SEÑOR SENADOR: Por favor, corregir y devolver al Cuerpo de Taquígrafos antes de la hora 12 del día 8 de Agosto de 2014.
A
su vez, solicitamos a usted tenga a bien indicar en letra destacada del
resto de la versión, las correcciones que estime del caso introducir.
Muchas gracias.
SEÑOR LACALLE HERRERA.- Pido la palabra.
SEÑOR LACALLE HERRERA.- Señora Presidenta: por supuesto que vamos a acompañar las dos declaraciones; creo que fue sabio separar un tema de otro.
Quisiera
decir que estos días hemos escuchado todo tipo de opiniones sobre estos
conflictos y, en concreto, hemos escuchado expresiones y opiniones de
distinto valor, seriedad y fundamento. Me voy a detener en una que
puede parecer banal o adjetiva. Siempre pensé que los Ministros eran
Ministros uruguayos. Nunca se me ocurrió decir: «El italiano Solari es
Ministro de Salud Pública»; nunca se me ocurrió agregar una segunda
característica. No comparto que haya Ministros judíos; me parece que
son Ministros uruguayos. El único que no era uruguayo era Venegas; los
demás son todos uruguayos. De manera que creo que no corresponde
agregarle «vasco», «gallego», o «mitad y mitad», porque si empezamos
así, vamos a tener que calcular los porcentajes. Me parece que esas
expresiones son totalmente de otra magnitud. Además, es como decir: «Mi
salvoconducto es que tengo personas con un apellido de cierto origen y,
entonces, porque las tengo, puedo hacer lo que quiero en esta materia».
Esta es una anotación al costado, pero realmente nunca había visto que
los Ministros se clasificaran según sus apellidos.
Ahora bien,
como surge de las palabras de prácticamente todos los señores Senadores
que han intervenido, el tema ha derivado de las pintadas con
expresiones racistas hacia el conflicto que está vigente.
De manera que quería agregar hechos –que por ser hechos, son
incontrovertibles– que todos debemos tener en cuenta.
En primer lugar, en la región hay un solo Gobierno democrático, que es el de Israel.
En segundo
término, cuando se realizó la partición decretada por las Naciones
Unidas en 1947, se crearon dos Estados, el palestino y el israelí, y se
dividió el antiguo mandato de Palestina, que estaba en manos
británicas, prácticamente en dos mitades. De haberse aceptado esto,
seguramente esos pueblos estarían viviendo en armonía y prosperidad,
porque hay gente inteligente y trabajadora de los dos lados, pero el
rechazo a la partición y al otorgamiento de estos territorios –por los
cuales hoy, ahora, están tratando de ponerse de acuerdo– lo impidió. La
aceptación de esa partición hubiera ahorrado cincuenta años de muertes
y de conflictos al mundo entero.
En tercer
lugar, Hamás no representa al Estado palestino; es una organización
terrorista, entre cuyas finalidades está la destrucción del Estado de
Israel.
En cuarto
término, esta organización ha lanzado más de 8.000 misiles desde el
territorio de Gaza sobre el territorio judío sin dirección, es decir, a
lo que salga. Son misiles de distinto alcance y los últimos que tienen
llegan hasta Haifa. Y los lanzan a donde caigan, en plena ciudad, en
aeropuertos –estuvieron cerca del Aeropuerto Ben Gurión–,
etcétera. Si no hay más daños, es porque el sistema de defensa israelí
es muy eficaz. De manera que también podría haber una gran cantidad de
niños, mujeres, iglesias y sinagogas destruidas si no fuera tan eficaz
el sistema. En esta perversa lógica, quizás Israel tendría que dejar
que le mataran un par de cientos de chiquilines y de mujeres en un
mercado para poder, entonces, empatar en esta cuenta de la muerte tan
terrible.
En quinto
lugar, las ubicaciones de lanzamiento de los misiles –sobre todo los
más pequeños, que son portátiles, prácticamente se tiran desde el
hombro y su instalación es mínima– son lugares donde hay gente –en
escuelas, mezquitas, casas de familia–, y cuando del otro lado
se detecta el lanzamiento de un misil, ahí se dirige la respuesta. Por
lo tanto, se está usando a la población civil, para este terrible fin,
de escudo o para lograr las escenas que se ven en toda la televisión
del mundo, donde hay un sesgo reconocidamente antisraelí o antijudío,
diría yo.
Finalmente,
quiero decir que todos estos temas tienen un inicio indispensable de
solución, que es el reconocimiento del derecho del Estado de Israel a
existir. Es la única nación en el mundo a la que se le niega el derecho
a existir. Y nosotros, que pertenecemos a un país chico que nació a
pesar de los vecinos –por supuesto que en circunstancias mucho menos
dramáticas que estas–, tenemos que ser enfáticos en cuanto a que,
mientras no se acepte por todas las partes, estatales u organizaciones
de otro tipo, que el Estado de Israel tiene derecho a existir y
prosperar en su territorio, vamos a decir que estamos junto al Estado
de Israel.
Muchas gracias, señora Presidente.
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