jueves, 11 de noviembre de 2010

TENEMOS QUE HABLAR ACERCA DEL ISLAM‏

By NINA SHEA and PAUL MARSHALL

El parlamentario holandés Geert Wilders, fue amenazado con castigo penal por incitación al odio desde el momento en que su pelicula anti-Corán Fitna sacudió la Internet en marzo de 2008. El mes pasado, un organismo holandés de supervisión judicial ordenó que fuera juzgado de nuevo después de encontrar que los jueces en la primera ronda de los procedimientos judiciales parecieron ser parciales. Aun si el señor Wilders es en última instancia, absuelto, como sus propios fiscales urgen, el ya habra sido castigado mediante años de disputas legales costosas y agotadoras.
Pero la mayor amenaza que representa este caso no es para un unico holandes revoltoso sino para los europeos en general, cuyas libertades fundamentales de expresión y religión están siendo constantemente socavadas. Los que tratan de reprimir estos derechos individuales en nombre de la sensibilidad están ganando terreno con cada caso que confirma el poder del estado para regular el contenido del discurso sobre el Islam. Como la defensa del Sr. Wilders no cuestiona la legitimidad de las leyes de propagación de odio en sí mismas, sino que apunta a los hechos específicos de su caso, incluso su absolución no alteraría esta usurpación de los derechos fundamentales de Occidente.
La incitación al odio religioso no está claramente definida en los Países Bajos o en algun otro lugar en Europa. Las normas del Consejo de Europa hacen hincapié en la subjetividad de la infracción, indicando que, con respecto a la religión, "no hay derecho a ofender", que el discurso "gratuitamente ofensivo" no está protegido, y que existe un nuevo "derecho de los ciudadanos a no ser insultados en sus sentimientos religiosos." En un intento por crear protecciones para el discurso político y el comentario social, el Consejo distingue entre el discurso que insulta a los musulmanes, al cual prohíbe, y el que insulta al Islam o sería considerado blasfemo, al cual permite.
El Sr. Wilders afirma que su película y sus otras críticas implican sólo esto último. Mientras su caso se prolonga, con fiscales y jueces en abierto desacuerdo sobre si el estuvo dentro de los límites aceptables de expresión, la confusión creada por esta dicotomía jurídica se hace evidente. Aunque el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, al que los tribunales holandeses siguen, trata de distinguir entre los comentarios sobre temas religiosos socialmente relevantes y aquellos sobre "convicciones personales intimas", los creyentes suelen considerar una como la ampliación necesaria de la otra. Por lo tanto, como los mismos asesores del Consejo han admitido, los límites "son fácilmente borrosos."
De hecho, este criterio jurídico entre lo religioso y lo personal es insostenible. A diferencia de otras categorías de odio, como la negación del Holocausto y el racismo, incluso un tratamiento tendencioso o hiperbólico de la religión y la sociedad es a menudo vinculado a un verdadero debate sobre creencias y valores. Dado que las religiones tienen prácticas y doctrinas, tanto como adherentes, los esfuerzos para restringir las críticas de grupos religiosos involucran un esfuerzo peligroso para separar la practica del practicante y el comentario social de los insultos.







El caso Wilders no es el único ejemplo de cuan porosa es la distinción entre blasfemia e incitación al odio. Debido a un rasgo similar en la legislación danesa, los fiscales daneses se negaron a presentar cargos en el 2005 por las caricaturas de Mahoma en el Jylland-Posten, que desataron disturbios musulmanes a nivel mundial. Llegaron a la conclusión que la mayoría de las caricaturas "representan una figura religiosa," no "a los musulmanes en general", y las que representan a los musulmanes no eran "despectivas o degradantes". Philippe Val, director del diario satírico francés Charlie-Hebdo, fue juzgado en París por reimprimir las caricaturas, pero fue absuelto ya que había, según sus palabras, "apuntado a ideas, no a los hombres." Por el contrario, en 2009, el miembro del Consejo Municipal de Helsinki Jussi Halla-aho fue condenado en Finlandia por las entradas de blog denigrantes sobre las prácticas matrimoniales del profeta del Islam, las cuales el atribuyó a los musulmanes en general.
En 2003, la entonces diputada holandesa Ayaan Hirsi Alí fue objeto de una investigación penal por incitación al odio por sus declaraciones vinculando a Mahoma con abusos contra las mujeres en las comunidades musulmanas. Si bien no se formularon cargos penales nunca en ese caso, sus problemas legales, no terminaron. En el año 2005, se vio obligada a enfrentar un juicio en una acción civil por discurso de odio después de anunciar planes para una película sobre el tratamiento a los homosexuales en el Islam, una perspectiva de la parte demandante - el mayor grupo de presion musulman de Holanda- encontro que tanto causa "un gran dolor" como es "blasfemos". El tribunal reprendio a la diputada por haber "buscado las fronteras de lo aceptable", pero fallo que sus palabras no justificaban prohibición. A pesar que ella prevaleció, la defensa le costó 8.000 euros. Alrededor del mismo período, Hirsi Ali se vio obligada a pasar a la clandestinidad debido a las amenazas de muerte por parte de extremistas musulmanes y fue casi despojada de su ciudadanía por el gobierno holandés, que parecía impaciente con su crítica abierta del Islam.
La ex actriz y activista por los derechos de los animales Brigitte Bardot ha sido condenada y multada en cinco causas separadas francesas por comentarios intemperantes acerca de los musulmanes, muchos de ellos centrados en la crueldad hacia los animales en las prácticas de matanza "halal". En Austria, Elisabeth Sabaditsch Wolff se encuentra actualmente en juicio por su conferencia ante un partido politico anti-inmigración criticando las prácticas musulmanas que observó en el extranjero. Para ella, Geert Wilders, Brigitte Bardot, entre otros, su inquietud acerca de la inmigración musulmana refleja su visión negativa del Islam mismo.
El discurso ahora considerado sospechoso incluye temas que son comunes y transmitidos abiertamente cuando no implican el Islam: la subordinación de la mujer, la violencia, los matrimonios infantiles, la criminalización de la homosexualidad y la crueldad hacia los animales. Si bien no todos estos casos resultaron en condenas, todo ello contribuye a un efecto amplio y escalofriante en el discurso. Debido a que hay poca previsibilidad en la acusacion y enjuiciamiento de estos casos, afirmandose como ellos lo hacen en sentimientos subjetivos, nadie sabe que puede decirse con total impunidad. La premisa defectuosa que las opiniones religiosas pueden ser compartimentadas en ámbitos personales o sociales en si misma viola la enseñanza de la mayoría de las religiones.
Un resultado de esta confusión legal es que muchos europeos, incluidos muchos musulmanes, pensaran que es mas sabio guardar silencio sobre todos los asuntos islámicos. El difunto profesor Nasr Abu Zayd, que, en virtud de leyes similares, fue expulsado de Egipto a los Países Bajos por su interpretación liberal del Islam, escribió que tales acusaciones "confinan a la población musulmana del mundo a una prisión sombría y sin color de la conformidad socio-cultural y política." Habra terribles consecuencias para todos nosotros si Europa sigue dirigiendose por esta pendiente resbaladiza.

El Sr. Marshall y la Srta. Shea son becarios senior en el Centro para Libertad Religiosa del Instituto Hudson y co-autores del próximo libro "Silenciados" (Oxford University Press) sobre las leyes contemporaneas de blasfemia islamica.
fUENTE: The Wall Street Journal- Este articulo fue especialmente traducido

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