domingo, 19 de abril de 2009

La derecha vuelve a ser gobierno en Israel

Finalmente, tras varias semanas de intensas negociaciones políticas, Benjamin Netanyahu, líder del Likud, asumió por segunda vez en su vida el cargo de Primer Ministro de Israel.



Benjamin Netanyahu, quien fuera Primer Ministro de Israel entre los años 1996 y 1999, asumió al frente de un variopinto Gabinete que reúne desde lo más conservador de la derecha de ese país, hasta un sector de la socialdemocracia que -por ahora- sigue representando el partido político Avodá (quién, dicho sea de paso, obtuvo el peor resultado electoral de su larga historia política, en las pasadas elecciones del 10 de febrero de este año)

La sólida presencia de los sectores más reaccionarios y conservadores de la derecha israelí, en ministerios que son clave, como son el caso del Shas (partido religioso ortodoxo), Israel Beteinu (liderado por Avigdor Liberman, ex integrante del movimiento terrorista Kaj, dirigido por el asesinado rabino Meir Kahane), Habait Haiehudi y Judaísmo Unido y Torah (Partido religioso no-sionista) que cohabitan -a partir de ahora- en la toma de decisiones políticas, económicas, sociales y culturales, con el oportunista y en vías de extinción, Partido Laborista (Avodá), es una llamada de atención, en un momento en que las principales potencias del mundo (en particular los Estados Unidos) comienzan a cambiar sus tácticas de acciones unilaterales, por una estrategia multilateral que ayude a combatir, más enérgicamente, en unidad con otros países y con aspiraciones serias y reales, los principales flagelos mundiales, entre ellos el terrorismo fundamentalista islámico.

Un nacimiento débil

Quien resultó ganadora de las elecciones del pasado 10 de febrero, fue la candidata oficialista Tzipi Livni, del partido Kadima. Tras una reñida pelea electoral, obtuvo una banca más para la Knesset (Parlamento israelí) que el Likud. A partir de ese momento, comenzó una carrera a contra-reloj para poder formar nuevo Gabinete. Netanyahu, en distintas oportunidades, le ofreció la formación de una coalición gubernamental a Kadima; sin embargo el actual Primer Ministro, nunca contempló la posibilidad de formar un gobierno de rotación con Kadima, en el que compartan los cuatro años de gestión, encabezando dos años cada uno; tal como fue el caso del año 1984, donde Shimón Peres (de Avodá) compartió el gobierno con Isaac Shamir (del Likud)

Tzipi Livni, quien jugó fuerte para ocupar el primer cargo del Ejecutivo político israelí, rechazó sistemáticamente todas las propuestas hechas por Netanyahu, sabiendo ante todo, que tendrá más futuro liderando a la oposición, que formando parte de un gobierno a todas luces transicional y que nació débil, debido a su alianza -en particular- con el Partido que encabeza el actual Canciller, Avigdor Liberman, que cosecha altos grados de rechazo en la sociedad israelí, a pesar de su último crecimiento electoral, que en concreto se debió al corrimiento de votos de un mismo espacio ideológico, como así también al pacto firmado con Avodá, agrupación socialdemócrata que se encuentra en grave crisis interna. De los trece diputados que representan a este Partido en la Knesset, cinco ya dijeron que no apoyarán al actual gobierno y que formarán parte de la oposición.

Principales desafíos del nuevo gobierno

En materia de política internacional, el programa nuclear -de claras intenciones bélicas- que está llevando adelante el teocrático Estado de Irán, representa la mayor amenaza que sufre el Estado judío. Los principales dirigentes políticos israelíes saben muy bien que cuanto más tiempo se pierde en dilaciones retóricas y discusiones vanas, en los grandes atrios del poder político internacional, más beneficioso es para Irán, ya que todo ese tiempo fue ganado para que sus miles de centrifugadoras continúen operando sin descanso. De hecho, su presidente, Mahmoud Ahmedinejad, anunció públicamente -la semana pasada- que su país ya cuenta con la tecnología necesaria para crear las carcazas correspondientes a una bomba nuclear.

Una acción militar unilateral por parte de Israel, podría traer graves consecuencias sobre la región del Medio Oriente en su conjunto; ¿pero, cuáles son las alternativas reales que podrían traer tranquilidad a Israel, ante este escabroso, y cada vez más real, problema atómico iraní? Israel, como todo Estado, tiene ante todo la responsabilidad de salvaguardar la vida y los intereses de sus ciudadanos, alejándolos de las amenazas que intenten imponerle desde otros países. Irán representa, en estos tiempos, la principal amenaza de Israel, tanto por su plan atómico, como por sus instrumentos políticos en la región: las agrupaciones terroristas Hezbollah y Hamas.

En cuanto a políticas internas, Israel es un país de profundas divisiones sociales y económicas. Su sociedad civil continúa acumulando diversas postergaciones en estas áreas, a causa -principalmente- del mantenimiento de su seguridad, vital para el desarrollo de esta pujante Nación del Medio Oriente. Netanyahu, en este plano, es recordado como el primer ministro que -de alguna manera- introdujo el neoliberalismo en Israel, con las consecuencias conocidas mundialmente, por esta perimida política que estalló, como los principales mercados mundiales, al finalizar el año pasado.

¿Podrá esperarse algún cambio en estas importantes áreas del desarrollo humano?

Primer ¿exabrupto?

En una de las primeras acciones como flamante Canciller de Israel, Avigdor Liberman dijo que: "Quienes piensan que mediante concesiones se ganarán el respeto y lograrán la paz, están equivocados... Aquellos que quieran la paz deben prepararse para la guerra y ser fuertes", de esta manera, "Israel está cambiando su política en el proceso de paz y no está obligado por anteriores compromisos contraídos en 2007 en la reunión de Annapolis". A pesar del esfuerzo retórico del primer ministro Benjamin Netanyahu, por tranquilizar a sus aliados en Washington y Europa, al decir que "su gobierno hará lo posible para continuar con el plan de paz con los palestinos", la declaración de su Canciller, se ubica en las antípodas del discurso oficial.

Israel tiene la obligación de mantener sus fronteras custodiadas y fuertes, ante cualquier intento de ataque por parte de sus enemigos. También debe existir un Estado palestino, para que en el mediano plazo, se logré poner fin a este histórico conflicto de un pueblo perseguido con un pueblo humillado.

Por lo tanto, la existencia de un Estadpor: Maximiliano Borches (Desde Buenos Aires) o palestino, no deja de ser uno de los mayores desafíos en este nuevo siglo.Fuente Horizonte web

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.