By JUDY MONTAGU
Si pudiera, preguntaria a mis compatriotas judios israelies: Que imagenes les vinieron a la mente cuando la sirena recordatoria sono el Dia de Recordacion del Holocausto?
Y en que pensaran durante esos dos interminables minutos el martes, cuando nosotros conmemoremos a los miles que han caido en las guerras israelies, o cayeron en ataques terroristas? Estoy suponiendo que las respuestas no surgiran facilmente. Y que cuando ellas lo hagan, vendran por partes y comienzos, intercaladas con largos, intensos silencios. Mucha gente, estoy pensando, directamente no contestara. Quizas ellos se ofenderian por la pregunta. Y ellos deben; porque es una altamente invasiva, quizas una insoportablemente intima. Porque lo que yo realmente estaria preguntando es: cuando vos, personalmente, estas puesto en el candelero, dondequiera que te atrapen esos 120 aullantes segundos- en la oficina, el centro, o mas privadamente en casa- como confrontas el atroz precio de la continua existencia judia? Como estas vos, individualmente, viviendo y tratando con una herencia que es a la vez tan alucinante y tan terrible? Yo sospecho que las mentes de muchos parados respetuosamente firmes se precipitaran desesperadamente de pensamiento en pensamiento, buscando por una imagen definida que refleje, aunque sea debilmente y por ese pedacito de tiempo detenido al menos, la escala y sustancia de lo que estamos conmemorando.
Otras mentes, yo apuesto, simplemente se bloquearan, como cuando lo hace la computadora. La tarea asignada ha probado simplemente ser tambien colosal para el sistema para cargar.
Aquellos suficientemente valientes como para contestar mi pregunta serian dignos de ser escuchados cuidadosamente, sea que ellos hablen coherentemente o tartamudeen y tropiecen, porque ellos estarian ofreciendo una vision importante de la compleja psique judia. Pero aquellos que no contesten tendrian no menos respeto. Porque las respuestas no siempre necesitan llegar en forma oral, y los hechos realmente hablan mas fuerte que las palabras. El hecho que aquellas personas estuvieron fisicamente aqui, llevando sus vidas en ciudades, pueblos y aldeas israelies- y no en Londres, Washington, Toronto o Johanesburgo- seria, en si mismo, una fascinante respuesta. Yo supongo que haber hecho la pregunta, seria una forma de evadir la responsabilidad de contestarla personalmente. En que estare pensando la semana proxima cuando la sirena suene el Dia de Recordacion por los Caidos de Israel, aun no lo se. No habiendo tenido- increiblemente, quizas, despues de 36 años en este pais, y con enorme buena fortuna- ningun contacto cercano con soldados caidos en las guerras de Israel o cualquiera asesinado en ataques terroristas, yo puedo ubicar una foto o dos de individuos especificos cuyas vidas fueron cortadas. Por lo que dure la sirena, yo intentare y recordare aquellas caras inocentes, la mayoria de ellas dolorosamente jovenes, quienes murieron defendiendo nuestro pais- e internalizare el conocimiento que, mas alla de ellos mismos, ellos simbolizar a muchos miles que se han ido de igual manera. Quizas yo recordare al Mayor Roi Klein, vice comandante del Batallon 51 de Golanim durante la Segunda Guerra del Libano, quien el 26 de julio de 2006 en Bint Jbail, salto sobre una granada para salvar a sus soldados. Aquellos que estaban cerca dicen que el vio la granada, dijo las lineas de inicio de la oracion Shema, "y entonces se arrojo sobre ella".
Cada recuerdo de ese soldado caido, y otros como el, seran mezclados con una oleada de orgullo por la verdadera calidad humana de tal individuo; aunque nuevamente, inmediatamente, inevitablemente- y tan judaicamente- debe venir una renovada ola de tristeza por la enormidad de la perdida.
Durante aquellos dos minutos la proxima semana, si tengo el coraje, yo imaginare un auto manejado por Tali Hatuel, de 34 años, embarazada de ocho meses, haciendo su camino a Ashkelon donde estaba planeando unirse a su esposo en la protesta contra el plan de desconexion. Yo imaginare el auto llevado a una parada en el camino Kissufim.
Forzare el ojo de mi mente para ver, tan claramente como pueda, a las cuatro pequeñas hijas de Tali- Hila de 11 años, Hadar de 9, Roni de 7 y Merav de 2- sentadas en el asiento trasero, charlando y riendo como lo hacen las niñas pequeñas; entonces observarlas baleadas a muerte, como tiro al blanco, una por vez, por terroristas palestinos. Puede ser demasiado conseguirlo, pero intentare sentir algo del horror.
Voyeurismo mental? No lo creo. Seria mas como un esfuerzo por surgir de los confines de mi propio centro para que yo pueda asi, solo posiblemente, experimentar la mera sombra de tal dolor.
Y, por supuesto, yo tendre que recordarme, nuevamente, que espantoso como fue este episodio, es uno de los miles de ataques terroristas que van a traves de todos los años de la existencia de Israel, y antes, que han tenido exito en asesinar judios por el solo hecho de ser judios.
En el tema de la Shoah, yo puedo afirmar una muy cercana conexion, habiendo perdido dos abuelos, tanto como tias y tios y primos, y habiendo crecido con el legado de una madre y abuela deportadas a Auschwitz- Birkenau.
Uno puede pensar por lo tanto, que pude haber llenado los dos minutos de silencio con algo significativo; y pude. Pero no lo suficiente. Porque yo estoy tan cerca de las puertas de Auschwitz y Belsen como cualquiera que no estuvo alli- y eso es a millones de millas. Esto significa, en esencia, que aun si intento imaginar algo de lo que mi madre vio en Auschwitz- como los SS usando un bebe como pelota de futbol- al final, soy como la mayoria de la gente de mi generacion y las mas jovenes que se pararon mudos durante la sirena del martes: lista y predispuesta, seria y sincera, pero incapaz de abarcar algo que finalmente desafia la conceptualizacion.
"Las mas intensas experiencias emocionales son las nacionales," escribio David Brooks respecto de Israel en una columna del New York Times la semana pasada titulada "Una Sonora y Prometida Tierra."
Quizas. Y la vista- solo la idea- de gente a traves de la tierra observando, juntos, dos minutos de respetuoso silencio; incluso autos y colectivos parados mientras sus conductores permanecen parados a su lado, las cabezas adelante, es una conmovedora expresion de unidad nacional y el reconocimiento de una historia y destinos en comun.
Por eso solo es valioso, como sea que uno llene esos momentos. Tambien ayuda a aquellos de nosotros que hicimos alia desde el relativamente prospero Occidente a reafirmar por que lo hicimos.
Yo compartire un momento de esos que cambian la vida que ocurrio en los años 70, cuando yo era estudiante en la Universidad de Manchester en el Reino Unido.
La Sociedad Judia estaba armando un evento que tenia una sesion de preguntas y respuestas con un panel que merece mencion solo porque no lo veriamos probablemente hoy dia: un Rabino ortodoxo, uno conservador, uno reformista y uno liberal sentados juntos en la misma plataforma, listos para responder a los estudiantes. Debo confesar que no recuerdo la pregunta en cuestion; pero la respuesta dada por el Rabino liberal quedo en mi mente.
"Los historiadores del futuro encontraran dificil entender por que, despues de milenios de lagrimas y lamentos judios y anhelo por Jerusalem- cuando finalmente eso se volvio posible, tan pocos judios en verdad fueron alli."
Esa declaracion fue la que finalmente me trajo aqui para participar en la gran aventura judia de nuestro tiempo. En el Dia de la Independencia, el cual comienza la proxima semana mientras termina el Dia del Recuerdo, las perspicaces palabras de aquel rabino pueden constituir alimento para el pensamiento de los judios de la Diaspora. Para aquellos de nosotros que lo hicimos aqui, ellas son un poco de reivindicacion.
Fuente: The Jerusalem Post
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