Bs”d.
10 de Elul de 5770
20 de Agosto de 2010
Encendido de las Nerot de Shabat: 18:15hs.
Shabat Finaliza: 19:06hs.
Perasha Ki Tesé
Hogar, dulce hogar
Uno de los méritos más importantes que uno puede adquirir, es colaborar con una pareja para que tenga Shalom Bait.
Shalom, no solamente significa Paz, sino también integridad entre el hombre y la mujer. En nuestra Tefilá matutina, mencionamos la Mishná ‘Elu Debarim’, que menciona valores fundamentales del judaísmo, nivel social y religioso y nombra a la persona que atrae la Paz entre la persona y su compañero y entre el hombre y la mujer.
Estas palabras fueron escritas en generaciones anteriores donde la casa Iehudí era un símbolo de estabilidad. En esa época, cuando se señalaba un lugar cálido y armonioso, se hacía alusión a la casa Iehudí.
Pero lamentablemente, en el día a día, escuchamos sobre las diferencias y discusiones entre las parejas, las cuales muchas veces son sin motivo o por tonterías. Casi se puede observar una bajeza, como si se hablara de infantes.
Cuando el Instinto del Mal decide dañar al Shalom Bait, busca todas las maneras de encender el fuego entre ellos. Un fuego que devora las bases familiares y todo lo que hay dentro del Hogar.
Los profesionales o Rabanim que se ocupan de este tipo de problemática, están absortos en esta labor. Cuando se concluye el Shalom en una casa, hay que salir a apagar el próximo incendio. Todo aquel que quiere colaborar con parejas en su Shalom Bait, necesita llenarse de paciencia y llegar a la “Ciencia de la Paz”. Inclusive cuando las partes se reclaman algo que lleva a la burla o risa, hace falta escuchar cada palabra que sale de sus bocas y prestarles mucha atención. Esto sirve para poder crear una solución óptima a tal situación.
Todo depende de dónde ponemos el punto
En muchas ocasiones, para poder crear un buen ambiente entre los dos componentes de la pareja, es necesario que confíen en la persona que se está ocupando de ellos. Para esto, es importante hablar su idioma, entender su estilo y comprenderlos.
En una pequeña aldea, vivía una pareja que se había casado hace menos de un año, que se había vuelto enredada en una discusión. ¿Cuál fue la causa?
La mujer recitaba un Pasuk de una manera muy particular:
“Hamalaj Hagoel Otí Mi Kol”. - ‘El Ángel que me rescató de todo’.
“Ra, Iebarej Et Hanearim”. - ‘El malo bendiga a los jóvenes’.
Ella colocaba el punto después de la palabra ‘todo’, y de esta forma, cambiaba el sentido del Pasuk que originalmente dice: “El Ángel que me rescató de todo lo malo, este mismo bendiga a los jóvenes”.
Un día, el marido detectó que ella ponía el punto erróneamente, y que ésto podía llegar a traer un Ángel malo al Hogar. Para su sorpresa, al siguiente día su mujer volvió a decirlo de la misma forma y fue entonces que él le pidió que lo dijera de la manera correcta.
Y así prosiguió durante varios días, hasta que ella le dijo: “Vos no me vas a enseñar a mí, cómo tengo que decir el Pasuk. La tradición de decirlo así, me la inculcó mi mamá y para mí es un tesoro, y tengo en quién apoyarme. Por favor, no te atrevas más a querer cambiarme una tradición de mi querida madre. Vos seguí con tu forma de decir y yo sigo con la mía”.
El marido entendió que esto tenía que pasar a mayores. No contestó con gritos ni levantó el tono de voz, pero le comentó a su esposa, que lo mejor sería hablarlo con un Rab. Es así que la pareja decidió que lo que les diría aquel Rab, ellos harían.
Pensemos un instante, ¿Qué pasaría si este caso llegara a nuestros oídos, y seríamos nosotros la persona a quien presentan este problema? Seguramente tomaríamos esta situación en broma, y les diríamos que la discusión no tiene ningún sentido.
Pero no reaccionó así el Rabino, sino que tomó cartas en el asunto.
Estaba preparado para intervenir, y a lo que es una pavada, lo consideró como algo muchísimo más importante. Escuchó los reclamos de ambos con mucha atención y se puso las manos sobre la cabeza, como si estuviera profundizando en su pensamiento.
Después de unos minutos de “analizar”, el Rab se dirigió al marido y le dijo: “¿Por qué crees que tu señora se equivoca con su texto? Yo pienso justamente, que la tradición que trae de la casa de su madre no es equivocada y te voy a explicar por qué ella dice ‘el malo bendiga a los muchachos’”.
“Los viernes a la noche, cuando el Iehudí sale del Bet Hakneset y se dirige hacia su casa, lo acompañan en su camino dos Ángeles. Uno, es el Ángel del Bien y otro es el Ángel del Mal. Cuando uno llega a la casa y encuentra la mesa servida, las velas prendidas, las jalot, el vino, la casa resplandeciente de la luz de Shabat, el Malaj Tob, el Ángel del Bien, bendice: “que encontremos así el próximo Shabat”. Y el Ángel del Mal, no tiene otra opción que contestar amén”.
“Cuando la madre de tu esposa -dijo el Rab- pronunciaba: “El Ángel que me cuide de todo”, ella inclinaba sus pensamientos sobre el Ángel del Bien, y rezaba para que este Ángel la ayudase en sus problemas y la redima de todos sus sufrimientos. Luego agregaba, que el Ángel Malo bendiga a los jóvenes y que también él conteste amén, aunque sea en contra de su voluntad”.
El marido empezó a comprender que el texto de su mujer, no era un error, sino que poseía un valor significativo por lo cual ella no estaba tan equivocada.
Una vez un hombre se dirigió a su Rab para hacerle la siguiente pregunta:
- Rab, ¿por qué la Torá es tan detallista, y se fija en todo?, ¿acaso no es más fácil tener solamente ciertas leyes y no ser tan puntilloso en cada cosa?
El Rab sorprendido por el cuestionamiento, se quedo pensando por unos segundos y le respondió:
- Déjame pensarlo y te lo contesto vía e-mail.
El hombre, un poco extrañado, le dio su e-mail y le dijo:
- Por supuesto Rab, aquí lo tiene. Es moshe.jaim@gmail.com, espero su respuesta.
Al otro día Moshé se dirigió a lo del Rab, reclamándole que la respuesta no le había llegado.
El Rab le dijo que eso era imposible, ya que se la había enviado correctamente. Y se la repite: “mirá, te la mande a moshejaim@gmail.com, te tendría que haber llegado…”
Moshé le explicó al Rab que el problema estaba en que él, no había puesto el punto entre las palabras moshé y jaim.
El Rab se rió y sin responderle, salió del Bet Midrash.
Ante este hecho, Moshé comenzó a perseguirlo por la calle, esperando alguna respuesta. Hasta que el Rab le dijo: “vos me habías preguntado por qué la Torá es tan detallista y se fija en cada cosa y cosa. De esto que sucedió cuando te envié la respuesta, tendrías que haber aprendido algo. Si por un punto que es una cosa mínima, no te llego mi
e-mail, cuánto más y más, tiene que ser detallista la Torá, para que no haya ningún error en el pueblo de Israel”.
Permisos especiales para un momento
Después de que el marido se tranquilizara, el Rab se dirigió a la mujer y le dijo: “Creo que tu madre pronunciaba este texto en un momento de emergencia, por causa de las epidemias y enfermedades que afectaron a mucha gente. Por eso, ella pedía que el Malaj bueno, nos defienda de todo y que el malo no pudiera actuar sino contestando amén a las Berajot del Malaj Tob.
“Pero ahora -prosiguió el Rab- que Baruj Hashem la epidemia pasó, y no se advierte un peligro inminente, creo que hay que volver al texto original y decir: ‘El Ángel que me rescató de todo mal. Bendiga a los jóvenes’”.
También la mujer, “entendió” las palabras del Rab que fueron dichas con agrado, con amor, y volvió el Shalom a este Hogar.
Debemos saber que los que se ocupan de Shalom Bait, necesitan tener una paciencia ilimitada para escuchar los reclamos de ambas partes, inclusive cuando no haya argumento que fundamente tal posición. Existes ocasiones en las cuales se debe utilizar la mentira piadosa y hasta deformar lo simple, como es el caso de este Pasuk.
El Rab les dio una explicación extraña (que en otro ámbito causaría risa), la cual ayudó a que salieran satisfechos.
Cómo, dónde y cuándo
Cierta vez, el Jazán (cantor-oficiante) de una Kehilá, le había faltado el respeto al Rabino. Éste lo citó al Tribunal de Honor de la Comunidad y ellos, decidieron que el Jazán debería disculparse ante el Rab. Además de esto, decretaron el tiempo exacto en el cual el Jazán debía disculparse: en Shabat a la mañana, delante de la gente, en el momento en que toda la congregación se concentraba en el Knis (templo).
En cuanto el Jazán se acercó al centro del Templo, el recinto estaba repleto de hombres, mujeres y niños, quienes no querían perderse el gran acontecimiento.
El silencio se palpaba en el ambiente. El rabino en su lugar, prestaba suma atención y el Jazán dijo: “¿HE FALTADO EL RESPETO? ¿DEBO PEDIR PERDON?”
Al terminar de emitir estas palabras, el rabino enfurecido se acerco hacia el Jazán al mismo tiempo que el público presenciaba un gran espectáculo.
Y el rabino gritó: “¡esa no es la forma de pedir! Tiene que ser una absoluta afirmación. “He faltado el respeto, debo pedir perdón al Rab””.
El Jazán replicó: La diferencia entre usted y yo, es que usted es el rabino y se ocupa de disertar, sin embargo, yo soy Jazán y la música de las palabras, las pongo yo”.
Si dejáramos de lado a los signos de pregunta y le pusiéramos melodía a las palabras, transformaríamos las cosas y sólo tendríamos cantos con dulces y lindas melodías. De esta manera, apaciguaríamos los problemas y las discusiones sin sentido.
Dentro de la pareja, la comunicación es fundamental. Y por supuesto que cuando alguien nota algo en el otro, es muy bueno que se lo diga. El secreto es saber usar las tres palabras mágicas: Cómo…Dónde…Cuándo…
Para que haya Shalom Bait en la pareja, hace falta Torá...
Tolerancia
Oírse
Respeto
Amor
SHABAT SHALOM!!
Rab Isaac Ruben Yacar.
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