JERUSALEM (CJL) - "El antisemitismo cambia su aspecto constantemente, y ésa es la esencia de su poder", explicó. "No hay ninguna señal que nos indique que está en descenso y por el contrario, parece que se irá agravando cada vez más. Todos los indicadores apuntan a ello y demuestran un ascenso claro y constante de la cantidad de ataques registrados contra judíos".
¿Por qué la situación es efectivamente tan grave como él considera que lo es? Wistrich sostiene que durante la última década se produjeron varios "hilos"de odio contra los judíos que se fueron entretejiendo entre ellos, creando un pacto non sancto entre la extrema derecha, la extrema izquierda y el islamismo fundamentalista.
"Lo que me produjo la impresión más profunda respecto de esta última década es la combinación entre el antisemitismo clásico y varias sub corrientes, tales como antiamericanismo, Islam fundamentalista y la delegitimación internacional de Israel. No se trata de ningún modo de algo nuevo, sino de un agravamiento de la situación ya existente. La combinación entre estos factores se tornó mucho más clara", explicó el académico.
Wistrich sostiene que "comparado con lo que debimos soportar en la última década, el año 1910 fue el paraíso. Es cierto que en 1910 hubo un potencial grave y detestable para abonar el antisemitismo, pero por esos tiempos los judíos se movían en un medio ambiente relativamente más estable."
"Hoy día, aún en el ámbito de las culturas democráticas más avanzadas, los judíos no se sienten cómodos, sostiene. La diferencia real es que el antisemitismo de nuestros días no está menos difundido que en el año 1910, sino que el Estado de Israel se constituye en un poderoso escudo protector y es también un factor disuasivo. Sin embargo, la disuasión no es perfecta y el Estado de Israel se constituye en sí mismo en un factor de estímulo del antisemitismo."
El libro de Wistrich incluye 150 páginas de acotaciones al margen. Su investigación se basa en fuentes en 12 idiomas distintos: inglés y hebreo, como puede esperarse de un académico que creció en Gran Bretaña y enseña en Israel; polaco y sus lenguas afines ruso y ucraniano; idiomas de origen alemán, incluyendo alemán, idish y holandés; expresiones en lengua latina de Europa Occidental, francés, italiano y español; y hasta árabe.
Con todo hay un idioma, de una importancia decisiva para la investigación del antisemitismo en nuestros días, con el que tuvo que conformarse con traducciones: se trata del idioma farsi. Iran, junto con el islamismo fundamentalista que allí se manifestó, se constituyen en elementos clave en el marcado ascenso del odio contra los judíos en todo el mundo.
"Existe un rencor predominante contra Israel y América, que deriva frecuentemente del pensamiento antisemita. Se trata de una situación ya existente durante 70-80 años, que se aceleró a raíz de la revolución islámica. Somos testigos del ataque que en esencia está dirigido contra Occidente, cuando Israel y los judíos son el blanco del ataque en su lugar."
Llegando al final de la entrevista, uno puede caer en la tentación de etiquetar a Wistrich como pesimista. Sin embargo, él lo niega. En lugar de ello, se autodefine como un "optimista prudente". Irónicamente, la gran esperanza en la lucha contra el antisemitismo reside en las élites. En el pasado, detestaban a los judíos arrogantes y les temían, aunque hoy día comprenden el error que habían cometido.
"Se trata de un signo de un despertar tardío de una parte de las élites políticas respecto del antisemitismo", expresó. "Hay en el mundo árabe algunas voces minoritarias y hoy día se trata de voces de importancia secundaria, aunque no permanecerán así para siempre. No quiere decir que estamos por experimentar un cambio en la situación. Para ello hará falta un esfuerzo prolongado y concentrado, pero es necesario empezar desde algún punto de partida."
Según el punto de vista de Wistrich, los judíos del año 2010 -exactamente como en el año 1910- pueden confiar únicamente en sí mismos, y (aludiendo a la famosa frase de Rabí Hilel) agregó: "Si los judíos no se ocupan de cambiar la situación, ¿por qué debemos esperar que otros lo hagan?"
Fuente: Jerusalem post
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