viernes, 1 de agosto de 2014

PARASHA SEMANAL

Devarim(Deuteronomio 1:1-3:22)

No Reescribir la Historia

En la parashá de esta semana, Moisés le cuenta detalles adicionales al pueblo judío acerca de los acontecimientos ocurridos desde que salieron de Egipto. Él relata el desastroso episodio en donde se pactó que los espías entraran en la tierra de Israel, y dice que inicialmente:
"La idea fue buena en mis ojos..." (Deuteronomio 1:23)
Una Lección de Vida
La misión de los espías fue claramente uno de los eventos más devastadores en la historia judía. Fue precisamente el acto que causó que los judíos vagaran por el desierto durante 40 años, y como resultado, muchos de ellos nunca pudieron entrar a la Tierra de Israel.
A pesar de que la misión de los espías fue tan catastrófica, Moisés todavía tenía el coraje de decir: "La idea fue buena en mis ojos".
¿Cuántas veces has visto que una persona se retracta de lo que dijo cuando los eventos prueban que su posición estaba equivocada? Parece que cuando la gente dice algo y luego no funciona tan bien como esperaban, rápidamente reescriben la historia, cambiando las palabras que acaban de decir, las ideas que vívidamente acaban de expresar y los puntos de vista que apasionadamente acababan de exponer. Pero Moisés, siendo la gran persona y líder que era, dijo a todos que "La idea fue buena en mis ojos".
Esta no es la manera común en que los líderes actúan hoy en día. Con demasiada frecuencia los jefes de corporaciones, los jefes de gobierno, e incluso los jefes del hogar, se retractan de sus palabras si los resultados no son los esperados. Esto no es liderazgo. El liderazgo consiste en ser honesto y tener la confianza de aquellos que creen en ti y te siguen. ¿Acaso estos líderes creen realmente que la gente tiene una memoria de tan corto plazo? La respuesta es que: realmente no les importa.
No les importa, porque la verdadera razón de por qué la gente decide reescribir la historia es por su propia falta de autoestima. Como la mayoría de las personas, ellos no quieren parecer tontos - y creen que admitir un error los hace ver tontos. Sin embargo, no es así. Irónicamente, admitir las faltas demuestra que eres una persona con convicción que no tiene miedo de levantarse cuando comete algún error. Hacer esto no es un golpe a tu autoestima, de hecho, es realmente un enorme impulso para la misma. Esto se debe a que asumir la responsabilidad siempre te hará sentir muy bien. Y por el contrario, no hacerlo, te convierte en un fraude.
Cuanto mayor sea nuestra autoestima, más fácilmente podremos admitir nuestros errores, ya que no veremos las malas decisiones como un reflejo de nuestro valor propio. Y puesto que la gente siempre aprende y crece a partir de sus errores, podemos incluso ganar autoestima cuando nos equivocamos, porque sabemos que finalmente eso nos ayudará a ser mejores personas.
Las personas con baja autoestima, sin embargo, tienen miedo de lo que pensarán los demás si es que admiten haber cometido un error. Así que en lugar de admitir sus errores, (como los políticos), optan por reescribir los acontecimientos para ser vistos a la mejor luz posible. Pero una vez más, irónicamente, tu autoestima en realidad se hace más fuerte cuando admites haber cometido un error.

De esta manera, la próxima vez que hagas o digas algo que al final resulta ser equivocado, haz una declaración sobre quién eres tú realmente. Anuncia valientemente que, aunque inicialmente "la idea era buena a tus ojos", basado ahora en la nueva información que tienes, ves las cosas de manera diferente. No sólo ganarás la credibilidad, la confianza y la admiración de los demás, sino que también ganarás una enorme autoestima en el proceso.

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