El fuerte viento del sur ,con su
soplo ,despejó para que la luna pudiera
asomar Su pálida cara ,y sus
grandes ojos, que todo lo ve ,comenzó la
vigilancia que la noche le da.
Y es así como de todo se entera:
La madre esperando que vuelva el
hijo ,que se demoró con los amigos.
El hombre que la última copa le
hizo olvidar ,la hora de llegar a su casa.
El amante, que aprovechó la
ausencia del marido, para estar un rato más
con su amada.
Los novios, que caminaban sin ton
ni son ,perdidos en las calles ,tomados
de las manos, sin mirar el reloj.
El trabajador, que tiene que
madrugar, aprovechando las horas de descanso.
El jugador, contando sus pérdidas
y llenándose de alcohol.
Los padres, que vuelven del
aeropuerto después de despedir a un hijo.
El amigo ,embriagado de alcohol
,porque hoy le toco despedir a un amigo
en el cementerio local.
El despechado, con la mano en su
arma, esperando que la malquerida salga
a la calle.
Los amantes ,en la playa, en el
bosque, en el jardín o en el zaguán ,procurando
calmar su sed.
El sereno ,que cabecea un sueñito
antes que suene la alarma.
El ingrato ,que vuelve a su casa
contando que tuvo una reunión ,y que su
señora, le siente olor de otra
cama y de otro cuerpo.
Todo esto la luna, deberá saberlo
antes que la luz le haga cerrar sus ojos,
hasta la próxima noche hasta la
próxima ocasión.
**La Luna Vigila**
Mario Beer-Sheva
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