lunes, 8 de noviembre de 2010

EL MUNDO CON UN IRAN NUCLEAR

Por Moshe Kantor

Solo dias atras Iran comenzo a cargar barras de combustible de uranio en el nucleo de su primera planta de energia nuclear en Bushehr. Aunque muchos en la comunidad internacional minimizaron la importancia de Bushehr, es emblemática de una política ilegal nuclear que podría significar el final de la No Proliferación Nuclear (TNP), quizás el pilar más importante de la seguridad mundial.
Una bomba irani debe ser detenida no sólo por lo que pueda causar físicamente a sus vecinos y al mundo en general, sino por el orden de ruptura de paradigma que podría resultar si Irán es capaz de conseguir armas nucleares.
Muchos gobiernos vecinos ya han dicho que ellos seguiran el rapido camino de sus propios programas nucleares nacientes hacia la capacidad de armas si Iran adquiere la bomba. Este efecto dominó podría extenderse aún más en todo el mundo, rompiendo asi el TNP en pedazos. Las armas nucleares se convertirían en algo tan común que cualquiera de los más de 100 conflictos actuales en todo el mundo podrían llegar a una conclusión devastadora mediante el simple accionamiento de un interruptor.
Las naciones prontas a adquirir armas nucleares no serán democracias decentes. Como la historia reciente ha demostrado, son países como Corea del Norte, el Irak de Sadam, Irán y Libia, los que han tratado de construir la bomba atómica. Los regímenes represivos están tratando de dar el impulso para un nuevo régimen global donde los radicales, los terroristas y violadores seriales de los derechos humanos detenten el equilibrio de poder.
Cuanto mayor el numero de potencias nucleares, mas probable que las organizaciones terroristas puedan adquirir armas atomicas. La posibilidad de hacer explotar "bombas sucias" en un área metropolitana importante sería más real. Al Qaeda y otros extremistas islámicos no ocultan que tienen tales intenciones. La explosión de una sola "bomba sucia" en una gran ciudad tendría efectos devastadores, los que se medirian no sólo en pérdidas de vidas humanas, sino en la salud a largo plazo de las economías y las instituciones políticas del mundo. Dicho acto a su vez convertiria a los habitantes del mundo occidental en rehenes del miedo a los terroristas, lo que resultaria en el colapso moral y psicológico de nuestra civilización.
Es necesaria una acción enérgica por parte de todas las naciones democráticas para hacer frente a Irán, en particular, y a las amenazas de las armas nucleares en general. Aunque las recientes sanciones contra Teherán de las Naciones Unidas, la Unión Europea, EE.UU., Canadá y otros son de vital importancia, su importancia radica en su aplicación, y en su capacidad para llevar a otros países a bordo. Es imperativo que los países renuncien a sus consideraciones financieras a corto plazo para garantizar un futuro libre de la amenaza de la proliferación de armas nucleares.
Setenta años atrás, las consideraciones de "conveniencia económica" estimularon a la Unión Soviética, Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos a cooperar con la Alemania nazi. Lejos del camino al realismo y al pragmatismo, esto demostró ser el error más grande del siglo XX. Parece que algunos en la comunidad internacional están dispuestos a repetir ese error.
La Cumbre de Praga de 2010 y la firma del nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) entre los EE.UU. y Rusia han demostrado los beneficios obvios de una estrecha cooperación entre Rusia y Estados Unidos y, potencialmente todas las naciones democráticas- en contrarrestar los nuevos desafíos y amenazas globales.
Pero mientras la batalla contra el daño ambiental, por ejemplo, ha producido la acción internacional, el peligro más inmediato que enfrenta el mundo hoy en día, la proliferación de las armas nucleares no ha atraído una atención similar. Si queremos revertir esta amenaza inminente para nuestra seguridad y civilización, no podemos permitirnos perder más tiempo.

El Sr. Kantor es el presidente del Congreso Judío Europeo y fundador y presidente del Foro Internacional Luxemburgo sobre Prevención de la Catástrofe Nuclear.
Fuente: The Wall Street Journal

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