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La reciente entrevista del Ministro de Información sirio, Mohsen Bilal, en estas páginas fue otro ejemplo del doble discurso sirio. Mientras Bilal suena razonable en la prensa internacional, el Ministro de Información y el gobierno que representa son, en realidad, cualquier cosa menos razonables u honestos.
En primer lugar, Siria (en general) y Bilal (en particular) siempre, y con rapidez, le recuerdan a Israel y a la comunidad internacional que, si ellos no obtienen lo que quieren, recurrirán a la violencia y al asesinato. En esa entrevista estuvieron ausentes las reiteradas y públicas amenazas para re-obtener las Alturas del Golán "por medio de la mukawama", que significa terrorismo.
Siria no puede seguir ambos caminos; estar preparada para sentarse y negociar, de modo directo y de buena fe, con Israel y, al mismo tiempo, buscar alcanzar resultados a través de la destrucción y derramamiento de sangre.
Durante la entrevista con Clarín, Bilal reclamó que no es a causa de la religión o la intolerancia que el conflicto con Israel continúa. Sin embargo, comentarios de colegas de Bilal demuestran, con acierto, que ésa no es la posición del gobierno sirio. Hace poco, el ministro sirio de Asuntos Religiosos, Muhammad Abd Al-Sattar, lanzó una diatriba antisemita culpando a los judíos por todas las enfermedades del mundo porque así fue " dicho por el Corán". El año pasado, el Ministro de Educación sirio, Ali Saad, quería crear un curriculum educativo nuevo con el objetivo de profundizar "el entendimiento común, para las generaciones por venir (árabes e islámicas) sobre la naturaleza terrorista de la entidad sionista".
Esos ministros son representativos de una postura de gobierno que muestra el conflicto en términos religiosos y da poco espacio al compromiso. Esto también se refleja en la hostilidad siria, que se permite ser base de muchas organizaciones terroristas asesinas en la región.
Siria es ampliamente reconocida como uno de los mayores auspiciantes del terrorismo mundial. Los líderes de numerosos grupos terroristas- reconocidos internacionalmente- viven en Damasco, incluyendo a Jihad islámica y Hamas.
Siria apoya a Hezbollah que, una y otra vez, socava la soberanía de su vecino Líbano, incluso después que finalizara de manera oficial, luego de 29 años, la ocupación siria.
Los argentinos saben el gran alcance de la alianza asesina entre Irán, Siria y Hezbollah. Los ataques terroristas al edificio de la AMIA (1994) y la Embajada israelí (1992), matando a más de 100 personas, se llevaron todas las huellas digitales de este triunvirato, según el Servicio de Inteligencia argentino.
Israel buscó, desde hace tiempo, la paz con sus vecinos y desea alcanzarla a través de compromisos significativos.
Los intentos de Bilal y, unos pocos meses atrás, del Presidente iraní Ahmadinejad, de atormentar la relación de Argentina con Israel no tendrán éxito. Las recientes visitas a Buenos Aires del presidente israelí Shimon Peres y del canciller Avigdor Lieberman testimonian el lazo perdurable y creciente entre ambas naciones. Israel continuará extendiendo su mano fraternal a todos sus vecinos y más allá pero, mientras toma ambas para hacer la paz, sólo tiene una para negarla. Israel enfatizó, de manera reiterada, que está dispuesto a reunirse con sus contrapartes sirios en cualquier momento y lugar, sin precondiciones. Sin embargo, Siria, consistentemente, rechaza la moderación, la paz y la reconciliación; intenta congraciarse con aquellos que buscan engañar con el doble discurso.Fuente Clarin
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