lunes, 30 de agosto de 2010

ABBAS QUIERE UN ACUERDO?


08/27/2010


La evaluacion dentro del circulo del Primer Ministro Binyamin Netanyahu es unanime: El no quiere hacerlo, el no debe hacerlo y el no lo hara.
Netanyahu no puede, despues de jurar en noviembre pasado que el congelamiento de 10 meses sobre la construccion de nuevas viviendas en Cisjordania era una moratoria "unica y temporaria", ahora salir y decir, "Bueno, en realidad, no es mas bien unica, temporaria, despues de todo. Es de mas bien de dos veces o quizas incluso de tres o cuatro veces, un tipo de cosa semipermanente."
Olvidenlo, dicen aquellos cercanos al primer ministro. No va a suceder. Todas las formas de acuerdos informales podrian ser posibles, pero extender formalmente el congelamiento destruiria cualquier ultimo vestigio de confianza que Netanyahu aun disfruta en la Derecha pro-asentamientos. Y lo haria un poco motivo de burla a traves de todo el espectro. El primer ministro cuyas palabras no tienen valor.
El primer ministro de la capitulacion.
Los americanos no estan tan seguros.
Netanyahu estaba tan ansioso por hablar con la Autoridad Palestina, razonan, que no dejaria fácilmente que el Presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, se levante de la mesa de negociación. Ellos sin duda le van a instar a extender el congelamiento, especialmente teniendo en cuenta que el ha pedido a Kadima apoyo en caso de perder a algunos de la derecha en el proceso. Los estadounidenses incluso podrían tener éxito - si Netanyahu resulta susceptible a otro ataque de presión de la Casa Blanca. O si (menos probable) el ha experimentado un cambio politico bastante mas radical que el sugerido incluso sus incesantes afirmaciones públicas de un deseo profundo de acuerdo. El actuo con decisión a principios del mes pasado para bloquear la legislación que le habría dado a la Kneset autoridad sobre futuros congelamientos.
Pero los palestinos, a menudo mucho mejores en la lectura de la política de Israel que los americanos, están apostando en contra de ello. Están apostando que, llegado el 26 de septiembre el congelamiento se derretira, y la presión - la presión, es decir, para el progreso en las conversaciones directas de paz a las que ellos son tan reticentes de entrar con Israel - estara fuera de ellos.
Ellos solo han conseguido paralizarlas durante algunas semanas, e Israel estara en el muelle nuevamente.
HASTA ESTA semana, para Abbas, había sido una brisa. Durante casi nueve meses, el habria eludido con facilidad las adopciones de conversaciones directas de los israelíes, estadounidenses y comunidad internacional. Al principio, él realmente no necesito hacer nada.
El pudo relajarse mientras pasaban los meses y los EE.UU. e Israel se cocinaban a fuego lento en amarga acritud.
Washington y Jerusalén se enfrentaron cabeza a cabeza sobre las viviendas: La administración de Obama se enfadó ante la negativa de Netanyahu a detener toda la construcción sobre la Línea Verde en el este de Jerusalén, y en marzo trato de usar los nuevos planes de construccion de rutina de Ramat Shlomo como influencia, yendo tan lejos como a cuestionar públicamente el compromiso de Israel con su alianza estratégica con los EE.UU. Netanyahu, consciente del apoyo de la corriente principal de Israel para la construcción en barrios judíos al este de Jerusalén, se negó a ceder. Y Abbas se echó hacia atrás con satisfacción.
Después que el presidente estadounidense y el primer ministro israelí comenzaron tardíamente a remendar sus diferencias el mes pasado, fue un poco más difícil para Abbas mantenerse alejado de las conversaciones cara a cara. Netanyahu estuvo honrando el congelamiento - que oficialmente detuvo la construcción en Cisjordania y de manera informal impacto en la construcción en zonas judías de Jerusalén oriental, también.
Y la economía de Cisjordania estuvo comprobablemente mejorando, en parte debido a las aliviadas restricciones de Israel.
Sin embargo, Abbas logró evitar el contacto directo no deseado por algunas semanas más.
Netanyahu prometió una disposición para las negociaciones en cualquier lugar, de inmediato, sin condiciones previas.
Netanyahu insinuo la flexibilidad posible en el camino en relación con las medidas de seguridad en el Valle del Jordán. Netanyahu admitió una disposición provisional que reconsidere la situación de los barrios árabes de Jerusalén oriental. Sin embargo, Abbas no se movió.
Entre sus condiciones previas para mirar a Netanyahu a los ojos a través de la mesa de negociaciones, Abbas insistio varias veces en un congelamiento actual y ampliado de los asentamientos, el término anticipado de la postura de Netanyahu en relación con los asuntos fronterizos y de seguridad, y un compromiso que cualquier ajuste territorial seria hecho sobre la base de las líneas pre-1967. Los estadounidenses aumentaron la presión, pero Abbas se mantuvo impertérrito.
El fin de semana pasado, sin embargo, EE.UU. retiró la alfombra de debajo de él. Para su consternación considerable, según funcionarios de Abbas, que hablaron con nuestro corresponsal de asuntos palestinos Khaled Abu Toameh esta semana, se enteró que la secretaria de Estado Hillary Clinton estaba a punto de enviar invitaciones para una ceremonia de apertura de conversaciones directas sin siquiera informarle de antemano. El contempló rechazar la invitación, pero, evidentemente, llegó a la conclusión levantar una pelea tan pública con el gobierno de Obama podría ser contraproducente. Así que aceptó de mala gana, seguro en la evaluacion que Netanyahu le permitirá salir del atolladero, poniendo fin al congelamiento el próximo mes.
"Si Israel continúa con la construcción de asentamientos, nos retiraremos de las conversaciones", dejo en claro en una carta que enviada al Cuarteto.
ABBAS HA trabajado duro en los últimos meses para tratar de corregir la impresión perjudicial que el había dado previamente al mundo que lo observaba, sobre todo en una entrevista con el Washington Post en mayo del año pasado, que el no esta muy apurado por un acuerdo de paz permanente con Israel.
En esa entrevista, había declarado que "las diferencias" entre las propuestas del ex primer ministro Ehud Olmert y sus propias posiciones eran "demasiado amplias", e indicó que sentía que el tiempo estaba del lado de los palestinos.
Desde entonces, en las reuniones en los EE.UU., incluyendo con líderes judíos, y en contactos con medios israelíes, Abbas ha declarado un firme deseo de un acuerdo basado en dos estados viviendo lado a lado en paz. Él ha reconocido "la historia" de los judios en Palestina.
Y los que le rodean, junto con los que simpatizan con él del lado israelí, han afirmado que en realidad el no aprobo la oferta de Olmert de paz porque no era una oferta genuina, apropiadamente formulada - solo propuestas presentadas apresuradamente de un Primer Ministro que estaba a punto a renunciar.
Lo que plantea la pregunta central ahora: Ya que la dirección de la Autoridad Palestina está siendo cortejada por un primer ministro israelí con una coalición fuerte, un alto grado de popularidad, una capacidad que permite conseguir cualquier acuerdo y un compromiso declarado con un estado palestino independiente, por qué Abbas tuvo que ser arrastrado, pataleando y gritando, hacia el marco de las conversaciones directas? Es porque desconfía de las intenciones de Netanyahu? Bueno, pocos israelíes pueden afirmar saber adonde se dirige exactamente el primer ministro. Pero Netanyahu dijo de nuevo esta semana que estaba decidido a "sorprender a todos los críticos y los escépticos." Sin dudas la mejor manera de ponerlo a la prueba está en la mesa de negociaciones.
Es porque está intimidado por la hostilidad hacia Israel entre su propia gente? Bueno, eso es un fenómeno al que podría haber tratado de hacer frente si él hubiese querido, para promover enérgicamente la causa de la reconciliación - para empezar deteniendo la glorificación de su propia Autoridad Palestina a los "mártires" palestinos y haciendo frente a la demonización de Israel en los medios de comunicacion de la propia Autoridad Palestina.
Es realmente debido a Netanyahu no se comprometerá a mantener la moratoria de asentamientos? Eso no cuadra con el comportamiento de Abbas desde el pasado mes de noviembre.
Porque si el jefe de la Autoridad Palestina hubiese realmente querido conversaciones, no habría pasado los últimos nueve meses, cuando el congelamiento estaba en vigencia, evitandolas. Incluso ahora, él sabe que Netanyahu podría ser convencido de mantener de manera informal por lo menos una moratoria parcial - la limitación de la construcción de asentamientos en zonas que Israel anticipa retendra en virtud de un acuerdo permanente.
Y una renovación de la construccion unicamente en los bloques no debe ser un desastre para un Abbas que verdaderamente busca la paz. No está en contradicción con su voluntad declarada de un acuerdo que prevé intercambios territoriales. Y su consentimiento a tal acuerdo reforzaría la credibilidad del proceso de negociación entre los israelíes escépticos, aumentando así las perspectivas de un acuerdo.
Una explicación un poco más posible para la falta de inclinación de Abbas a entrar en las conversaciones y para su evidente deseo de encontrar rápidamente una manera de salir de ellas podría ser que el se anticipe a Barack Obama - ya sea mirando a un futuro sombrío después de la humillación en las elecciones de noviembre, o reforzado por una inesperadamente fuerte muestra democrata- buscando imponer un acuerdo mas favorable, con amplio apoyo internacional, en algun momento alrededor del tercer año de su presidencia.
Pero si ese fuera el pensamiento de Abbas, el probablemente estaria errado. La noción de la presidencia de Obama intentando imponer un acuerdo si las negociaciones no pueden avanzar, no es en absoluto descabellada. La idea que sería especialmente desigual para los parámetros de Clinton es más improbable. Y la idea que el público israelí firmaria por un acuerdo impuesto de esta naturaleza es remota. Tal vez, sólo tal vez, con un presidente estadounidense realmente de confianza y un liderazgo palestino que había llegado a considerar como realmente comprometido con la paz a largo plazo, la corriente principal israelí contemplaría la idea de renunciar a casi toda Judea y Samaria, y aún más dramáticamente, la división de Jerusalén, incluyendo la Ciudad Vieja, en áreas de control israelí y palestino. Tal vez, sólo tal vez, la corriente principal israelí habría marchado junto con la idea hace 10 años, antes que la segunda intifada haya demostrado la feroz medida de la duplicidad de Yasser Arafat, y antes que la toma de posesión por parte de Hamas de Gaza haya demostrado lo que puede suceder cuando el territorio es cedido por la ausencia de un acuerdo genuino. Tal vez, sólo tal vez, en unos cuantos años a partir de ahora, en medio de una continuación de las condiciones de seguridad relativamente benignas actuales, y al final de negociaciones de buena fe comprobables.
Pero un acuerdo estilo Clinton bajo una presidencia de Obama mirada con recelo, por decirlo suavemente, por parte de Israel? Y con una dirigencia palestina que sigue permitiendo a sus medios de comunicación incitar implacablemente contra Israel, un liderazgo poniendo obstáculos a la idea misma de negociación en la misma habitación que el gobierno israelí? Eso esta casi fuera de la cuestión, por mucho que la corriente principal de Israel desconfie del status quo y crea que el tiempo juega en nuestra contra.
Todo lo cual, una vez más, los palestinos, con su astuta comprensión del funcionamiento del pensamiento israeli, sin duda, entienden completamente.
PERO SI el entusiasmo ausente de Abbas para iniciar conversaciones directas no es una función de su desconfianza de Netanyahu, o de la permanente hostilidad hacia Israel que ha permitido que persista en su pueblo, o de vencimiento inminente de la suspensión de los asentamientos, o de una evaluación que EE.UU. podría ser capaz de imponer un acuerdo más favorable en la línea, entonces por qué se mantuvo alejado por tanto tiempo, y por qué es que tiene tantas ganas de salirse de nuevo ahora?
Podría ser, como los pesimistas israelíes dicen - los pesimistas no sólo en la derecha tradicional israelí, sino profundo en la corriente principal, también - que Abbas, a pesar que puede ser mejor intencionado que el falso de Arafat, es demasiado débil de voluntad para haber confrontado al malevolo legado de Arafat y tiene pánico a una reacción interna feroz, liderada por Hamas pero incluyendo a leales de Fatah tambien por el delito de negociar un acuerdo viable? Es también que él está apostando a la fertilidad palestina, no reconstruida oposición regional al hecho mismo de la existencia de Israel, y creciente deslegitimación internacional de Israel, en última instancia ahorrando a los palestinos la necesidad de hacer concesiones significativas? Y cree el que la comunidad internacional finalmente legitimizara al estado de Palestina que su primer ministro Salam Fayyad no deja de construir, sin necesidad de una solución negociada que, poco apeteciblemente reconozca a Israel - sin la necesidad de una reconciliación y un final formal a nuestras décadas de conflicto?
No, en absoluto, sus defensores, sin duda diran a coro.
El realmente, verdaderamente, genuinamente, honestamente, de verdad quiere un acuerdo.
Si es así, él está siguiendo un camino curioso para obtenerlo.
Fuente: The Jerusalem Post

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