viernes, 22 de agosto de 2014

El desafío del judaísmo moderno: empezando por casa...

. 20 Ago 2014 Escrito por Rab. Mordejai Maaravi de su libro “Debarjá Iair” Publicado en Parashá tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente El desafío del judaísmo moderno: empezando por casa... Parashah REÉH B.H.N."V Con bastante frecuencia encontramos personas que tienen una voluntad definida y marcada de ser judías, de serlo activamente, y que sienten un gran entusiasmo por su judaísmo, pero que no logran, en definitiva, llevar una forma de vida de acuerdo a la práctica judía. Partimos de la premisa que no todo judío que no hace una observancia práctica de las mitsvot actúa con alevosía, o sea que no las practica porque las rechaza. ¿Qué es lo que ocurre cuando mi voluntad y necesidad de ser están buscando algo y no obtengo el éxito deseado y esperado? ¿Dónde está la falla? Esta pregunta es seguramente común a casi todos nosotros, al menos a todos quienes no nos consideramos alevosos, sino shogueguim o sea un poquito perplejos, confundidos. En la perashá que leeremos este Shabat encontraremos, tal vez, el problema expuesto, si no respondido, con claridad y leeremos acerca de tres formas que toma este desafío del judío actual. A saber: 1) “Ki iakum be-kirbéja nabí ó jolem jalom”, o sea el hombre que, con una personalidad influyente pero engañosa al mismo tiempo, trata de llevarnos hacia elohim ajerim, Asher lo iedatem, dioses desconocidos por nosotros hasta ahora, novedosos, quizá atractivos por su novedad, pero al mismo tiempo ajenos. Éste, creo, es un desafío real, porque todos nosotros estamos bombardeados por ideas ajenas y extrañas a nuestro judaísmo y enfrentamos tentaciones que, hay que reconocerlo, son fuertes; negarlo no es la solución. A este tipo de desafío la Torá nos pide responder con “lo tishmá”, “No habrás de oír”, que es lo contrario del Shemá Israel: hay momentos para abrir nuestros oídos y momentos para cerrarlos y no oír tanto ruido, si tenemos la fuerza necesaria. “U-biartá ha-rá mi-kirbéja”, “Y trata de extirpar ese mal, esas ideas negativas de dentro de ti”. 2) El segundo desafío es más complicado y de él dice la Torá: “Ki iesitejá ajíja ben iméja ó binjá ó bitejá..”. En este caso no es una persona extraña la que trata de alejarte, de transformarte, de cambiarte, sino que puede tratarse de tu hermano de sangre, o de tu hijo o hija, o de tu misma esposa, de personas a quienes quieres “Ke-nafhshejá”, “como a ti mismo”y que lo hacen “be séter”, “a ocultas”, en silencio, tratando de alejarte de tu judaísmo heredado, o descubierto en algún momento de tu vida. Hay una dificultad grande cuando la familia no está unida en sus anhelos o metas espirituales judías. ¿Qué hacer en un caso así? ¿ Debo renunciar a mis principios o afirmarlos? ¿Quién es el que debe renunciar? En este caso la Torá no sólo dice “lo tishmá”, “no habrás de oír” sino también “lo tobé”, “no habrás de querer”. No es una cuestión de amor, de ahavá, porque si fuera una cuestión de amor hay que recordar que se tiene también derecho de recibirlo, no solamente de darlo. 3) Por último, el tercer y más complicado desafío es cuando el grupo, en su totalidad o en parte, te incita a renunciar a lo que eres, a dejar de ser tú mismo. “Ve-iatseú anshé bené beliiaal mi-kirbéja...”, “Y han de salir hombres de pocos escrúpulos de en medio de ti...”. Es decir, la sagrada Torá nos plantea el caso de personas que no quieren tu elevación en el seno de tu grupo y y quieren llevarte hacia lo que no eres. Es un caso mucho más riesgoso, porque ahora te tienta lo que está de moda entre la gente. ¿Qué hacer cuando se es parte de una minoría incomprendida por la propia comunidad, por el propio grupo, ridiculizada incluso, porque quiere ser ella misma, nada más, porque cada uno de sus miembros quiere estar con su pueblo, en sus alegrías y sufrimientos? De acuerdo a la Torá, si esto le ocurría a todos los habitantes de una ciudad, esta ciudad caía bajo la figura de Ha-ír ha-Nidájat, la ciudad apóstata, la comunidad descarriada y tenía que ser destruida. ¡Qué drástico! ¡Qué duro! ¡Es imposible destruir toda una comunidad, toda una ciudad! Aquí intervienen, con comprensión y humanismo, los sabios del Talmud, oponiendo tres excepciones a esta ley de la misma Torá: a) Que si esta ciudad o comunidad extraviada fuera fronteriza y, por su destrucción, se abriera una brecha en la seguridad de nuestras fronteras, no se la debería tocar porque el remedio sería peor que la misma enfermedad. ¡No se deben abrir brechas en las fronteras sino, por el contrario, hay que reforzarlas! b) Que si había un Sefer Torá en esa ciudad descarriada, tampoco debería ser destruida, porque seguramente ese Sefer Torá había sido escrito, leído y estudiado por personas piadosas, que no pueden ni deben pagar las consecuencias de lo que la mayoría hace o decide. c) Y, por último, que si había tan sólo una Mezuzá en una puerta de una casa o de una habitación de la ciudad, tampoco se la podía destruir, porque seguramente esa Mezuzá fue colocada por las manos de una persona que cree en la Torá, que cree en D´s, y que no sucumbe ante la mayoría. ¡Qué curioso! ¡Una sola Mezuzá puede evitar una destrucción masiva! Estamos viendo la importancia que el Judaísmo concede a cada individuo. ¡Los desafíos para seguir siéndolo son tan grandes!, pero la respuesta al desafío es tan simple, tan tierna: colocar una Mezuzá, tener un Sefer Torá, estudiarlo, ¡nada más! Una situación bastante similar es evocada en las páginas del Talmud, donde se narra que el pueblo judío se presentó ante D´s y le dijo: “Ribonó shel Olam: retsonénu laasók ba- Torá, aval éin lanu penái...”, “Creador del Mundo: nuestra voluntad es ocuparnos de la Torá, estudiarla y practicarla; pero no tenemos tiempo para hacerlo...” A lo que D´s respondió: “Hijos míos, colocaos los Tefilín y yo lo voy a considerar para vosotros como si habríais cumplido con toda la Torá”. ¿Cuál es el significado de esta respuesta? ¿Acaso D´s nos está haciendo reducciones de las mitsvot? Ésta parece ser una rebaja demasiado grande. En realidad, lo que este texto sugiere es que si cada judío, cada uno de nosotros, con su fuerza y su mente, realizara un compromiso judío raigal y creara lazos efectivos consigo mismo y su comunidad, entonces el Creador valoraría su intento y lo consideraría como una expresión total de nuestro ser. Empezar por los Tefilín será solo un primer paso, aunque no un gran paso. Apenas “Le- Ot al iadéja...”, “Una señal en tu brazo”, algo que deja una señal, un significante, un significado, una instancia inaugural en nuestro intento de expresarnos como judíos por medios judíos, de intentar recuperar una vida significativa como integrantes del pueblo judío, de recurrir a lo propio para encontrarse a uno mismo en su propio tiempo. Rab. Mordejai Maaravi. Rabino oficial de la OLEI

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.