionaría, sin funciona bien, la exposición de la retaguardia civil a los embates de los grupos terroristas.
Israel debería lograr estabilizar sus sistema constitucional, especialmente sus gobiernos.
A nueve años de comenzado este siglo, Israel ya ha “sufrido” 4 elecciones nacionales. Una cada casi dos años. El parlamento y el ejecutivo deberían durar cuatro años, sin embargo, los Primeros Ministros deben invertir energías desproporcionadas en salvar sus coaliciones. Dicha inestabilidad propensa la corrupción y el chantaje, perjudicando la planificación de políticas a largo plazo. Israel debe encontrar la fórmula para estabilizar la cadencia de las autoridades sin dañar la representatibilidad de las minorías sociales de este país tan heterogéneo desde lo sociocultural.
Israel debería encontrar una fórmula para convivir con los palestinos.
No en vano este punto ha sido ubicado en el cuarto lugar. Algunas personas consideran que justamente sin esto Israel no podría sobrevivir sin un profundo sufrimiento. El problema principal reside en que la “vecindad” es un “vals que se baila de a dos”. Mientras que Israel acepta (aunque Netanyahu no lo diga formalmente), el principio de “dos estados para dos pueblos”, los palestinos están profundamente divididos entre el liderazgo más pragmático y otro, quizás mayoritario, que desconoce el derecho a la existencia del estado hebreo. Por lo tanto, “encontrar una fórmula” no depende únicamente de Israel sino también de la aceptación e implementado por la inmensa mayoría del lado palestino. Netanyahu, en su discurso de investidura, aceptó la creación de una entidad soberana con limitaciones. En otras palabras, el problema no es “un estado palestino” sino un “estado palestino con capacidad militar para volver a realizar terrorismo”.
Existen otros desafíos, como ser el de solucionar la situación de 320.000 israelíes no reconocidos como judíos y que no se pueden casar en Israel. El estado hebreo debería acelerar el proceso de desalinización del agua para solucionar la sequía a la que se enfrenta el país. Israel debería esforzarse por encontrar una formula integradora hacia las minorías sociales como los árabes-israelíes o incluso, los judíos ortodoxos.
61 años de Independencia. Israel se enfrenta a desafíos que pueden verse como “abrumadores”. Los logros, los éxitos y el orgullo que estos pueden producir en cada israelí o judío… son simplemente “espectaculares”.
Por Gabriel Ben-Tasgal para Guysen International News
Domingo 26 abril 2009 - 07:30
Publicado en la revista 3030 de Montevideo (Uruguay) –
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