Itongadol/EFE.- El cuerpo de Hadas descansa desde este mediodía en el cementerio de Guivat Shaul, a la entrada de la ciudad, tras fallecer el domingo de una complicación originada por una intervención quirúrgica a la que se había sometido recientemente. clic
El embajador de España en Tel Aviv, Álvaro Iranzo, y el segundo responsable de la legación, Juan González Barba, estuvieron entre los asistentes en el sepelio.
Al finalizar el acto religioso el embajador español depositó una corona personal sobre la tumba, al lado de otra igual colocada en nombre de Moratinos, a quien Hadas consideraba un "elemento de equilibrio" en las estables, aunque fluctuantes, relaciones entre los dos países.
"Al conocer el fallecimiento, el embajador llamó por teléfono al ministro en persona sabiendo lo mucho que le apreciaba y el ministro pidió en su nombre que se depositara una corona", precisó a Efe González Barba.
En su discurso de despedida, un representante del Ministerio israelí de Exteriores calificó a Hadas del "arquitecto del proceso que permitió el establecimiento de relaciones diplomáticas con España en 1986 y, menos de una década después, con El Vaticano".
"Era una persona de una calidad humana insuperable" y "el diplomático por excelencia" por su "honestidad personal y profesional", su "discreción" y su "modestia", agregó.
Nacido hace 78 años en Argentina, donde fue militante en un activo grupo sionista, Ijud Habonim, Hadas emigró a Israel en su juventud, incorporándose rápidamente al Departamento de Asuntos Internacionales de la Histadrut (central sindical) y poco después al Ministerio de Exteriores de Israel.
Para Hadas las relaciones de Israel con España y la Santa Sede excedían la mera dimensión político-diplomática y arrastraban un bagaje histórico, cultural y religioso que solía destacar en todos sus discursos y escritos. ABC.es
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